La salvaje represión duró todo el día. Maestros, trabajadores, jóvenes, madres y padres de familia enfrentaron de sol a sol, y heroicamente, a las fuerzas estatales federales.
Martes 21 de junio de 2016 12:52
En Nochixtlan, Huitzo y Telixtlahuaca, así como en el acceso a la ciudad de Oaxaca, se desataron verdaderas batallas campales donde las fuerzas represivas apelaron a balas de plomo, gas lacrimógeno y helicópteros, con el saldo de 8 manifestantes asesinados y más de un centenar de heridos. Los gobiernos de Peña Nieto y de Gabino Cué son los responsables de estas muertes, es por eso que en las radios de Oaxaca muchos trabajadores y jóvenes reclaman que se vayan Cué y Nuño.
Aplastar la resistencia magisterial-popular
Ya se anunciaba desde el fin de semana pasado. La represión se dejó sentir en el desalojo del plantón frente al Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO) y en la detención de dos dirigentes de la sección XXII, Rubén Núñez y Francisco Villalobos.
El 14 de junio, décimo aniversario de la heroica Comuna, a la manifestación que recorrió Oaxaca se sumaron las barricadas y los bloqueos en numerosos puntos del estado.
Mientras en la ciudad de México se mantenía el plantón de la Ciudadela, en Michoacán, Guerrero y Tabasco se sucedían las acciones. Así como en Oaxaca, en Chiapas la protesta de los maestros junto a sectores de la población iba en ascenso. Asimismo, en la Ciudad de México se mostraba el apoyo de sectores de trabajadores -como en la marcha del pasado 14/6-, de intelectuales y distintas personalidades.
Es sabido que Peña Nieto y Nuño apostaron a la demonización y al aislamiento de los maestros, presentándolos como “flojos” y “rijosos”.
Por eso, el apoyo a los mentores, era un peligro para el gobierno, más aún después de la derrota electoral. Le podía aportar nuevas fuerzas al magisterio. De igual forma la lucha de la CNTE podía impactar a la clase obrera y la juventud.
Por eso descargaron la salvaje represión. EPN quiso acabar con el magisterio y evitar que avance la unidad con otros sectores obreros y populares, que fue uno de los elementos que empezó a mostrarse en las últimas semanas.
Esta tendencia a la alianza obrera y popular con el magisterio no se limitaba a los estados del sur del país. Comenzaba a hacerse presente en la capital del país, como decíamos arriba.
Asimismo, en Oaxaca y Chiapas las barricadas, los bloqueos y las movilizaciones del movimiento magisterial-popular recordaban las imágenes de la Comuna de Oaxaca del 2006, que surgió precisamente cuando la represión del 14 de junio del 2006 despertó una rebelión popular. La “comunalización” de la resistencia magisterial era un potencial escenario de pesadilla para EPN y Cue. Lo quisieron borrar de un manotazo con una de las represiones mas brutales de los últimos años.
Solidaridad con el magisterio en lucha
La guerra del contra el magisterio continúa. Sobre los maestros en Oaxaca, Chiapas y todo el país pende la posibilidad de nuevos ataques represivos.
La única forma de evitarlo y fortalecer la lucha magisterial es rodear ya de solidaridad al magisterio.
Para eso urge una gran movilización nacional, unitaria y coordinada, que ponga a millones en las calles y que -de norte a sur, y de este a oeste-, le ponga un alto a la represión de Peña Nieto, exija la libertad inmediata de los presos políticos y la resolución de las demandas del magisterio, así como el castigo a los responsables de la represión y asesinatos del 19 de junio.
No se puede derrotar semejante ofensiva con acciones “dislocadas”. Las organizaciones políticas, sindicales, democráticas, de derechos humanos, e intelectuales deben convocar a una gran acción: una verdadera demostración de fuerzas para que el gobierno sepa que el magisterio no está solo.
En ese sentido, y como planteamos aquí, la convocatoria de AMLO para el 26 de junio ya es tardía. Las bases del Morena deberían exigirle a su dirección que ponga todo al servicio de la lucha. No se puede esperar hasta el domingo. Tampoco centrar expectativas en las “mesas de dialogo” que proponen los diputados del Morena. Es urgente mostrar en las calles el apoyo incondicional. Sólo así se le impondrá al gobierno las demandas de los maestros.
La fuerza de los trabajadores
Para que las y los maestros no sean derrotados, es fundamental la acción de un gran gigante: la clase obrera. Los millones de trabajadores que se concentran en las grandes ciudades, que mueven la producción, el comercio, el transporte y las finanzas, si cobran conciencia de su fuerza podrían paralizar la economía, poner contra las cuerdas al gobierno y brindar la solidaridad más efectiva.
Durante décadas, los aliados del proletariado industrial -los maestros, los campesinos e indígenas- batallaron duramente contra el gobierno. Sus direcciones los llevaron a aliarse con uno u otro partido del régimen, como sucedió con el magisterio oaxaqueño y Gabino Cué. Pero los verdaderos aliados del México magisterial, indígena y campesino del sur del país están en los jornaleros de San Quintín, en los trabajadores de Honda, en las obreras maquiladoras de Ciudad Juárez, en los millones de asalariados que en los últimos años comienzan a despertar de un largo letargo. Es momento de soldar la alianza que necesitamos: la que une a los indígenas de Chiapas con las obreras del la frontera norte, a los maestros de Oaxaca y de Chiapas con el proletariado de las fabricas del Estado de México, Guadalajara y Monterrey.
Ya se han visto ejemplos de apoyo con la lucha magisterial en sus hermanos de clase. Las centrales que se reclaman opositores -como la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y la Nueva Central de Trabajadores- deberían ponerle fecha a un paro nacional en apoyo al magisterio.
Pero esto no es suficiente. Hay millones de trabajadores que no están organizados en estas centrales. Hay que definir una política activa para sumar a este Paro Nacional a los trabajadores sindicalizados por la CTM y a quienes no cuentan con organización sindical. Si derrotan al magisterio, la patronal estará en mejores condiciones para profundizar la explotación en las fábricas. Si triunfa el magisterio, por el contrario, debilitará a “los de arriba” y pondrá en mejores condiciones a la clase trabajadora para luchar por sus demandas. Para organizar esto, urge un gran Encuentro Nacional de Organizaciones en Lucha, convocado por la CNTE y todos los que queremos derrotar al gobierno.
Frente a la guerra que declararon contra el magisterio, la tarea del momento es poner en pie una gran movimiento democrático en las calles, y preparar un gran paro nacional en solidaridad con los maestros en lucha. Las organizaciones que se dicen democráticas, así como las centrales y sindicatos que se definen como opositores, tienen la palabra.
Pablo Oprinari
Sociólogo y latinoamericanista (UNAM), coordinador de México en Llamas. Interpretaciones marxistas de la revolución y coautor de Juventud en las calles. Coordinador de Ideas de Izquierda México, columnista en La Izquierda Diario Mx e integrante del Movimiento de las y los Trabajadores Socialistas.