Este 22 de septiembre la plantilla de TMB buses va a la huelga por la mejora de sus condiciones laborales y la calidad del servicio. Hablamos con Ramiro, conductor y delegado de CGT para profundizar en las demandas que reivindican y como influye la crisis inflacionaria en este sector, entre otras cuestiones.
Martes 20 de septiembre de 2022
¿Cuál es el conflicto actualmente en TMB Buses?
A nivel laboral y retributivo nos encontramos con un convenio que finalizó en 2021 y estamos negociando un nuevo convenio colectivo. Estamos viendo como el nivel de vida está subiendo y la empresa se acoge al límite de subida salarial que es del 2%. Ahora bien, sabemos que a nivel de dirección este 2022 se han subido los salarios un 7%.
Además, a nivel reivindicativo de la plantilla de autobuses, vimos también en una revisión de convenio que nos deben un concepto retributivo desde 2003. Y esto oscila entre 6.000 y 8.000 euros por cada compañero que estaba trabajando desde aquel año. Estamos reclamando esta cantidad en dinero, o bien en días de descanso.
Luchamos por unas mejoras laborales que puedan llegar a todos los colectivos de la plantilla. De 4.500 trabajadoras y trabajadores, una gran parte son también mecanicos, administrativos, técnicos,… Y luchamos también por mejoras sociales que no se devalúan con el paso del tiempo, como son la compactación de la lactancia o la conciliación laboral y familiar, y que se tenga en cuenta las families monoparentales y los colectivos LGTBI.
¿Porque planteáis que esta retribución pueda ser también en días de descanso?
Lo proponemos porque en el momento en que nosotros disfrutemas de los días de descanso, la empresa te la necesidad de nueva contratación. Entonces, esto significa más creación de puestos de trabajo, y más en la situación de crisis en la que nos encontramos en la actualidad.
En la actualidad hay unos niveles muy altos de precariedad laboral. A nuestra plantilla, por ejemplo, tenemos contratos que se acaban en semanas o meses. Pensamos que una empresa pública tiene que ser un ejemplo de buena contratación y de buenas prácticas. Y más en empresas públicas que a nivel político están dirigidas por el PSC o Barcelona en común. A esta gente tenemos que exigirles el 100% en todo.
Por otro lado, nuestras demandas pasan también por revertir los recortes en el servicio que afecta a usuarios y usuarias. Además, la flota no funciona correctamente a nivel de prestaciones. Nosotros convocamos una huelga de 24 horas también por estas cuestiones. No puede ser que la gente se pase veinte minutos a la parada. Ahora que los títulos de transporte son más baratos no hay prácticamente buses en la calle, o van llenos de gente. Por parte de la empresa, se priorizan las reparaciones a las líneas del bus turístico, por mucho que los de línea sean pagados vía impuestos.
Para día 22 habéis convocado una huelga de 24 horas. ¿Cómo tenéis previsto continuar con la lucha?
Nosotros hemos iniciado un proceso de conflicto indefinido y esto tiene consecuencias. La primera consecuencia es una huelga de 24 horas por este día 22. Y ese día, el poder de continuar lo tendrá la asamblea de trabajadores y trabajadoras, y evaluaremos continuar del 23 al 30 de septiembre con paradas parciales de dos horas por turno en función de la respuesta de la empresa. De cara a la imagen pública de TMB será total. Esta gente vive del marqueting político, de lo que no hacen.
Afortunadamente tenemos una plantilla que se moviliza y que no está condicionada por el discurso de CCOO y UGT, sino que tiene un discurso completamente diferente. Nosotros queremos que la gente se implique en resolver los conflictos y tomar decisiones. Por eso hacemos las asambleas. Es el momento para retomar una herramienta muy importante cómo es la huelga. Una huelga potente de toda la plantilla que le suponga un coste de imagen y económico a la empresa.
¿Qué posición mantiene la dirección ante el conflicto?
Lo primero que hizo la dirección es decir públicamente que estaban negociando, para después irse de vacaciones. Hemos esperado a ver si abrían las negociaciones pero no ha sido así.
La dirección de TMB que dirige Laia Bonet, o antes Rosa Alarcón, es una dirección elitista. Con dirigentes nombrados a dedo. Tenemos a Carlos Giménez, a quien le llaman el Killer y que viene de hacer un montón de ERES en el grupo Zeta y en otras empresas. Este señor está puesto a dedo para que sea el bulldog de la empresa. Después tenemos otros directivos como el mismo concejero delegado Gerardo Lertxundi, el cual el segundo día de llegar a TMB pasó de cobrar 105.000 euros anuales a 150.000. Y la presidenta de la AMB es Ada Colau.
Aquí hay responsabilidades políticas y cuando señalamos Ada Colau o Laia Bonet, es porque son las personas que tienen la capacidad de negociación. Nos encontramos con una dirección que hasta que no tengan órdenes políticas no se sentarán. Y las responsables finales son Laia Bonet del PSC y Ada Colau de Barcelona en comú.
¿Qué vínculos hay entre esta dirección y el beneficio de algunas empresas privadas para gestionar los servicios públicos?
Nosotros como plantilla nos oponemos al tranvía “privado” de la Diagonal. Y decimos tranvía privado porque los propietarios son Globalvia y un montón de empresas que no tienen nada que ver con TMB. Si el tranvía entra por la Diagonal, TMB pierde cerca de 50 millones anuales. Pero, además, toda la infrastructura y la compra se hace con dinero público. Tienen garantizados desde el principio 2.000 millones de euros suba la gente que suba. El problema es que hay un acuerdo firmado entre el tranvía y la gestora de la AMB en que en el momento que haya una variación en las líneas de bus que pasan por la Diagonal, la AMB indemnizará la empresa privada con una cantidad económica. En la nueva red estaba prevista una línea que completaba este recorrido, y por eso no se ha puesto en marcha.
Nosotros nos oponemos a la gestión privada. Con lo que cuesta revertir la privatización del tranvía podríamos municipalizar tranquilamente el servicio, son 200 millones. Esto se lo que invertirán ahora.
¿Creéis que una gestión pública podría mejorar las condiciones laborales de la plantilla?
Sí. Por eso apostamos por servicio público. Porque al final significa también más creación de puestos de trabajo. Cuando nosotros estamos haciendo campaña para la pre jubiliación a los sesenta años como conductores profesionales, es porque apostamos también por la creación de puestos de trabajo, y porque nuestro deterioro está demostrado a nivel de enfermedades músculo-esqueléticas. Cualquier error con este vehículos que llevamos tiene una repercusión en daños materiales y de personas enorme. Por eso también nos queremos pre jubilar antes.
Como CGT apostamos por el transporte público. Los medios nos hacen quedar como una élite que ganamos un montón de dinero y no nos importa nada más. No. Todo el contrario, luchamos por mejorar nuestras condiciones pero también por la calidad del servicio, porque esto repercute también en que haya más puestos de trabajo. Se trata de repartir la riqueza y el trabajo.
Incluso, con el tema de la negociación de los servicios mínimos de huelga, nos dijeron que querían un 100% y nosotros les dijimos que haríamos un 0% y que si quieren sacar buses, les permitiríamos sacar todos los buses eléctricos que tienen. Y aquí es donde se ve la gestión que hacen, contraria a lo que dicen hacer. Pues de una flota de 1.150 buses, solo tienen 38 de eléctricos.
¿Cómo veis la situación actual de crisis inflacionaria a nivel europeo? ¿Y qué respuesta creéis que puede generar esto en el conjunto de la clase trabajadora?
Mira, si nosotros no conseguimos nuestro objetivo de no perder poder adquisitivo, perderemos mes o menos una mensualidad. Hoy sufrimos el alza de precios como todos los trabajadores y como usuarios también.
Nosotros, por ejemplo, durante la pandemia conseguimos dos cosas muy importantes. Demostrar que los garajes podían funcionar sin jefes, perque cuando desaparecieron todos a principios de la pandemia, fue la misma plantilla la que demostró que tenía la capacidad de organizar. Y segundo que se podía hacer un transporte públioc gratuito. Durante un tiempo fue gratuito el transporte público y no se hundió nada. Demostramos que era un servicio público esencial porque estavamos allí, al pie del cañón. Tuvimos que forzar muchísimo a la empresa para que se dieran las condiciones de seguridad mínimas para poder trabajar, pero lo conseguimos con la fuerza de la plantilla que no miraba por el beneficio individual, sino por el beneficio colectivo.