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Red Internacional
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LGBTI. (III) Una alternativa contra la LGBTIfobia más allá del capitalismo

El capitalismo y sus falsas alternativas no nos deparan una solución a nuestros problemas sino parches a nuestra opresión y explotación mientras puede permitírselos o y a la primera de cambio represión, retrocesos y discriminación cuando necesita restaurarse contra la clase trabajadora.

Jueves 11 de enero

Primera parte: (I) Entre los ataques de la derecha y el "progresismo" que pone la transfobia al frente, ¿qué hacer?

Segunda parte: (II) La crisis no solo es gris, también arcoíris: los hogares LGBTI+ cobran de media un 20% menos

El capitalismo y sus falsas alternativas no nos deparan una solución a nuestros problemas sino parches a nuestra opresión y explotación mientras puede permitírselos o y a la primera de cambio represión, retrocesos y discriminación cuando necesita restaurarse contra la clase trabajadora.

Quienes nos dicen que la derecha, la opresión, la crisis… son “errores” que se pueden administrar, quieren que abandonemos la lucha contra un sistema que nos condena a la precariedad y la opresión bajo la esperanza que ellos, benefactores de derechos y adalides del progresismo, podrán calmar nuestros males sentándose a darse festines con las patronales o negociando pequeñas concesiones insuficientes para lo mucho que tenemos que demandar y pelear.

En este paraje de contrastes entre los avances y los límites de nuestros derechos en el capitalismo así como en los claroscuros de nuestra precariedad, las facciones de izquierda y derecha del régimen burgués capitalismo buscan actuar contra nosotres o, aparentemente, por nosotres pero sin tocar un céntimo de los intereses de quienes nos mantienen en esta situación de precariedad. Ante lo que nos venden como derechos regalados por el estado (mientras que fueron concesiones y victorias arrancadas con décadas de lucha), estos no se viven igual si tienes que vender tu fuerza de trabajo para sobrevivir.

Desde 1969 el colectivo LGTB ha mantenido un continuo tira y afloja con el capitalismo y su represión, mostrando su lado más combativo en los sectores trans y racializados que no casualmente ocuparon y ocupan los sectores más precarios. Gracias a esta lucha contra el Estado capitalista, muchas veces ligada a otras luchas como el caso de los mineros ingleses y el grupo Lesbians and Gays support the minners; es que hemos conquistado una serie de derechos, pero estos se nos quedan cada vez más cortos mientras que la crisis azuza nuestras vidas desviadas.

En los anteriores artículos destaco estos contrastes entre derechos ganados y el contrapunto que el capitalismo y sus defensores de izquierda y derecha han forjado contra nosotres, no porque quiera mostrar que nuestra lucha sea infértil, sino para expresar que el capitalismo y el mantenimiento de nuestras vidas como disidentes son compatibles solo hasta que el punto que el capitalismo y las ganancias de los capitalistas puedan permitírselos.

Mientras que nuestra organización, se hacía más fuerte, el capitalismo avanzaba en su ingeniería social para averiguar cómo integrar las demandas más mínimas de nuestra lucha, las que menos cuestionaban al sistema, y poder sacar un rédito económico y político de éstas.

El capitalismo busca integrarnos a través de las concesiones que le permitan seguir manteniéndose, mezclando la más sofisticada ingeniería social con las formas más arcaicas de comprender la sexualidad y el género que representan la derecha y la extrema derecha. Pero no solo juega en el terreno de lo que podemos llamar “político” sino también en lo económico.

Si queremos acabar con la precariedad, expropiar todas las viviendas en manos de especuladores para crear vivienda social que pueda alojar a las personas expulsadas de sus hogares por su identidad o sexualidad, que expulsemos a la Iglesia de la educación y los úteros de las personas gestantes y la expropiemos para eliminar la pobreza, establecer una educación sexual íntegra e inclusiva en la juventud, adolescencia y adultez y, en última instancia, abolir para siempre toda norma que regule nuestra sexualidad, género y cuerpos no podemos confiar estas grandes tareas en quienes nos mandan policía a manifestaciones de asesinatos homófobos, quienes gobiernan para las empresas que nos explotan y discriminan y quienes participan militar y económicamente de masacres imperialistas en todo el mundo para salvaguardar los intereses de los capitalistas pero intentan ocultar todo esto con banderas arcoíris y moradas para apropiarse de nuestra lucha.

El ejemplo de Stonewall es enorme, pero no es más que una ínfima parte de lo que podríamos conseguir si uniéramos nuestras fuerzas a las del resto de la clase trabajadora contra un sistema capitalista y cisheteropatriarcal que nos explota y busca regular la vida, los cuerpos, la sexualidad, las relaciones, etc. de todes, incluyendo desde la mujer trans negra migrante hasta cualquier hombre cishetero.