A la resistencia de tres meses de acampe contra la flexiblización laboral, la patronal respondió con 66 telegramas de despido. La complicidad del gobierno y la pasividad del sindicato son parte del problema. ¿Cuál es el mejor camino a seguir para que los trabajadores triunfen?
Martes 1ro de diciembre de 2020 13:17
Foto: Periódico El Progreso
Desde hace 3 meses los trabajadores enfrentan la prepotencia de una patronal multinacional que se propuso flexibilizar sus tareas atacando sus salarios, mientras realizaba grandes exportaciones millonarias en dólares a los EE. UU (con el aplauso del gobernador Axel Kicillof, que meses antes de desatado el conflicto visitaba la planta).
Desde el principio, la empresa se mantuvo totalmente a la ofensiva: 66 trabajadores despedidos (en los que se pisoteó el DNU de prohibición de despidos), apertura de causas penales a activistas y delegados; además de jugar con el hambre de las familias con la mala liquidación de las quincenas. Al mismo tiempo, sus abogados mantuvieron una extorsión permanente a los trabajadores, amenazándolos con que si no aceptaban las condiciones del convenio flexibilizador se vaciaría la planta y llevaría la producción a Brasil.
Estos planes de ataque la patronal los llevó a las audiencias del Ministerio de Trabajo del gobierno de Kicillof, oficina que operó durante todo el conflicto en favor de la multinacional (que cuenta entre sus filas con un CEO de Techint). Lo hizo dilatando, maniobrando, llamando a audiencias que solo conducían a desgastar e intentar doblegar la resistencia de los trabajadores.
El estado se puso del lado de una empresa que factura miles de millones pero no paga ni siquiera la luz. Es así. Mientras el gobierno prepara un paquete de tarifazos para el pueblo trabajador para enero del 2021 (con aumentos de luz, gas, agua) a la multinacional no le cobra ni un centavo del servicio de suministro eléctrico.
Foto: Varela al día
Sin embargo, la más clara imagen que muestra de que lado se paró el gobierno provincial la podemos observar en su decisión, apenas iniciado el conflicto, de militarizar la planta con la policía bonaerense para cuidar la propiedad privada de sus instalaciones. La misma policía de Sergio Berni, que preparaba el plan represivo que acabó desalojando a las miles de familias sin techo de Guernica, ocupaba la planta de Bosques, cumpliendo la tarea de perro guardián de la multinacional.
Esto ocurre en Florencio Varela, el municipio de Andres Watson (hijo político del barón del conurbano Julio Pereyra), distrito donde la precarización laboral es la regla, donde las condiciones de vida del pueblo trabajador en los barrios son históricamente paupérrimas, y el hostigamiento y maltrato policial (especialmente a la juventud) estan a la orden del día. Hace unos días dimos la noticia de un acto de violencia policial llevado a cabo por los mismos efectivos instalados en la planta de Gri Calviño.
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Por su parte, la conducción de la UOM muy lejos de plantear un plan de lucha a la altura de las circunstancias, solo condujo a los trabajadores al callejón sin salida de la espera pasiva, sin tomar medidas contundentes de lucha que permitiesen cambiar la situación del conflicto. En los 3 meses de acampe y de resistencia de los trabajadores, el sindicato no llamó a un solo paro seccional, a coordinar con otros sectores de trabajadores ni a proponer un plan de lucha para enfrentar los despidos. Ante cualquier iniciativa combativa de los trabajadores, la posición del gremio siempre fue la misma: esperar de brazos cruzados. Ni siquiera fue capaz de salir a denunciar públicamente el ingreso de las fuerzas represivas en la planta.
Hoy, con 66 trabajadores en la calle, la propuesta del gremio es solo la judicialización: presentar medidas cautelares contra los despidos y esperar, algo que por fuera de un plan político de conjunto solo puede llevar a un callejón sin salida.
Mientras la dirección del gremio, en complicidad con el ministerio, pedía a los trabajadores esperar pasivamente, la empresa continuaba avanzando impunemente con su plan. Acatar la instancia conciliatorias de brazos cruzados y sin un plan de lucha es una trampa. Sobre todo si es la patronal la que rompe todo acuerdo y no retrocede en ningún punto de su ataque. A partir de ahí, el grupo GRI se trazó como objetivo barrer con la organización sindical de la fábrica (exigiendo lo que ellos llaman "paz social"), lo cual abre las puertas a la imposición de un plan flexibilizador aún mas profundo, barriendo con las conquistas de los trabajadores.
La lucha de GRI Calviño ha llegado a una situación crítica por la pasividad de la direccion burocrática de la UOM del Barba Gutierrez. Otra traición dirigida desde cómodos sillones por dirigentes que se dan la gran vida mientras cientos de trabajadores se quedan sin el plato de comida para sus familias. Esta forma de operar del estado, la patronal y el sindicato es un calco de lo que viene ocurriendo en los recientes conflictos, una forma de operar similar a la UOM nacional de Antonio Caló. El resultado: 70.000 despidos en los últimos años, solo en la rama metalúrgica.
¿Cómo seguir?
Los trabajadores explican en su comunicado que: "el Ministerio de Trabajo bonaerense es, por acción u omisión, cómplice de la empresa; debe actuar con las herramientas que tiene a disposición para imponer que la patronal multinacional respete el derecho de los trabajadores, el convenio colectivo, la reincorporación de todos los compañeros despedidos incluso en el marco de un decreto que los prohíbe, y ponga un límite a la actitud extorsiva de la empresa".
Los trabajadores de GRI han dado sobradas muestras de querer pelear firmemente: los 3 meses de acampe, las movilizaciones al ministerio de trabajo, los cortes en la ruta, acciones organizadas por más de 100 trabajadores. Con esta fuerza se tienen que tomar las medidas contundentes necesarias para defender a las 66 familias que quieren dejar en la calle.
Es necesario que en las asambleas se vote un plan de lucha donde la voz de todos los trabajadores se exprese. La principal batalla contra el convenio flexibilizador hoy es enfrentar los despidos. Si pasan los despidos, la empresa estará en mejores condiciones para realizar nuevos ataques. La lucha por la reincorporación de los trabajadores despedidos tiene que ser el principal reclamo: Todos adentro, ningún trabajador en la calle, anulación de las causas abiertas, fuera la policía de la planta.
La lucha de los trabajadores de GRI Calviño tiene que escucharse en todos lados. Es necesario que se rodee de solidaridad. Esta pelea que vienen dando sus trabajadores tiene el enorme potencial de ser una referencia ante todos los ataques del régimen del FMI que no solo ha sufrido el gremio metalúrgico, sino el conjunto de la clase obrera del país. Es indudable que ante el primer gesto de salir a luchar, encontrará el apoyo de amplios sectores de los trabajadores y la juventud.
Ese fue el camino que tomamos hace 2 años los trabajadores de Siam. Al ataque de una patronal nacional aliada al gobierno le respondimos con cortes en el Puente Pueyrredon, acampes, acciones en los medios, búsqueda de apoyo de organizaciones sociales, sindicales, estudiantiles y de derechos humanos. Fue así como logramos la reincorporación de un sector de trabajadores despedidos, en pleno ajuste macrista.
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Hay que salir a movilizarse y coordinar con otros sectores en lucha. El día jueves existe una convocatoria que puede comenzar a marcar este camino: El corte del Puente Pueyrredón de las familias de Guernica que siguen luchando por "Tierra para Vivir" y que unen su lucha por la expropiación de las fábricas recuperadas Ansabo y Gotan; convocatoria que realizó la Coordinadora de Trabajadores en Lucha de la Zona Sur. Allí tiene que flamear también la bandera de los trabajadores de Gri Calviño.
Quienes somos parte del Movimiento de Agrupaciones Clasistas, venimos siguiendo minuto a minuto la lucha de GRI Calviño, ofreciendo nuestro apoyo y solidaridad, bancando el acampe, poniendo a disposición las bancas del Frente de Izquierda, nuestro medio La Izquierda Diario (que recibe milones de visitas), para que la pelea se difunda y llegue a cada trabajador. Lo hacemos con la firme conviccion de aportar al debate y a la reflexión.
La lucha de los trabajadores de GRI debe triunfar.
¡Si gana Gri Calviño, ganamos todos!