La historia va llegando a su fin y en estas últimas semanas ha pasado de todo, desde la toma de la fábrica, las verdades que salen a la luz, la muerte de una obrera y los femicidios.
Martes 12 de julio de 2016
Está llegando a su fin la telenovela La Leona, emitida de lunes a viernes por Telefé.
Al comienzo de la tira, por este mismo medio, hemos cuestionado que no había lucha aún, que el personaje de María Leone oscilaba entre el odio a la patronal y la conciliación de clases.
En el medio de esta situación, estaba el amor, la pasión que desde el comienzo se mostró entre María (Nancy Dupláa) y Franco Uribe (Pablo Echarri), siendo éste el abogado usurero que mediante un trabajo impecable a las órdenes de Klaus Miller (Miguel Ángel Solá), dueño de la textil Liberman, colabora para hacer efectiva la quiebra de la empresa.
Hemos polemizado sobre este tema, nos han respondido que habría lucha y de hecho la hubo, porque los obreros de la textil, tomaron la fábrica bajo control obrero y la pusieron a producir contra viento y marea, enfrentando a la patronal, al Estado y sus fuerzas represivas.
Este pasaje de la tira nos remitió inmediatamente a la lucha de la Textil Brukman, una de las fábricas recuperadas más conocidas del país, que vivió un proceso similar y se convirtió en una cooperativa en el año 2003, tras una larga lucha.
No por esto podemos decir que el personaje de María Leone dejó de oscilar y de mezclar sus sentimientos amorosos con su bronca y la lucha de clases que se venía gestando entre los trabajadores que entendieron que el único camino ante el cinismo de Miller, era ocupar la fábrica y no abandonar su puesto de trabajo.
Tampoco podemos decir que esta postura es condenable, son contradicciones a las que el personaje debió enfrentarse y en más de una oportunidad, la bronca, el odio de clase pudo más y se dio el gusto de putear a Uribe y a toda su parentela, de arriba abajo.
Pasión, amor y lucha
Los trabajadores de la textil Liberman, para dar a conocer su lucha por la expropiación, decidieron hacer un almanaque con fotos de ellos mismos, desnudos artísticos, mostrando la piel, el alma de los trabajadores, sus brazos, sus piernas, escritos con las letras del lema de la textil "Pasión, amor y lucha".
¡Lo que no hacemos los trabajadores a la hora de hacer escuchar nuestros reclamos! Ellos se desnudaron y fueron marzo, septiembre, agosto, todos los meses reflejados en sus cuerpos, en sus rostros para decirle a toda la sociedad que estaban vivos, nunca derrotados, vivos y luchando por sus puestos de laburo. Hasta Betty, el personaje interpretado por la actriz Julia Calvo, participó del calendario, gravemente enferma, pero no resignándose a pasar sus últimos momentos en su casa, quiso estar en la toma y resistir junto a sus compañeros.
Hay que sacarlo todo afuera, como la primavera
Entro en una contradicción muy grande frente a este tema, porque las mujeres trabajadoras no nos cansamos de decir que no queremos dejar la vida en la fábrica, que no queremos enfermarnos debido a los brutales ritmos de producción a los que nos someten a diario.
Pero esta situación era distinta, Betty quiso resistir en la fábrica donde ya no estaban los patrones, porque ella fue parte de la lucha por la expropiación.
Betty murió en la textil, rodeada de sus compañeros, antes de cerrar los ojos les dijo: “No aflojen loco eh” y también les dijo: “Ya nos vamos a volver a ver”.
El trabajo actoral de Julia y autoral de todo el equipo que escribe La Leona, hicieron que esta y las escenas siguientes, que tienen que ver con la muerte de Betty, tuvieran una carga emocional, amorosa, como pocas veces han sido logradas en la TV, en las tiras diarias. El dolor de la muerte, convertido en un acto de amor. La escena del velatorio, el cuerpo de la trabajadora tendido sobre unas telas, sus compañeros entrando con ramitos de flores que depositaban junto a su cuerpo, tenía como fondo una muy bella canción:
“…Soy un montón de cosas santas, mezcladas con cosas humanas”, decía en sus estrofas, “… Cómo te explico, cosas mundanas”
“… algo pasó, no entendí nada, vamos decime, contame todo /lo que a vos te está pasando ahora, /porque sino cuando está el alma sola, llora, hay que sacarlo todo afuera, como la primavera, nadie quiere que adentro, algo se muera..” (Soy pan, soy paz, soy más, Mercedes Sosa)
Sencillísimos versos, cosas que quisiéramos decirnos unos a otros. Compañeros, en momentos difíciles, en momentos amorosos. Decime qué es lo que te está pasando ahora. Una trabajadora muere, las flores son insuficientes, pero la canción la acompaña.
Sacar de adentro todo, sino el alma muere, no dejar la vida en las fábricas, dejarla en los que nos aman, en los que nos hacen cada día la vida más fácil con su ternura.
Mariposas
Falta muy poco para el final de la telenovela, unos pocos capítulos, en una tira que hubo de todo. No podemos dejar de mencionar los femicidios. El último, el de la ex mujer de Gabriel Miller, ejecutado por él mismo. Fuertísima escena, sartenazos, sangre salpicada sobre un cuadro de mariposas. Ella muere por pedir el divorcio. “A mí nadie me deja” dice Gabriel y le asesta un golpe. Terrible escena para los tiempos que corren, en los que una mujer muere cada 30 horas y el Estado no las protege, la sociedad machista, tras las marchas del "Ni Una Menos", las olvida. Es una lucha diaria la que damos las mujeres por hacernos oír, porque vivas nos queremos.
El primer femicidio, también cometido por Gabriel Miller, es el de Nurit Torres, personaje interpretado por la actriz española Paula Cancio. Quería detenerme, más que nada en la escena previa al asesinato, cuando Nurit abre la puerta y se encuentra con Gabriel, que le dice: “Vine a despedirme”. La lágrima que recorre el rostro de ella que no puede evitar que él entre al departamento, es más que suficiente para el relato. No juzgamos la labor de los autores y de la dirección para la elaboración de la escena, tanto de esta como del otro asesinato, pero sí, me parece innecesaria tanta saña en el personaje de Gabriel, que es un loco desenfrenado, machista, demente.
Es una realidad que a las mujeres nos matan por emerger cada vez más en la sociedad, por levantar la cabeza y decir basta a tantas situaciones de violencia y la televisión trata de reflejar esa realidad. Pero la escena de la lágrima corriendo por el rostro de Nurit, pinta el dolor y la impotencia, mucho más que los golpes y la sangre.
Las mariposas que viven un día y ven llegar la muerte.
Queremos más mariposas en los jardines, a la luz del sol, sus colores reflejados en la lucha de cada día por sobrevivir al machismo, a la opresión, a la violencia.