La jornada impulsada por centrales sindicales como Força Sindical y CSP-Conlutas ocurre dos semanas después de la jornada convocada por la CUT y CTB. Frente a los despidos, recortes salariales y quita de derechos para beneficio de empresarios, los trabajadores tienen planteado superar la división impuesta por las centrales sindicales.
Viernes 25 de noviembre de 2016
En Brasil se están viviendo despidos, recortes salariales y quitas de derechos en manos de los empresarios, el gobierno e incluso del poder judicial. No faltan motivos para organizar un gran plan de lucha. Esto tiene que ser impuesto en contra de las voluntades de las burocracias sindicales que siguen sin organizar la lucha contra esos ataques, comenzando por la unidad con los estudiantes y sectores que están en huelga.
En primer lugar, hay que superar la central Força Sindical, que es la principal convocante de la jornada. Esta central dice estar en contra de los ataques, pero su principal dirigente, Paulinho da Força, apoya al gobierno de Temer y los mismos ataques. Los trabajadores tenemos que hacer del 25N una poderosa demostración de fuerzas que supere los límites de lo que las grandes centrales sindicales como la CUT, CTB, Força y otras centrales están planificando.
Los ataques del Gobierno de Temer demuestran que el blanco del golpe institucional en Brasil no era el PT sino los trabajadores y la juventud. La enmienda constitucional 55, la reforma laboral y previsional, son parte de los ajustes en curso que el gobierno golpista intenta viabilizar en el Congreso con una “manito” de la Corte Suprema (STF), que secretamente viene aprobando ataques a los derechos de los trabajadores, entre ellos el derecho a huelga.
Resultados electorales y desarrollo de fuerzas para resistir a Temer
Los resultados de las recientes elecciones municipales tuvieron un variado impacto en las distintas ciudades y provincias, marcando una situación subjetiva de la juventud y de sectores de trabajadores que genera un clima político bastante variado. Lugares como San Pablo, por un lado, y Rio de Janeiro, Belo Horizonte y Porto Alegre, por otro. Lo que tienen en común entre ellas es que el avance de la derecha empresarial y “antipolítica” utiliza el fracaso de la experiencia de “centro” del progresismo petista, que abrió camino al golpe, paralizó la lucha en su contra, y ahora alimentan activamente la resignación y desmoralización en donde pueden, con el fin de preparar una salida electoral con Lula, o eventualmente Ciro Gomes, o en un “Frente Amplio”, que en nada se diferencia de la estrategia fallida de conciliación de clases del PT.
En esta diversidad, sería engañoso constatar una pasividad coyuntural o la ausencia de búsqueda de alternativas políticas, teniendo en cuenta solo a lugares como San Pablo. Si por un lado, las elecciones municipales estuvieron marcadas por el avance de la derecha en diversas ciudades y acentuaron la crisis del PT, por otro en el último mes, al contrario de estar ante una “oleada conservadora” como pregona el petismo, se desencadenó una oleada de movilizaciones en capitales como Rio de Janeiro, Curitiba, Belo Horizonte y Porto Alegre, con ocupaciones de escuelas y universidades, movilizaciones de miles en las calles, protagonizadas por la juventud y sectores importantes de empleados públicos.
Sin embargo, estas luchas permanecen aisladas. Las organizaciones estudiantiles UNE y UBES, como forma de descomprimir la presión de las bases, convocan a una marcha a Brasilia para el 29 de noviembre, en la que pretenden reunir a miles de personas. Para que la energía de los miles y miles de jóvenes que ocupan sus escuelas y universidades y quieren ir a Brasilia no sea gastada “en vano”, la movilización de este viernes deberá ser una poderosa demostración de fuerzas que supere los límites de lo que vienen planificando las centrales sindicales. Los colegios y universidades ocupadas, así como los sectores de empleados públicos en huelga, tienen que hacer en sus ciudades masivas manifestaciones para superar la estrategia de la burocracia sindical de mostrarse como “oposición social” a los ataques pero sin construir efectivamente una verdadera “guerra” en defensa de los derechos delos trabajadores.
¿Es posible derrotar a Temer sin superar la división y control impuestos por las centrales sindicales mayoritarias?
Frente a este escenario de profundos ataques, las centrales sindicales hicieron dos convocatorias separadas de “lucha, huelgas, paros y protestas”. Al igual que la jornada del 11 de noviembre, convocado centralmente por la CUT y CTB, en la jornada de este viernes, impulsada por Força Sindical y CSP-Conlutas, se realizarán algunas acciones con “paros parciales de 1 hora en fábricas y empresas”, como promete el secretario de Força Sindical, Juruna. Pero aunque estas movilizaciones cobren mayor aliento con la posibilidad de que en San Pablo paren los sectores del transporte, el problema de fondo que también se expresó el 11N es que nuevamente estas acciones pasan por fuera de los procesos de luchas actualmente en curso, sin ningún tipo de solidaridad que pueda aliar a la juventud y los empleados públicos a los principales sectores del movimiento obrero que comienzan a sentir el peso de los ataques, que se suman a los despidos y la crisis que ya viene de hace tiempo. De esta manera, las luchas se mantienen aisladas mientras se fortalece por un lado la estrategia petista de desgastar a Temer para levantar a Lula (materializada en la política de la CUT y CTB) y por otro, el objetivo de la burocracia sindical “golpista”, como Paulinho da Força, que sigue apoyando al gobierno y negociando los ataques por los que está convocada esta jornada.
En medio de esta disputa, las centrales que reúnen sectores de vanguardia de trabajadores como la CSP Conlutas e Intersindical, al diluirse sin ninguna delimitación de la burocracia sindical, terminan por no presentar ningún programa y plan alternativo para que las luchas salgan del aislamiento y puedan triunfar contra Temer. Terminan siendo parte de este desvío del descontento con los ataques, embelleciendo las jornadas convocadas como si fuesen preparatorios de una Huelga General, y alimentando la ilusión en sectores importantes de trabajadores de que la burocracia esté interesada realmente en hacerlas efectivas para que el movimiento obrero se transforme en protagonista de nuevos fenómenos políticos del país. Sin ninguna exigencia y sin ninguna denuncia de la política de inmovilismo de las centrales, incluso después del golpe, no se puede rodear de solidaridad la lucha de los trabajadores de la educación y de la salud de Rio de Janeiro contra los ataques del gobernador Pezão , en alianza con los estudiantes que ocupan sus lugares de estudio.
Es imposible combatir al gobierno golpista y sus ataques sin enfrentar también la influencia reaccionaria de la burocracia sindical, tanto del “oficialismo” de Força Sindical como de la “oposición” de la CUT y CTB.
Unificar las luchas y dar una respuesta política contra el gobierno golpista de Temer
El Movimiento Revolucionario de Trabajadores, a través de Esquerda Diário y en su intervención en los lugares de trabajo y en la juventud, ha convocado a los trabajadores y jóvenes a dar una batalla para llevar adelante un plan de luchas que unifique las movilizaciones en curso contra los ataques del gobierno de Temer. Si la jornada de este viernes avanza desde las bases superando los objetivos planteados por la burocracia sindical, la alianza de los trabajadores con la juventud en lucha puede darle otra cara e importancia a las manifestaciones convocadas para el 29N, cuando debe votarse la enmienda constitucional. Los trabajadores tienen planteado hacer de las luchas de resistencia contra los ataques una verdadera “guerra”. Sin eso, no podrán asegurar sus derechos.