Finalmente el presidente Lacalle presentó su anteproyecto de reforma de la seguridad social. No hubo mayores sorpresas; aunque pueda tener cambios, se trata de una propuesta regresiva y privatizadora que eleva la edad de jubilación hasta los 65 años.
Viernes 12 de agosto de 2022
Foto: Edificio del BPS
Tal como lo venía anunciando desde hace unos meses el presidente Lacalle finalmente presentó su proyecto de reforma de la seguridad social.
Aún resta un largo camino por delante ya que aún no hay acuerdo con los socios de la coalición y además el objetivo es que salga con el apoyo de la oposición.
Por más que quieran presentarla como una reforma beneficiosa, todo el régimen político sabe que se trata de una reforma antipopular, y nadie quiere pagar el costo político de su aprobación.
Las principales propuestas de la reforma de Lacalle
Si bien la llamada “comisión de expertos” ya había anticipado aspectos claves del proyecto, con la presentación formal del gobierno se conocen concretamente las propuestas que impulsan. Entre otros aspectos podemos destacar que:
El derecho a una vejez digna
Es cierto que se necesita una reforma jubilatoria, pero esta tiene que ir en el sentido contrario a lo que propone el gobierno.
Tenemos actualmente un régimen previsional que se sostiene en base a los aportes de los trabajadores, mientras los aportes empresariales están reducidos al mínimo.
Mientras la mayoría de las y los trabajadores han dejado sus vidas en sus trabajos y acceden a jubilaciones miserables los militares tienen jubilaciones de privilegio luego de pocos años de trabajo. Con la reforma del 96 la jubilación se transformó en una mercancía en manos del capital financiero (las AFAPs) que busca solamente el lucro y maximizar sus ganancias.
Este modelo empresarial es el que hay que reformar, para que aquellas y aquellos que han trabajado toda una vida (cobrando también sueldos bajos) accedan una vejez digna; la jubilación es un derecho que las y los trabajadores nos ganamos luego de décadas de explotación en nuestros trabajos. Para financiar la reforma de la seguridad social hay que aumentar los aportes patronales ( que en algunos sectores como los rurales es de menos del 2%) terminar con los subsidios, exoneraciones y zonas francas, todas medidas de “promoción de inversiones” ( como las que usufructúa la multinacional UPM) que lo que hacen es darle todo tipo de ventajas a los empresarios a costa de sacarle derecho a los trabajadores. Además de terminar con las jubilaciones de privilegio, en especial de la casta militar.
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Lo que propone Lacalle es una reforma regresiva, privatizadora y antiobrera que solo podrá ser derrotada en las calles.
La oposición en manos del Frente Amplio no tiene por ahora una postura homogénea, pero ya ha mostrado que hay sectores importantes de la coalición que están dispuestos a acompañar; y aunque no quiere pagar el costo político comparten (como lo han dicho Astori o Mujica) que hay que trabajar más años y mantener las AFAPs. Las bases frenteamplistas que honestamente quieren luchar contra esta reforma no pueden desconocer que sus dirigentes no serán opositores consecuentes a los planes de Lacalle como ya lo han demostrado con sus declaraciones.
El PIT-CNT ha aprobado un paro para fines de agosto o principios de setiembre contra el anteproyecto de Lacalle. Sabemos que con un paro aislado no alcanza, que el programa del gobierno es una guerra contra las y los trabajadores y hay que estar a la altura. Es necesario un plan de lucha consecuente discutido democráticamente desde las bases para enfrentar todos los planes de la derecha, entre ellos esta reforma privatizadora y antiobrera, con un programa que incluya el aumento general de salarios, terminar con la precarización laboral, la prohibición de los despidos y el reparto de las horas de trabajo sin pérdida de salarios para combatir el desempleo.