Un testimonio de Nicolás Lebrand. Durante esta primera semana de clases después de la vuelta a las aulas ha habido niños y niñas que se han contagiado en la clase de mi hija. Os explico las dificultades que hemos tenido que pasar para hacer un test de antígenos.
Jueves 20 de enero de 2022
Tercer día de la vuelta al cole y una compañera de mi hija da positivo por Covid-19. Aquel martes a última hora fuimos avisados por la institución mediante un correo electrónico. En el correo se aclaraba que mi hija es un contacto estrecho de quién dio positivo y por tanto que había que hacer un test en las farmacias habilitadas con la aplicación de La Meva Salut. También decía que teníamos un “plazo máximo de 4 días” y que si mi hija tuviera “síntomas” teníamos que ir directamente al Centro de Atención Primaria.
El primer obstáculo consistía en que no teníamos ninguna idea de cómo se tenía que hacer este “trámite”. En el correo no había ninguna indicación. Miércoles por la noche, después de volver del trabajo, probamos de entrar a La Meva Salut. Pienso: si no sabemos donde mirar, mirémoslo todo. Entro a cada uno de sus apartados, pero no encuentro ninguna pista que me diga como se tiene que hacer el test. Esperamos al día siguiente.
Jueves pasó más de lo mismo. Pues opto por enviar un correo electrónico al centro educativo y para hacer una consulta en línea con La Meva Salut. Contesta la tutora rápidamente y nos explica que cree que es a la opción de “medicación” puesto que otros padres le han explicado esto. Un rato más tarde me llaman de La Meva Salut y me dicen lo mismo. Entro pero no hay nada.
Viernes por la noche, yo ya sabía que algunos compañeros de mi hija ya se habían hecho el test. Pero en el apartado de “medicación” de La Meva Salut de mi hija continuaba sin haber nada. Mi hija a veces estornudaba y tenía un poco de mocos transparentes (solo esto). Pienso: “¿son síntomas o es un invierno más?” Mi hija tiene mucho cuidado y nunca se quita la mascarilla. Yo pensaba que no podía estar contagiada de la Covid.
El fin de semana no hay ninguna novedad. Habíamos ido a una farmacia a ver si quizás ellos ya tenían la autorización para hacer el test, pero nada de nada. Lunes 17, después de consultar infructuosamente La Meva Salut, enviamos otro correo electrónico al centro educativo explicando que en La Meva Salut no hay nada y que tenemos derecho al test. Al cabo de unos minutos encontramos en la apartado “medicación” que mi hija tenía cinco días para hacerse el maldito test.
Mi pareja y mi hija se van corriendo a la farmacia más próxima que hay dentro del listado para sacarnos de la duda. Cuando llegan, se encuentran con una nueva sorpresa: se habían acabado los test que habían enviado para los alumnos de escuelas e institutos. Ya habían pasado 6 días del primer positivo en clase.
Finalmente llega el día de la “victoria”: Martes 18 de abril de 2022 llamo a la farmacia y me dicen que tienen, pero unos poquitos. Salgo corriendo con mi hija hacia la farmacia. Voy poniendo en marcha la aplicación La Meva Salut, entramos y lo pedimos. Todo va en orden y de repente: Sí!!! Hacemos el test de antígenos (¡siete días después del primero positivo!). Hemos tenido un poco de suerte porque ha salido negativo el resultado. Y a los pocos minutos recibimos otro correo del instituto que nos informaba de la existencia de un segundo caso positivo. Y vuelve a empezar.
Mis conclusiones
La primera conclusión más rápida y obvia es que el gobierno de la Generalitat y el gobierno central no han hecho ninguna planificación para garantizar la realización de antígenos. No planificaron una criba generalizada antes de clases y tampoco planificaron las cribas cuando saliera un caso positivo. Ellos quieren ahorrarse hasta el último céntimo. Sí que hay test para los millonarios, los deportes profesionales, pero no para los niños y la juventud. Test para los ricos, pero pocos y caros para el pueblo.
No hay una buena distribución de los test de acuerdo con los objetivos que la misma Generalitat hizo suyos. La información llega tarde a cada centro y dejan a los equipos directivos y el agente Covid “a la intemperie”. Si mi hija hubiera dado positivo, la noticia habría estado siete días después del primer caso. Y a veces pienso, el segundo caso positivo ¿Habrá tenido los mismos problemas que yo para hacerse un test?
La falta de planificación de educación y sanidad deja a las familias dentro de la ignorancia suprema y a merced de la suerte. Los padres no pueden pedir permisos retribuidos para cuidar de los niños y niñas positivos. Tenemos que tener cuidado “por si acaso tiene síntomas” y esto ¿Quién lo paga? ¿Cada cual de sus vacaciones?
El Gobierno español hace meses que decidió que el “marrón” de gestionar la Covid sea asumido por las diferentes Comunidades Autónomas. Y los gobiernos autónomos hace meses que decidieron “privatizar” la gestión de la Covid. Es decir, sálvese quién pueda. Cada cual tiene que comprar las mascarillas, test, etc. Y dejan manga ancha a los especuladores, mientras hay familias que no tienen suficientes ingresos para comprar la comida.
Una gestión de la Covid que solo piensa en los billones del fútbol y las ayudas millonarias a las grandes empresas, solo continuará dejando migajas en la clase trabajadora y la mayoría de la población. El problema del test de mi hija es una muestra de la gestión capitalista de la Covid, y, desgraciadamente muy poca cosa en relación al sufrimiento de los miles y miles de trabajadores en ERO y ERTE. Hay que salir a las calles para luchar y torcer el brazo en los gobiernos (de izquierdas y de derechas).