Más de 2.400 votaron ir a la huelga a partir del 12 de septiembre por la readmisión de 10 compañeros despedidos por motivos de salud. Una lucha por la salud laboral que debe ser rodeada de solidaridad.
Lunes 6 de agosto de 2018
La fábrica de camiones de IVECO en Madrid ya paró la producción dos días en noviembre y diciembre de 2016 como protesta por la aplicación del World Class Manufacturing por parte de la empresa, un sistema de puntuación que permitía despedir a trabajadores enfermos en base a 20 criterios, como las habilidades sociales o la puntualidad.
Sin embargo, esta vez una asamblea masiva votó la huelga indefinida a partir del 12 de septiembre por la readmisión de 10 compañeros despedidos estando de baja justificada por enfermedades que los propios trabajadores aseguran que se derivan directamente del trabajo en la fábrica.
Heriberto Tella, miembro del Comité de Empresa por CGT afirma que “son gente enferma y personas que tienen lesiones derivadas de los ritmos frenéticos del trabajo en cadena como problemas de hernias discales o codos de tenista. Tenemos una plantilla joven y la empresa aplica los despidos sobre gente que puede tener futuras bajas. La empresa ya lo había aplicado en casos excepcionales anteriormente reconociéndolos luego como improcedentes en los juzgados, pero ahora parece que lo quiere aplicar de forma intensiva”.
La dirección de IVECO se ampara en el artículo 52 del Estatuo de los Trabajadores, empeorado en cada Reforma Laboral, que permite despedir legalmente con una indemnización de 20 días por año trabajado y un máximo de doce mensualidades a trabajadores que hayan estado de baja más de ocho días en dos meses seguidos o el 5% de un año.
Estos despidos ya venían produciéndose desde hace años en IVECO, pero se han intensificado con la aplicación de un ERTE desde mediados de julio, lo cual lleva a que los trabajadores hayan decidido luchar tanto por sus puestos de trabajo como por su salud laboral.
Falta de equipamiento de seguridad en los puestos de trabajo, aumento del estrés durante la jornada, rebaja de los controles de calidad en la maquinaria, mayor presión patronal, jornadas laborales maratonianas, pluriempleos para “alcanzar” un sueldo, son solo algunas de las situaciones con las que lidian millones de trabajadores cada día.
En 2017 se contabilizaron 618 muertes en el lugar de trabajo en el Estado español y más de medio millón de accidentes. Cifras oficiales que seguro se engrosarían sumando los casi dos millones de trabajadores de la economía sumergida y los accidentes que las empresas y mutuas ocultan.
No obstante, las ganancias de IVECO continúan elevándose mientras la crisis automotriz descansa completamente sobre los trabajadores, en vez de sobre el millonario patrimonio que poseen los accionistas de ésta automotriz, un patrimonio obtenido del trabajo de los obreros, ya que son éstos los que realmente producen la riqueza.
Para hacer frente a esta situación es necesario que los trabajadores levanten un plan de lucha que pelee contra los despidos, el trabajo precario y por la salud en el trabajo.
Es por eso que tenemos que organizar la solidaridad con la huelga de IVECO y la coordinación con el resto de conflictos abiertos, como los de Amazon o Las Kellys, trabajadoras de limpieza en hoteles, sectores donde la falta de seguridad y salud laboral también son acuciantes.
Debemos dejar claro a la patronal y las administraciones, que la vida y la salud de las personas están muy por encima de la producción y sus beneficios. No podemos seguir dejando que la crisis, y la voracidad sin escrúpulos de los empresarios, nos cueste diariamente nuestra salud.