La elección para decidir la gubernatura del Estado de México es una pieza clave para ir delineando la lucha por la presidencia en el 2024, por lo que los partidos del régimen despliegan sus viejas estrategias, pero bajo la forma de “nuevos” discursos.
Lunes 20 de marzo de 2023
En el Estado de México el 2023 es un año clave en materia electoral, porque al ser la antesala de la elección presidencial marca un cierto preludio de lo que observaremos en el 2024. En esta entidad federativa los partidos del régimen político mexicano desplegarán sus tácticas y estrategias que se caracterizan por discursos “nuevos” pero que, en el fondo, recurren a las viejas prácticas que han prevalecido en nuestro país por muchas décadas.
El Edomex ha sido un territorio dominado por el priismo por casi 100 años. Luego de la revolución mexicana y el triunfo de la fracción de la burguesía constitucionalista, el estado siempre ha estado gobernado por caciques que se encuentran ligados orgánicamente al partido tricolor. Desde hace muchos años el PRI, por medio de la cooptación, la asimilación, la intimidación o el extermino físico, afianzó su poder, lo que le aseguraba una base social y electoral en el territorio más poblado del país.
Sin embargo, al menos en los último 20 años, ese poder se vio debilitado y cuestionado a nivel nacional, pues el priismo, al enfrentar luchas sociales por mayor democracia y mejores condiciones de vida, las crisis económicas y su cambio de orientación del nacionalismo a claras posiciones neoliberales, le fueron restando votos y apoyo popular, lo que no evitó un intento de recomponerse al momento de las votaciones.
Esta crisis se vio reflejada en el infame “Pacto por México”, alianza a la que se integraron el PAN y el PRD y que el PRI impulsó para imponer las llamadas reformas estructurales, que tenían como fin profundizar el saqueo de los recursos naturales e instalar mayor precarización en las vidas de los trabajadores en pro de las ganancias de los empresarios.
En el 2017, cuando se eligió gobernador, Del Mazo ganó por un margen relativamente reducido ante la candidata del Morena, pero, si bien el resultado benefició al PRI, no fue suficiente para detener la clara victoria de López Obrador en el 2018. Desde entonces, el Partido Revolucionario Institucional ha ido acumulado varios descalabros a nivel nacional; aunque en la capital se anotó algunas victorias con las alcaldías, al final, de ser un partido todo poderoso, ha pasado a quedar en un segundo término respecto a su aliado, el PAN.
La batalla electoral en el 2023
La alianza derechista presenta como su candidata a Alejandra del Moral Vela con la esperanza de frenar a Delfina Gómez, del partido oficialista. De inmediato las acusaciones de violar la ley no se hicieron esperar de parte de ninguna de las dos partes. La alianza señaló al partido guinda por uso indebido de recursos públicos para promocionar a su candidata, mientras que Morena hizo lo propio, además de indicar el uso corporativo que hace el PRI para movilizar apoyo social.
Ahora, sólo porque viene muy golpeado políticamente el partido tricolor, no significa que ya se encuentre derrotado. No olvidemos que, de los siete consejeros del Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), únicamente una de ellas, Karina Ivonne Vaquera Montoya, no es cercana al gobierno local, mientras que los demás tienen una clara afiliación con el priismo.
Es decir, el viejo PRI aún conserva un aparato para tratar de alcanzar el triunfo, lo que le da una fuerza muy importante. Por lo mismo, Morena ha recurrido a las mismas prácticas “mapacheras”, pues los programas sociales que vienen desde el gobierno federal tratan de convencer al electorado de votar por la morenista. No podemos olvidar el escándalo en el que Delfina Gómez, al ser presidenta municipal de Texcoco, descontaba un “diezmo” a sus trabajadores para financiar su actividad política.
O cómo olvidar la enorme cantidad de anuncios espectaculares que estaban distribuidos por todas las carreteras principales del Edomex, en que se promocionaba la figura de Claudia Sheinbaum para la presidencia de la República, que si bien al final fueron retirados, nunca se rindió cuentas de quién los mandó colocar y de dónde salió el dinero para costearlos.
Como es posible apreciar, todos los partidos que intervienen en la elección están hundidos en el mismo fango de ilegalidades y deshonestidades; ninguno puede presumir estatura política y moral frente a las y los trabajadores, lo que muestra la necesidad de construir una herramienta política propia.
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