La cineasta francesa murió este viernes 29 de marzo, su mirada crítica atraviesa toda su obra
Violeta Bruck @Violeta_Bk
Viernes 29 de marzo de 2019 13:26
Ha muerto Agnés Varda la cineasta francesa que con sus propias palabras se definió: "Nunca he hecho películas políticas, sencillamente me he mantenido en el lado de los trabajadores y de las mujeres".
Nacida en Bruselas el 30 de mayo de 1928, comenzó tempranamente su acercamiento al arte y la fotografía. Pionera e incansable, filmó antes que muchos de una forma libre, precursora y contemporánea de la Nouvelle Vague, uno de los movimientos más importantes de renovación del cine francés con influencia mundial. En 1954 proyectó su primer película La Pointe Courte, rodada en escenarios naturales y con un mínimo presupuesto. Su mirada colmada de cariño hacia las personas comunes y los pueblos olvidados, su interés por acercarse a los problemas humanos, aparece desde los comienzos.
El recorrido es intenso y abarca múltiples ángulos. En 1962 filma Cleo de 5 a 7 con la que logra un amplio reconocimiento. Contemporánea de los clásicos de Godard y Truffaut, en el patriarcal mundo del cine su nombre no pocas veces quedó opacado. Entre las múltiples causas sociales que la encontraron comprometida, el feminismo y los derechos de las mujeres recorre su obra y sus palabras. Su mirada, las mujeres que habitan sus ficciones y documentales, cada palabra de sus diálogos son pensadas desde el punto de vista que cuestiona esta opresión de género. Una canta y la otra no es una de sus películas de los años 70 a favor del derecho al aborto y ella es una de las firmantes del famoso manifiesto de "Las 343 sin vergüenzas", donde ese número de mujeres admiten haber abortado y lo expresan públicamente como forma de lucha. En el corto Respuesta de las mujeres , plantea un cuestionamiento a los estereotipos femeninos que impone la sociedad patriarcal.
Su mirada social y su punto de vista desde la izquierda está presente también en películas como Black Panthers , filmada en 1968, que parte del arresto a Huey Newton, uno de los fundadores de Panteras Negras, y se centra en las protestas que se desataron con duros enfrentamientos con la policía. Su cámara inquieta pasó también por Cuba para registrar la vida de un país en revolución con Salut le cubains en 1963. En 1975 su mirada curiosa se centra en lo más cercano, la calle donde vive, y realiza Daguerréotypes , un cálido acercamiento a vida de su vecindario. En 1985 realizó Sin techo ni ley , una película que como muchas en su obra une ficción y documental, sobre el desarraigo y la marginalidad a través de la historia de una mujer vagabunda encontrada muerta. Fue premiada y ampliamente reconocida. Los espigadores y la espigadora , del año 2000 registra con la misma poesía de todos sus documentales y logra asociaciones de experiencias disímiles para cuestionar este sistema que destruye el medio ambiente y la vida de todos. A los 80 años repasa de una forma experimental y libre la historia de sus películas y su vida en La playas de Agnès , y cercana a los 90 realiza Visages Villages (Rostros y lugares) junto al artista JR.
En 2015 Agnès recibió la Palma de Honor en el festival de Cannes donde volvió a hablar a favor de los derechos de las mujeres. En 2017 recibió un Oscar honorífico por su trayectoria, y Visages Villages fue nominada en 2018 a mejor documental. Muy poco preocupada por no poder asistir a esta ceremonia, la directora envió su foto en una silueta de cartón. En febrero de este año, recibió un premio honorífico en el Festival de Berlín y presentó un documental Varda par Agnès en forma de charlas en el que pasaba revista a sus películas.
Agnès Varda se fue y queda su importante obra para ser difundida y conocida por las nuevas generaciones. Nos quedan también algunas de sus palabras de una entrevista reciente. Ante la pregunta del periodista ¿Si tuviera que destacar algo de su carrera que sería? Ella contestó: "Que nunca he rodado historias burguesas. He preferido dedicarme a retratar estibadores, espigadores, pescadores, ocupas, obreros, gente que no tiene poder. Yo veo a un obrero que dice, “mañana me retiro y siento que estoy al borde de un precipicio”, y eso es muy emotivo. Y siento que a lo largo de mi carrera he tratado de decir a las mujeres: “Salid de las cocinas, haceos con las herramientas para cambiar la sociedad”. Estoy contenta. Antonio Gramsci dijo que cuando se mira el mundo solo se puede ser pesimista, pero cuando se pasa a la acción solo se puede ser optimista. Estoy de acuerdo."
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Violeta Bruck
Nació en La Plata en abril de 1975. Prof en Comunicación Audiovisual (egresada UNLP). Miembro de Contraimagen, realizadora de los documentales Memoria para reincidentes y La internacional del fin del mundo