Una nueva generación de trabajadores jóvenes ingresan al campo laboral sin saber qué es tener un seguro de salud, vacaciones pagadas o derecho al reparto de utilidades o aguinaldo. Trabajar a destajo, autoemplearse o nombrarse “trabajador libre” son los eufemismos para esconder la precariedad laboral, la autoexplotación.
Jueves 11 de junio de 2020
De acuerdo a Guillermo Bracciaforte, cofundador de Workana y uno de los principales impulsores del teletrabajo en Latinoamérica, el rango de edad que concurre a esta modalidad de empleo ronda entre los 21 y 30 años, es decir las generación que nació a finales de los 80 y en la década de los 90.
Son generaciones de jóvenes que prácticamente no pueden asimilar un mundo sin las tecnologías de la información. Al mismo tiempo que el manejo del internet y de sistemas móviles es muy natural para ellos, también son generaciones de jóvenes altamente cualificados, entre ellos se pueden encontrar editores, periodistas, programadores en informática, abogados, maestros particulares, diseñadores gráficos.
Esta nueva generación de trabajadores en un mundo donde la economía migra hacia lo que algunos autores llaman un capitalismo de plataformas, bien podría representar al cognitariado -trabajadores intelectuales precarizados-, de acuerdo a las lecturas académicas. Es una generación que tiene como principal herramienta de trabajo su capacidad técnica en el manejo de la informática y en las habilidades profesionales que adquirió en su formación.
El mundo del freelancer es presentado como el futuro del mundo laboral, exaltado las ventajas de no tener un patrón, un horario fijo o enfrentarse al tráfico. Estas “ventajas” pueden ser atractivas para decenas de jóvenes que tiene una visión distinta del mundo que las generaciones que nacieron en los 80 o antes. Sin embargo, esta amable cara esconde las enormes desventajas de no contar con un seguro social, o el derecho a una pensión para el retiro.
Ser autoempleado significa un gran ahorro para los empresarios, pues se ahorran los gastos de nuevas contrataciones; no gastan en recursos, pues el “trabajador libre” dispone de ellos; las prestaciones de ley no aplican para los freelancer, pues al no haber contrato, es decir relación laboral, se ahorran el reparto de utilidades, el aguinaldo y el pago de vacaciones
Un “trabajador independiente” no es muy diferente de quién posea un oficio como la herrería, la albañilería o la carpintería, salvo por sus años de formación académica. Pues en estos oficios se sabe que hay buenas y malas temporadas, el trabajo no es seguro y si el cliente no se queda satisfecho con el producto se puede guardar el derecho de pagar y buscar un nuevo “trabajador independiente”.
En México existen 3 millones de personas registrada en la aplicación Worcana, una aplicación que sirve para vincular a trabajadores con empresas. En los últimos meses ha tenido un crecimiento exponencial tanto en este país como en el resto del continente donde tiene presencia.
Los empresarios se ha apoyado del Covid-19 para despedir o semi ocupar a millones de trabajadores, han empujado a masas de trabajadores y profesionistas a la desocupación, aumentando enormemente el ejército industrial de reserva -es decir trabajadores que no tiene una participación en la actividad económica y que tiende a presionar a la baja lo salarios de los trabajadores ocupados.
Esta población sin empleo busca múltiples canales de trabajo para poder sobrevivir, en consecuencia el mismo empresariado se apoya de la crisis para adquirir “trabajo libre” al costo que el mercado dictamine, sin embargo al haber mucha oferta (necesidad de trabajo) el patrón puede elegir qué freelancer le puede ser más útil y menos costoso.
La crisis del coronavirus se presenta como una nueva oportunidad para la gran patronal, pues con ella pretende descargar las consecuencias económicas en las espaldas de los trabajadores.
Es necesario que la juventud que hoy enfrentamos pésimas condiciones de trabajo, nos organicemos para que los trabajos de freelance sean regularizados por el gobierno, para que se nos garantice seguridad social, basificación, derecho a un salario acorde a la canasta básica y que contemple todas las prestaciones mínimas de la ley.