El gobierno de la 4T despertó un conflicto en el sector salud al traer a 500 médicos cubanos al país valiéndose de un discurso de solidaridad mientras profundiza la precarización laboral.
Jueves 19 de mayo de 2022
En los últimos días, la medida tomada por la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y la Secretaría de Salud (SSA), ha causado revuelo. La contratación de 500 médicos cubanos; la razón de esta acción, según argumentó Jorge Alcocer, secretario de salud, es que los médicos mexicanos no desean trabajar en zonas alejadas por la inseguridad y que en México hacen falta médicos. Así, el titular de la SSA hizo un reproche a los médicos mexicanos, porque, según sus dichos, se les olvida que los pacientes tienen derecho a ser atendidos sin importar en dónde estén.
Precarización laboral
Pero ¿cuál es el trasfondo de la problemática? Definitivamente no son los médicos cubanos; lo que está de fondo es la profunda precariedad laboral, tal como lo denunciaron diversas organizaciones del sector salud —la Asociación Mexicana de Médicos en Formación, A.C.; el Colectivo de Médicxs en Formación Nosotrxs; la Asociación Mexicana de Médicos en Formación A.C. (AMMEF); la Asamblea Nacional de Médicos Residentes (ANMR); la Asociación de Residentes del Hospital General de México (ARHGM); Asamblea Mexicana de Médicos Internos de Pregrado (AMMIP); Asamblea Mexicana de Médicos Pasantes de Servicio Social (AMMPSS) etc.—, quienes desmintieron tajantemente, y con pruebas, las afirmaciones de la autoridad gubernamental, exponiendo que en nuestro país no hacen falta médicos, sino que hacen falta plazas para que puedan trabajar las y los médicos.
Quienes con el resto del personal de salud jugaron un rol fundamental en el combate a la pandemia, donde miles de vidas de estos trabajadores se perdieron por la falta de recursos que el Estado se negó a otorgar, las cifras disponibles explican que entre el 28 de febrero y el 23 de agosto de 2020, en México se notificaron 97,632 casos confirmados de COVID-19 en el personal de salud; y, entre ellos, de 1320 defunciones.
De acuerdo con estas organizaciones, hoy existen suficientes profesionales de salud, tanto generales como especialistas, para llenar las plazas requeridas. Asimismo, al día de hoy se forman 200 mil estudiantes de medicina en todo el país para brindar la atención que la población demanda, pero lo que no hay es estabilidad laboral ni empleo suficiente. Ya que la política de la 4T en la salud, así como en otros ámbitos (como el magisterio, la cultura, las universidades, y las instituciones públicas en general), es dar continuidad a políticas de gobiernos anteriores, profundizando la precarización laboral al negar la basificación y la sindicalización a los trabajadores de la salud, lo que se traduce en desempleo y/o empleos muy precarios con salarios de miseria, falta de prestaciones, de vacaciones y de derechos laborales en general, quienes incluso han salido a protestar por eso.
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AMLO contra el estudiantado
Pero el ataque no fue sólo contra los trabajadores de la salud en activo, también fue contra los estudiantes de medicina de la UNAM, a quienes AMLO reprochó haberse quedado en sus casas mientras ocurría la pandemia de COVID-19. A lo que desde la UNAM se respondió inmediatamente diciendo que sí existió una labor por parte de la universidad para hacerle frente a los contagios.
Y es que la mayoría de las y los estudiantes que se encontraban realizando el servicio o residencias se mantuvieron en sus puestos y aportaron firmemente en la crisis sanitaria a pesar de que las prácticas clínicas que se hacían de forma “regular” se postergaron o quedaron reducidas por la saturación de los hospitales, situación por la cual las autoridades universitarias no hicieron gran cosa para ayudar, tanto por su poca participación en la estructura de salud como por su abandono del estudiantado, del profesorado y de los trabajadores.
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El cinismo de los funcionarios de la 4T
Fue en este contexto de polémica de contratación de médicos cubanos donde diversos médicos empezaron a cuestionar al presidente, a lo que la respuesta de funcionarios como el expanista y empresario Fadlala Akabani fue decirles que renuncien a sus plazas. La posición de los funcionarios de la 4T es muy cínica, pues utilizan un discurso progresista para presionar a los trabajadores para que acepten condiciones de trabajo precarias, mientras que ellos siguen manteniendo altos sueldos. Por ejemplo, según la Plataforma Nacional de Transparencia, Akabani, gana 109,981 pesos brutos y 78 mil pesos netos, lo que está muy por encima del salario promedio de un trabajador.
En México hay 37.9 millones de trabajadores remunerados, la mayoría de ellos (16.1 millones) gana de uno a dos salarios mínimos (8 mil 502 pesos mensuales en promedio); ocho millones sólo un salario mínimo (4,251 pesos al mes); 5.5 millones gana de tres a cinco salarios mínimos; 2.5 millones obtiene de tres a cinco salarios mínimos. Sólo 858 mil ganan arriba de los cinco salarios mínimos, que sería lo necesario para vivir más o menos dignamente.
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Por estas razones se hace fundamental la inmediata basificación de todo el personal de salud contratado, enfermeras, enfermeros, médicas, médicos, etc., con derecho a todas las prestaciones y con aumento salarial que como mínimo cubra el costo de la canasta básica y se ajuste de acuerdo con la inflación. Donde se dé una batalla sin cuartel contra la precarización laboral, para lo cual hace falta la organización de los trabajadores en unidad con otros sectores en lucha como lo son los trabajadores de las dependencias estatales, los de la cultura y la educación, para exigir que todo funcionario gane lo mismo que una enfermera, porque es inaceptable que funcionarios como Akabani sigan ganando esas cantidades mientras quienes sacan adelante al país cada vez sean más pobres y encima se los ataque desde el gobierno.