Será este sábado 15 de junio desde las 20 hs en el reducto de Guardia Vieja 3360 de Almagro. Charlamos con el guitarrista y fundador de la banda, Matías Westerkamp.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Miércoles 29 de mayo 17:30
Cuando se trata de una travesía de dos décadas haciendo la música que te gusta y manteniendo la independencia artística que -como dice Matías Westerkamp- se trata centralmente de “hacer las cosas a tu manera y a tus tiempos”, se trata más bien de una “dulce condena” como cantaban Los Rodríguez. Tanto así es el periplo de La Condena de Caín, banda nacida en 2004 que llega a estos tiempos en pleno viaje por Altamar (su celebrado EP más reciente), tras haber cosechado otros 5 discos y una incontable serie de shows por escenarios tan diversos como el Cosquín Rock, el Espacio Cultural Nuestros Hijos (en la ex ESMA, hoy recuperada como espacio de Memoria por la Asociación Madres de Plaza de Mayo) o el penal de Ezeiza. En ese andar compartieron escenario con grupos del calibre de La Renga, Las Pelotas, El Tri de México, El Bordo o Las Pastillas del Abuelo. Aunque el tango diga que “20 años no es nada”, sobran los motivos para celebrar, por lo que La Condena de Caín invita a toda su gente a la fiesta que montarán en Uniclub de Almagro (Guardia Vieja 3360, CABA) el sábado 15 de junio a las 20 hs. Las entradas están disponibles por sistema Passline.
En la previa del show por los 20 años, La Izquierda Diario conversó con Matías Westerkamp, guitarrista que fundó la banda que actualmente también componen Sawa Mielnik en voz, Marcelo Di Giovanni en bajo, Mauro Cognigni en batería y Damaris Pozner en teclados.
LID - ¿Cómo se formó La Condena de Caín en aquel 2004? Tenemos entendido de que algunos miembros fundadores venían de Puerto Madryn ¿Cómo se integraron?
En el año 2004 Sawa Mielnik, actual cantante de LCDC, vino desde Puerto Madryn a probar suerte con su banda La Marca de Caín a CABA y ahí nos conoció a Marcelo Di Giovanni, a Daniel Jinkis (ex baterista de la banda, actualmente con su proyecto La Sombra del Conejo) y a mí que teníamos una banda que se llamaba La Condena de Sigfrid. Nos conocimos por medio de Hector Cantin (ex saxofonista y tecladista del grupo, actualmente con su proyecto Pacho Cantin) que tocaba en ambos grupos. Ellos no tenían baterista, nosotros no teníamos cantante, y el asunto fue decantando en formar una sola banda, ya que los intereses artísticos eran similares. Veinte años después aquí seguimos, compartiendo la aventura.
¿Qué influencias artísticas consideran que son las principales que moldearon a cada miembro de La Condena de Caín?
Los Redondos, Sumo, el rock de los 70s nacional e internacional: Pescado Rabioso, Pappo, Manal, Vox Dei, Zeppelin, Hendrix, Floyd, Beatles, Stones, The Who, Tom Petty, Fleetwood Mac. Y la música popular argentina, folklore y tango. Todo eso puesto en una coctelera da como resultado LCDC.
El 2004 fue un año que cerró con la dolorosa tragedia de Cromañón, lo que significó cambios muy importantes para la escena del rock ¿Cómo lograron lidiar con esos cambios casi desde el nacimiento de La Condena? ¿Cómo ven la escena del rock 20 años después en cuanto a las dificultades que puede presentar para una banda independiente?
Para nosotros la limitación y la carencia son herramientas centrales de la creación artística. En aquel momento apenas empezamos a tocar aconteció Cromañón y en primera instancia fue un gran golpe porque tuvimos muchas amigas y amigos allí y sólo por una cuestión fortuita no estuvimos nosotros. Luego todo lo que significó para la cultura rock, no podíamos tocar en casi ningún lado, era mala palabra tener una banda. Eso nos obligó a doblegar la apuesta y buscar lugares que estuvieran aptos para poder mostrar lo que hacíamos. El mundo se ha ido mercantilizando cada vez más y para llevar adelante un proyecto independiente como el nuestro tenés que generar una base material para poder sustentarlo, todo lo que nosotros generamos en nuestros laburos individuales van al proyecto del grupo para poder seguir haciendo.
Luego de la pandemia hubo un cambio importante de miembros en la banda ¿Qué impacto tuvieron estos cambios?
Fue un golpe duro, fueron dieciocho años con la misma formación. Un poco la pandemia entre un montón de cosas fue un filtro para las relaciones humanas, todo lo que venía medio flojo de papeles se vino abajo. Somos de los que creemos que cuando algo se desgasta no es bueno seguir por la inercia, entonces tomamos con los chicos esa decisión. En un primer momento decidimos seguir tocando hasta encontrar nuevamente miembros estables y ahí los músicos amigos nos ayudaron un montón. Y a la vez fue un reciclaje energético que hizo alquimia en lo artístico también, las crisis suelen traer vitalidad bajo el brazo.
¿Cuáles consideran que son los grandes hitos que podrían destacar de la trayectoria de la banda en estos 20 años?
El gran hito es disfrutar el día a día, cada ensayo, cada mate, cada birra, con la misma emoción y entusiasmo como si fuera el día uno. Después obviamente están los shows con más repercusión: telonear a La Renga, tocar en Cosquín, hacer tu primer Groove, Trastienda o Niceto, llenar el Uniclub que es como nuestra segunda casa, etc. Cada pasito que uno va dando va dejando enseñanzas para lo que sigue.
En estas 2 décadas se mantuvieron en un camino de independencia artística ¿Qué ventajas reporta la independencia?
Hacer las cosas a tu manera y a tus tiempos. No depender de terceros para tomar decisiones.
A nivel de las composiciones ¿Qué cuestiones inspiran a La Condena de Caín?
Somos una banda que cree en la potencia de lo afirmativo, la vitalidad. Vivimos en un mundo plagado de pasiones tristes: venganza, resentimiento, hambre, dolor, entonces tratamos con nuestro arte de pintar y afirmar los valores que para nosotros son importantes: el sentido de comunidad, el amor, la locura, lo colectivo como fuerza creadora.
En algunas entrevistas anteriores destacan la muy buena relación que lograron con bandas de alcance masivo como El Bordo o Nagual ¿Cómo nació esa relación? ¿Qué aprendieron de relacionarse con bandas como ellos?
Compartimos con ellos muchas características humanas que luego se plasman en lo artístico. Nos conocimos en las rutas del rocanrol, tocando, charlando antes y después de los shows, compartiendo las experiencias singulares que cada grupo tiene. Hay algo de la potencia de un movimiento en esto, nadie se salva solo. Tenemos muy en claro que somos parte de un árbol genealógico que es la canción popular argentina y nos gusta relacionarnos con otros artistas porque expanden tu experiencia, amplían tu sensibilidad y se generan nuevas provincias del ser, es como que un otro te muestra aspectos tuyos que vos no sabías que tenías. Ese es un poco el rol del arte, ¿no?
También en una entrevista de hace algunos años, vos planteabas que “El gran enemigo de nuestra existencia es la ansiedad” y que eso imponía que fuera cada vez más difícil una escucha atenta para un tema de 7 u 8 minutos ¿Les parece que esta tendencia se profundiza cada vez más? ¿Es posible tomar el riesgo de componer algo contra esta forma de consumir la música?
Sí, vivimos en la época de la distracción, es una de las nuevas formas de dominación. Como bien vislumbró McLuhan, un poco el rol de los artistas en esta época es desconectar al hombre para conectarlo en un sentido más primitivo, más primordial. No sabemos hacer otra cosa que tomar ese riesgo de tomar una emoción y transformarla en canción, así que no nos queda otra.
El trabajo más reciente es el muy buen EP Altamar ¿Ya tienen planes para encarar temas nuevos?
Sí, el año pasado estuvimos grabando un disco nuevo en el estudio Unísono (estudio de Gustavo Cerati y flia) y luego de la fecha por los veinte años empezarán a salir los simples para luego terminar saliendo el disco entero. Nos acompañó en la producción artística Juan Pablo Alfieri, baterista de Todo Aparenta Normal, que es un artista que admiramos mucho. Tendrá algunos cantantes invitados y estamos muy felices con el resultado. Prontito verá a luz.
Celebran sus 20 años el sábado 15 de junio en Uniclub ¿Qué nos pueden adelantar sobre este show?
Vamos a hacer un repaso de toda nuestra trayectoria, habrá canciones nuevas que aún no tocamos en vivo, habrá invitados especiales que nos acompañaron en todos estos años. Será una noche de festejos que repasará el pasado, presente y futuro de LCDC.