La mañana del 5 de octubre, Clara Brugada asumió la Jefatura de Gobierno de la CDMX, frente al Congreso capitalino.
Martes 8 de octubre
Cuatro días después de que iniciara el gobierno de Claudia Sheinbaum, se hace la toma de posesión en la CDMX, donde Clara Brugada asume la Jefatura de Gobierno, acompañada de la plana mayor del gobierno, con gente como Marcelo Ebrard, Citlali Hernández, Mario Delgado, Ernestina Godoy, Luisa María Alcalde, Alejandro Encinas, Andrés Manuel López Beltrán y la propia presidenta.
En lo que parece ser el sello de identidad de las tomas de posesión de la 4T, el aparato partidario de Morena construyó un escenario abierto a sus militantes y simpatizantes, donde cientos gritaban a las puertas de la Asamblea Legislativa de la CDMX: “Clara, escucha, las mujeres en tu lucha”, resaltando la política que el gobierno ha tenido para buscar institucionalizar el movimiento de mujeres.
Y también se pudo escuchar “¡Es un honor estar con Obrador!”, lo que muestra el gran vacío que deja el ahora retirado líder moral del movimiento gubernamental. Su ausencia será uno de los retos que la 4T tendrá que asumir, en medio de un giro más al centro que ha tenido a nivel nacional.
Lo cierto es que Brugada se configura como la contratendencia a este giro a centro, pues aparece como una dirigente ligada a los movimientos populares y que busca capitalizar todos los programas sociales llevados a cabo. La promesa, dice, es ampliarlos.
Pese al revés sufrido en 2021 en las elecciones intermedias donde el partido en el gobierno casi pierde la ciudad, una oposición de derecha vapuleada, salió a decir que iban a respetar el orden democrático y todo lo que ayude la ciudadanía, en un discurso que sonaba a letanía, que de fondo quiere decir que defenderán todo lo que no toque los de los grandes empresarios o el cártel inmobiliario, fiel a su tradición conservadora.
Por su parte, el discurso inicial de Clara fue un elogio a la ex Jefa de Gobierno y al expresidente, buscando mostrarse como la continuadora del proyecto gubernamental en la CDMX. No reservó nada para reconocer las obras y programas de sus predecesores, mientras criticó duramente a la última administración perredista de Miguel Ángel Manera.
La institucionalización de la lucha democrática
Para la nueva Jefa de Gobierno, su proyecto es la conclusión de una lucha democrática de generaciones, entre las que engloba el movimiento del 68, la pelea electoral en el 87-88 y la llegada del primer Jefe de Gobierno en el 97. Una lectura, que borra de la historia las tradiciones radicales que encabezaron movimientos como el de los maestros en los 80’s, la pelea de por la vivienda después del sismo de 1985, las enormes luchas sindicales o la huelga de la UNAM en 1999, que echó al PRD, donde entonces militaba Brugada, por querer vender por migajas al movimiento estudiantil.
No queda duda que toda crítica que la derecha pueda enarbolar contra la jefa de gobierno o es mentira o es con mandato de los grandes grupos empresariales que convirtieron a la CDMX en la ciudad número 16 más cara a nivel internacional.
Pero también nos queda claro que hay un intento por convencer de que el proyecto de la 4T es la cúspide del bienestar social, cuando hace sólo unas semanas en Xochimilco, gobernado por Morena, un grupo de choque agredió brutalmente a manifestantes que exigían se les devolviera el espacio cultural que durante años construyeron y mantuvieron sin ayuda gubernamental, mientras se procesaba legalmente a la maestra Hortensia Telésforo.
Entre cárteles inmobiliarios y precarización laboral
Ni qué decir de que las enormes obras inmobiliarias, su saqueo del agua y su ilegal uso de suelo ha sido convalidado por el gobierno central de la CDMX, que encabezó la hoy presidenta Claudia Sheinbaum por varios años y cerró su gestión Martí Batres, del Morena, y para agregar la cereza en el pastel, la persecución y despido de trabajadores al servicio del Estado que exigían reconocimiento laboral y derechos plenos, como el caso de Alejandra Sepúlveda, Flora Aco y Ameyalli Mancilla, despedidas por exigir derechos laborales, que lograron ser reincorporadas tras una lucha combativa llevada a cabo por distintas organizaciones políticas y sindicales.
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La Ciudad de la Esperanza que promete Brugada alienta muchas aspiraciones en millones de trabajadores y personas de los sectores populares de la Ciudad, sin embargo, es necesario saber la Esperanza de qué y quienes es la que se va a construir.
Para un ejemplo, las dos principales políticas sociales del gobierno brugadista para la ciudad son la política de género y el acceso a la cultura. Lo que no es una novedad, pues es también parte de los principales ejes de la política del gobierno a nivel feeral, sin embargo, veamos cómo. más allá del discurso, la realidad es muy diferente.
“El tiempo de mujeres” del que habla Brugada, es en realidad, el tiempo de algunas pocas que han llegado a puesto de gobernanza o de lidrazgo empresarial y es parte del aparato polìtico del feminiso liberal, como Joss Espinosa explica en esta nota haciendo referencia al discurso de la presidenta, que una mujer llegue a un puesto de poder no tendría ni la hace la representante del resto de las mujeres, pues la realidad de las mujeres trabajadoras, indígenas, migrantes y defensoras del territorio. Poco o nada tienen que ver la vida de aquellas que ostentan curules o gobernaturas.
Lo mismo sucede con el acceso a la cultura, ya que los Pilares y las Utopías, que efectivamente han acercado las actividades culturales a miles, lo han hecho sobre la base de la precarización laboral de miles de trabajadores de la cultura, que no tiene contrato, seguridad social, derecho a la antigüedad o aguinaldo, mientras sostiene el programa insignia de Brugada, a quien no le ha temblado la mano para señalar que estos no son trabajadores, sino “becarios”, como la 4T llama a los trabajadores de su gobierno a los que no quiere reconocerle los derechos laborales.
Por una alternativa independiente del gobierno y de la derecha
La esperanza de una ciudad digna y pensada para las mayorías no tiene que ser un sueño, sino una realidad que hay que construir, para la cual los planes sociales no pueden ser la única salida, ya que se promete que estos se profundizarán. Pero para ello va a ser necesario una reforma fiscal radical y esta no puede extraer más impuestos de quienes menos tienen ni pueden implicar más recortes de gasto público: es necesario imponer impuestos progresivos a las grandes fortunas, algo que la 4T no está dispuesta a hacer.
Es por ello que para que todo esto sea una realidad es necesario pelear contra lo monopolios que hoy controlan la cultura, cuestionar el capitalismo que junto al patriarcado construyen las bases materiales e ideológicas de las opresión a las mujeres, pero sobre todo construir una fuerza política independiente de la derecha y del gobierno, que no quiera humanizar el capitalismo o crititicar el orden neoliberal, sino que busque construir una sociedad de productores libremente asociados, en donde la propiedad de los medios de producción sean de propiedad social y cuyos beneficios sean réditos de toda la comunidad y no de unos cuantos.