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Huelga general feminista en Euskal Herria: “El sistema capitalista y patriarcal mercantiliza los cuidados y privatiza continuamente los servicios públicos”

Cynthia Luz Burgueño

Huelga general feminista en Euskal Herria: “El sistema capitalista y patriarcal mercantiliza los cuidados y privatiza continuamente los servicios públicos”

Cynthia Luz Burgueño

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Hablamos con Jule Goikoetxea, filósofa política, escritora y activista feminista vasca, quien fue parte de la organización de la huelga general feminista del 30N en Euskal Herria, convocada por el movimiento feminista junto con sindicatos como ELA, LAB, ESK, EHNE, Etxalde y CGT con piquetes y movilizaciones en decenas de localidades, para exigir "sistema público comunitario de cuidados”. Jule nos cuenta cómo se fue organizando una huelga que puso el acento en los cuidados, la privatización de los servicios públicos, la precariedad de las mujeres. También nos habla de los cambios del movimiento feminista en la última década y de la transformación de los sindicatos.

Cuéntanos los motivos más importantes de esta huelga, que además ¿no es la primera huelga convocada en Euskal Herria, no?

La preparación de la huelga empezó más o menos a primeros de año del 2023, pero el proceso que va a llevar a la huelga comenzó en los años 2016 y 2017, pero se va a reforzar en la pandemia.

¿Por qué? Porque en esos años se empezó a tratar de manera más masiva, gracias a la cuarta ola feminista, el tema de los cuidados como cuestión clave. Es decir, de la división sexual del trabajo, del trabajo no remunerado, de dónde se hace ese trabajo, de quiénes lo hacen, por qué, de dónde sale el valor. Es decir, toda una reflexión en torno también al valor, a aquello que se llama trabajo reproductivo y no productivo. Esto lleva a todo un proceso de formación, de pensamiento, de aprendizaje, de politización colectivo en torno al trabajo no pagado que hacen las mujeres, a lo que llamamos cuidados.

Qué va a pasar?, que después de la pandemia esto se va a acentuar, es decir, el tema de lo que se ha llamado los trabajos reproductivos que hacen las mujeres se va a acentuar, ya que en la pandemia se cerró todo lo que creaba plusvalía. Después o durante esa pandemia, el movimiento feminista autónomo abre un proceso explícito para trabajar este tema. O sea, hay muchísimas organizaciones feministas, pero el movimiento autónomo de Euskal Herria -que son las organizaciones autónomas respecto a cualquier partido, sindicato y organización-, coordinan y lideran al feminismo y al movimiento feminista en su amplitud, incluyendo a todas las sindicalistas de sitios mixtos que también son feministas, etcétera.

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Desde este movimiento feminista en Euskal Herria, ¿cómo se organiza la huelga junto a los sindicatos?

En primer lugar, como digo, es el movimiento feminista autónomo el que abre un proceso de cara a trabajar este tema del trabajo no pagado o trabajo de cuidados, entonces en un primer momento el movimiento feminista estaba solo. Pero en una segunda fase ya se empezó a trabajar con los sindicatos. ¿Por qué?, porque la idea es efectivamente hacer una huelga feminista en torno al derecho del cuidado público y comunitario. Claro, todo esto se lleva a cabo en un contexto, como sabes, de privatizaciones. Ya llevamos un par de décadas de privatizaciones muy bestias en la sanidad, en la educación y todo aquello que se ha privatizado y que previamente se había logrado publificar. Lo cual, revierte en un aumento de carga de trabajo no pagado hacia las mujeres, ya que el Estado privatiza las instituciones públicas dedicadas a ese tipo de trabajos que recaen en la mayoría de las mujeres, muchas de ellas migrantes.

En concreto para mí, para nuestra corriente, son las mujeres las que sufren las consecuencias de esa relación de desposesión y explotación, construida en este sistema patriarcal y colonial; cuestión que se va a plantear en esta huelga. Las mujeres cuando hacen la comida en casa gratuitamente se llama cuidado, pero cuando haces la comida en un restaurante se llama hostelería. Entonces, en realidad el cuidado se refiere a una relación de desposesión. Al integrar esta cuestión a la huelga y querer reformular el concepto de huelga y, por tanto, de empleo, de valor y de trabajo, es cuando se meten a los sindicatos. Y entonces, claro, hay que preparar una huelga en dos niveles. Por un lado, se desarrollan las demandas relacionadas con todo ese trabajo no pagado que hacen las mujeres. En otra dimensión, una huelga con demandas concretas, sindicales en lo que refiere a todo el ámbito asalariado.

Entonces, en este segunda fase entran efectivamente los sindicatos y a través de una intersindical se comenzó a pensar las demandas concretas y el papel de los sindicatos en en esta huelga y en todo este proceso, que en realidad lleva años. Porque en enero de 2020 se hizo otra huelga antes de la pandemia, en la que también se incluía la cuestión de los cuidados, y en la que estuvo el movimiento feminista.

Luego se abre una tercera fase, digamos ya este año, en donde poco a poco y sobre todo desde el verano, se empieza a preparar el día de la huelga. Una vez creado el marco discursivo que es el que te he dicho, se propone una huelga que muestra el cuidado y la privatización continua de un sistema capitalista y colonial.

Sobre cómo organizar el día de la huelga, lo que se hace es empezar por los barrios, los pueblos. Y entonces, cada barrio forma una asamblea, que en principio fue no mixta, hasta que luego e empieza a abrir a los hombres. Porque esta huelga general incorpora sectores desde el metal hasta los carpinteros. Y desde las trabajadoras domésticas hasta las trabajadoras sexuales, etcétera. Pero se interpela a los hombres directamente, porque gran parte de ese trabajo de cuidado que hacen las mujeres, el dia de la huelga lo hacen los hombres, sobre todo a hacer un trabajo de mantenimiento y de apoyo, de hacer la comida, hacer los desayunos, etc.


Por tanto, estamos ante una huelga feminista que interpela y llama a alianzas con los sindicatos, en asambleas de barrios mixtas, visibilizando la tareas de cuidados y su privatización de los servicios públicos...

Vale, ahora tenemos entonces tres niveles de organización: los barrios, las asambleas -que en un principio fueron no mixtas pero después serán mixtas-, y la Asamblea General a nivel de ciudades o de pueblos. Y luego otra a nivel nacional, en las estructuras nacionales, donde es todo no mixto y está solo el movimiento feminista autónomo. Además, pero en ese intermedio está también la intersindical, donde se han ido tomando decisiones junto con los sindicatos, para que sepan lo que tienen que hacer, porque es el movimiento feminista el que va decidiendo todo el proceso.

En los barrios es donde se decidía qué tipo y dónde se organizaban los piquetes, etc. La idea de que la organización y la lucha emancipatoria se organicen no sólo en base al trabajo asalariado, sino también en base al trabajo no asalariado, que lo hacemos desde el día hasta la noche en todos los sitios y en todas las casas, la mayoría de las mujeres.


¿Cómo se fue dando la alianza con los sindicatos y el movimiento feminista anticapitalista?, teniendo en cuenta que en Euskal Herria se han desarrollado importantes huelgas de mujeres trabajadoras como las de residencias, las sanitarias, el Guggenheim, de la limpieza o las trabajadoras de conservas.

Lo importante es que, en los últimos años, lo que ha pasado es que del siglo XX al siglo XXI el tema del tipo de organización del movimiento feminista ha cambiado. En el siglo XXI, sobre todo en la última década, empieza a surgir también un sindicalismo feminista, es decir, hay toda una crítica relacionada con lo que te he dicho del trabajo asalariado y no asalariado, en donde es necesario también en muchos sectores asalariados que las mujeres, como bien sabes, hagan su propio sindicalismo. Entre otras cosas porque el sindicalismo clásico ha sido bastante patriarcal y además muy relacionado con el sector industrial o con los trabajos más masculinizados, donde la afiliación de las mujeres era bastante baja.

Entonces ha habido una transformación en los sindicatos clásicos en todos estos procesos, durante todos estos años. Y ha surgido todo un nuevo sindicalismo feminista, y ahí incluyo no sólo a las trabajadoras domésticas que se han sindicado en muchos casos, sino también a las trabajadoras sexuales, a las de la limpieza, a las del sector textil, las de cuidado casa por casa, a la atención hospitalaria, etc.

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Y en todo esto, un de los grandes problemas, como siempre, por supuesto, es el tema de cómo las más precarizadas y las más explotadas, son las que menos posibilidades de hacer huelga tienen, ¿no? Obviamente, todo esto está relacionado no solo con esa subalternidad que te impide organizarte y llevar a cabo huelgas. Porque no sólo en tu sector te pueden echar o estás absolutamente desprotegida, sino que además en todos los sectores más subalternos y feminizados, la proporción de migrantes y racializadas aumenta. Haciendo, como decimos, el patriarcado y la Ley de Extranjería una alianza estupenda. Entonces, se ha ido teniendo en cuenta los grandes problemas, las diferentes relaciones de dominación y claro, al final se ha llegado a un discurso en los últimos años, que se muestra en esta huelga, desde una crítica sistémica al patriarcado capitalista y colonial. Y se ha demostrado cómo nuestro feminismo autónomo, es totalmente anticapitalista y anticolonial. Y, obviamente de la clase obrera y trabajadora.


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Cynthia Luz Burgueño

Barcelona | @LubCynthia
Profesora de secundaria. Doctora en Historia en la Universidad de Barcelona (UB), especializada en clase trabajadora durante el franquismo y la transición. Escribe sobre marxismo y lucha de clases, género y clase, precariedad y feminización del trabajo. Ha sido curadora de la exposición «Las Kellys. Lucha de mujeres en la Barcelona precaria», en La Virreina-Centre de la Imatge. Es coautora del libro «Patriarcado y Capitalismo. Feminismo, clase y diversidad» (AKAL), 2019. Escribe en IzquierdaDiario.es, EsquerraDiari.cat y en ’Contrapunto’.