Miércoles 8 de julio de 2015
Este primero de julio, en las veredas del Liceo Informático de Santa Rosa, en la calle Ameghino 865 un oficial de policía golpeó e intentó reducir a una alumna de 14 años que, por testigos y también por material fílmico, está demostrado que no hacía absolutamente nada más que charlar con sus compañeros. Fue a raíz de este hecho que el padre de la menor se dirigió a la Seccional Tercera a realizar la denuncia penal correspondiente contra el oficial de dicho establecimiento involucrado en el hecho.
En la ciudad de Santa Rosa, la Seccional Tercera es conocida por casos de abuso policial, la mayoría de las veces dirigidos a jóvenes pobres. Es habitual a dicho establecimiento la llegada de denuncias por apremios ilegales, por detenciones arbitrarias, y por supuesto, por violencia policial hacia los detenidos. La muestra más clara de la criminalización de la pobreza y de la juventud. No es extraño que este hecho sucediera en un colegio secundario destacado en la ciudad por albergar a alumnos con fracaso escolar, muchos provenientes de los barrios marginales.
La rectora del colegio informó que el oficial había ingresado a causa de un robo que se sucedió en una estación de servicios en las cercanías del mismo la noche anterior, para solicitar colaboración a través del registro de las cámaras de seguridad. A la salida, el policía comenzó a increpar a un grupo de estudiantes que se encontraban en la vereda del colegio, y se acercó a la chica que, con su mano, intentó detener el avance. A raíz de esto, el uniformado la redujo, la tiró al piso e intentó llevarla detenida en una camioneta, por lo que sus compañeros ingresaron asustados al colegio a pedir ayuda, con lo que se logró que la chica no fuera llevada.
En esta ciudad, en donde la protesta social no es reprimida (debido principalmente por la baja lucha de clases), el accionar represivo de la policía se hace presente todos los días sobre los pibes pobres de los barrios más alejados, para que no se acerquen al centro de la ciudad, para infundir miedo, o más sencillamente, porque esa es la función de la policía.