Jueves 3 de septiembre de 2020
El sueño de muchas personas de poder viajar con un jetpack se ha hecho bastante pupular y ha influido fuertemente en la cultura popular, inundando industrias como el cine y los videojuegos.
A lo largo la historia se han hecho intentos por hacerlo realidad; ejemplos de esto fueron los experimentos de Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, donde lograron, soportando muy poco peso, “saltos” de máximo 60 metros. Así mismo, el Ejército estadounidense tuvo proyectos en los años 60.
Actualmente podemos encontrar video de experimentos con gases propulsores o atracciones en lugares turísticos en los que se usa el agua para impulsarnos. Los artefactos conocidos más cercanos a lo que hemos visto en películas puede, uno de ellos, suspenderse en el aire durante 30 segundos y, otro, con 2.4 m de altura.
Sin embargo, el día de ayer, se dio a conocer que un piloto de un vuelo de American Airlines, con salida del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, reportó, a unos minutos de haber despegado, que un hombre se encontraba volando con un jetpack.
Diez minutos más tarde, otro avión hizo el mismo reporte. Ante esto, el control de tráfico aereo alertó a, por lo menos, otro vuelo sobre lo sucedido. Según los informes, la persona en cuestión alcanzó una altura de 3 000 pies (900 metros).
«Torre. American 1997. Acabamos de pasar a un tipo en un jetpack por el lado izquierdo, tal vez entre 300 y 30 metros más o menos. Sobre nuestra altitud».
La Administración Federal de Aviación dice que los hechos se han reportado y el FBI se encuentra investigando.
Este hecho es una gran muestra de los avances tecnológicos que los seres humanos son capaces de lograr. Indudablemente, el conjunto de trabajadores y jóvenes debemos ponernos organizarnos para que dichos avances sean en beneficio de las grandes mayorías y no caigan en mano de unos pocos que sólo tengan la intención de incrementar sus ganancias.
Si bien puede ser una ilusión o fake new, lo cierto es que sólo la imaginación tiene el potencial creador para innovar, no sólo por gusto o afición, sino, por la mejora de la calidad de vida de millones.