La CIG (Confederación Intersindical Gallega) suspende su propia convocatoria de huelga general en Galicia ante la caída del gobierno del PP debido a la moción de censura triunfante de Pedro Sánchez.
Jacobo A. García @Jacobscarface
Martes 5 de junio de 2018
Tras haber realizado una importante campaña para sacar adelante esta huelga general, aún sin el apoyo del resto de sindicatos, ahora desmoviliza poniendo esperanzas en el nuevo gobierno del PSOE, comprometido a mantener los anteriores presupuestos recortadores del Partido Popular.
Perdimos una oportunidad, las cúpulas sindicales dirigieron el fracaso
En una rueda de prensa que se celebró este martes por la mañana, el secretario general de la CIG, Paulo Carril, ha anunciado la suspensión de la convocatoria, sustituyéndola por una simple movilización en todas las comarcas gallegas a las 20 horas. Carril ha afirmado que se desconvoca la huelga “unos meses”, a la espera de que el nuevo gobierno “elabore un calendario” para derogar todas las reformas laborales y anti-obreras, así como las reivindicaciones fundamentales por las que llamaron al paro. Lo curioso es que el propio Carril sostiene que el PSOE es “culpable y responsable” de la actual situación de la clase trabajadora y el pueblo gallego.
Carril dice que ha habido un cambio en la “correlación de fuerzas” y que se abre una oportunidad para negociar con el nuevo gobierno las demandas sociales que se exigen. Sinceramente creemos que estas afirmaciones subestiman la inteligencia de la base social de afiliados de la CIG, así como del conjunto de la clase trabajadora gallega. No ha habido ningún cambio de “correlación de fuerzas” favorable para la clase trabajadora. Incluso si se defiende la idea, que no compartimos, de que un gobierno de mayoría de “izquierdas” podría impulsar reformas progresivas, la situación actual dista mucho de tal contexto.
El PSOE es el partido del IBEX35. Ha obtenido el gobierno comprometiéndose a aprobar los presupuestos ajustadores del PP para obtener el apoyo del PNV en la moción de censura, una fuerza, recordemos, que históricamente ha implementado fuertes recortes sociales y pactado con gobiernos de derecha para defender los intereses de un sector concreto de capitalistas en el Estado español. Por lo que poco o nada podrá cambiar en asuntos de materia económica con el gobierno de Sánchez.
Parece mentira que debamos recordar a las cúpulas dirigentes de la CIG que se trata del mismo PSOE que dirigió el desmantelamiento del sector del metal en Galicia en los ochenta, el de los GAL, el que cambió el artículo 135 de la Constitución para priorizar el pago de la deuda al de los servicios públicos, el que realizó la primera reforma laboral de la crisis en el 2010, el que apoyó el 155 y la brutal represión al movimiento democrático catalán. Ese, y no otro, es el que encabeza un gobierno. Un gobierno que, además, es por naturaleza débil y sin verdadera posibilidad de maniobra, incluso si así lo deseara, debido a la compleja aritmética parlamentaria.
Es también inaudito que no se haga referencia en esta rueda de prensa al hecho de que en Galicia seguimos teniendo un gobierno del PP con mayoría absoluta, siendo la convocatoria sólo presente en Galicia ¿Es necesario recordar que el gobierno de Feijóo ha realizado duros ataques contra la clase trabajadora gallega en estos años: desde la aplicación sistemática de las leyes recortadoras del gobierno central, pasando por la
Lei de Depredación de Galiza, pero la responsabilidad de la CIG ahora, es todavía mayor, al desconvocar su propia huelga general y ayudar a la desmovilización.
La lucha continúa: peleemos por un sindicalismo distinto y por una perspectiva anticapitalista
Tenemos la firme convicción de que son miles los afiliados y colaboradores de la CIG, así como del sindicalismo alternativo en la CGT o la CUT, entre otros, incluso en CCOO o UGT, que comparten nuestra frustración y rabia por el resultado de esta huelga general que pudo haber sido… y no fue. Nosotros no defendemos la huelga general como un fetichismo izquierdista para cualquier circunstancia, para cualquier situación. Pero como venimos escribiendo en otros artículos, consideramos que el contexto social y político en Galicia, así como en el resto del Estado español, permitía la convocatoria de una exitosa huelga general.
Existían las condiciones objetivas para ir a una huelga exitosa, debido a los profundos ataques que suponen una pérdida enorme de los salarios y un aumento de la precariedad, la reducción de los derechos democráticos como la libertad de expresión, la negación del derecho de autodeterminación de todo un pueblo con el catalán, así como de los derechos lingüísticos en nuestra tierra, sin olvidar el ataque al medio ambiente que pueden destruir miles de puestos de trabajo y nuestras posibilidades de desarrollo futuras. Pero es que también comienzan a gestarse las condiciones subjetivas: la férrea voluntad de lucha de las mujeres y todos los sectores oprimidos se demostró el 8M, en la lucha de los pensionistas y en cientos de conflictos en todo el territorio.
Esto no nos hace perder de vista, sin embargo, que venimos de cuatro años de pasivización social y contención de la lucha de clases. Un proceso en el que existe una evidente responsabilidad de las direcciones sindicales y las direcciones políticas de la izquierda institucional que, en vez de hacer hincapié en la movilización social para alcanzar todas las demandas sociales pendientes, lo hacen en alcanzar el gobierno a toda costa, traicionando una y otra vez las expectativas de los sectores populares. Pareciera que no existe alternativa a esta forma de actuar. Pero nosotros, humildemente, planteamos una.
En este marco, lo que abunda entre las direcciones sindicales es, o bien la colaboración con la patronal y los gobiernos anti-obreros, o bien un sectarismo intragable que impide una verdadera unidad de la clase trabajadora, al negarse a realizar acciones conjuntas, incluso en los momentos más decisivos. Lo vimos en el 8 de marzo, donde por ejemplo en Vigo vimos 4 concentraciones distintas a la misma hora, lo vimos en la lucha por la subida de las pensiones, con al menos tres convocatorias diferenciadas, y lo hemos visto desgraciadamente en la huelga general, que ha sido boicoteada por todos, hasta por sus impulsores.
Nosotros, sin embargo, desde la CRT y la Agrupación juvenil Contracorrente Galiza, no nos resignamos. Queremos organizar a jóvenes estudiantes y trabajadores que tengan la voluntad de cambiar esta situación. Que quieran luchar dentro y fuera de las organizaciones sindicales para que se imponga una política de frente único obrero en la lucha de clases. Una política que se sintetiza en aquel famoso apotegma de Lenin, “luchar juntos, marchar separados”, con el objetivo de que la mayoría de la clase trabajadora se haga consciente no sólo de sus fuerzas sino también de los límites de sus propias direcciones, al calor de las grandes batallas que nuestra clase necesita, tanto en Galiza como en el resto del Estado.
Por eso, junto nuestros compañeros y compañeras de Catalunya, Burgos, Zaragoza y Madrid luchamos por poner en pie una juventud anticapitalista, feminista y revolucionaria, en alianza con el resto de sectores oprimidos, las mujeres y el conjunto de la clase trabajadora. Una lucha que compartimos con más agrupaciones a nivel internacional, tanto en Europa como en América Latina.
No pensamos que haya que luchar solamente para “recuperar lo perdido” durante la crisis. Está claro que debemos revertir todos los ataques y contra-reformas realizadas en este período. Pero también existía pobreza antes de la crisis, y no podemos consentir que en un mundo donde hay una enorme abundancia material, haya gente que no tenga sus necesidades básicas cubiertas. Por eso pensamos que debemos de pasar a la ofensiva y hacer que sean los capitalistas los que paguen la crisis. En la perspectiva de un gobierno de los trabajadores, donde se decidan democráticamente todas las cuestiones económicas y sociales, y donde no quepa ningún tipo de explotación u opresión.