"Estaba por tomar un café en mi casa con mi señora y escucho cartero. Salgo. “¿Ana Coutone?”, me dice. Sí, contesto. Saca un sobre, un telegrama. Lo abro con ella al lado. Era de despido".
Jueves 4 de octubre de 2018 18:03
Estaba por tomar un café en mi casa con mi señora y escucho cartero. Salgo. “¿Ana Coutone?”, me dice. Sí, contesto. Saca un sobre, un telegrama. Lo abro con ella al lado. Era de despido.
Su boca empezó a temblar sus ojos se llenaron de lágrimas. Enseguida llamó a su encargado le comentó su despido llorando pidiendo explicaciones y recordando que cumple. Ninguna explicación. Como mujer fuerte que es me dijo “nos vamos a arreglar”.
Claro, los trabajadores sacamos adelante a nuestras familias. Esa situación ese momento volverlo a vivir cuesta duele y demuestra que para este sistema solo somos un número de descarte. Pero a la vez te hace fuerte.
Ahora, no se entiende a los que dicen esperar al 2019. ¿Tienen muchos privilegios o son conformistas?. Los dirigentes kirchneristas claramente tienen privilegios. ¿Y los trabajadores que los siguen?.
Con nuestras familias movemos el país y nos piden resignarnos. El conformismo no nos lleva a ningún lado. Mirar al costado cuando un allegado, familiar, compañero de trabajo, amigo le pasa algo eso es ser conformista individualista. No ayuda, no suma para dar lucha y pelear por nuestros derechos.
Con este sistema laboral que vivimos desde décadas a nivel nacional y mundial dejamos la vida. Personalmente la dejé atrás en 20 años de transporte público. Dolió, costo, cuesta, duele. Pero aprendés a levantar cabeza.
He visto por tv como los trabajadores de Córdoba esperaban no escuchar sus nombres en listas de despidos. Como se unían los compañeros de Pepsico para dar lucha contra el cierre de su planta, los de Astilleros, los del Posadas.
Pero ayer fue un día muy triste donde mi cabeza hizo otro click. A más de uno le diría y digo no mires los noticieros, ver como lloran trabajadores por ser despedidos o ver cómo despiden o suspenden un compañero y sigas como si nada. Pensando en voz baja menos mal que no fui yo y ni siquieras un abrazo nada por intentar ayudar a ese despedido a ese compañero.
Pero de todo esto. Primero a ver pasado por lo mío y ahora el despido de mi esposa duele porque te pones a pensar cuántas Anas están recibiendo el telegrama. Y no es que no estamos preparados para salir adelante. Porque los brazos jamás los bajamos y por que siempre fuimos y somos coherentes. Mientras pudimos siempre nos solidarizamos con los demás porque uno nunca sabe. Esa es la verdad para muchos trabajadores.
Por eso jamas le des la espalda a un amigo compañero de laburo familiar cuando recibe la noticia de despido es una situación horrible y una palabra un abrazo es muy importante suma para dar lucha contra ese despido y seguir adelante
La clase trabajadora y las familias populares tenemos que estar unidas buscando una salida propia a la crisis. ¡La lucha tiene que ser ahora!