Más de 2000 vecinos y vecinas se reunieron este sábado 18 de febrero en Madrid Río en contra del proyecto de tala de más de mil árboles con más de 50 años de antigüedad por la ampliación de la línea 11 de metro. El gobierno de Isabel Díaz Ayuso había aprobado la deforestación de más de 25.000 metros cuadrados de zona verde pese a que esta medida no se contemplaba en los planos originales y no contaba con el apoyo de las asociaciones de vecinos que este sábado clamaban con fuerza: “No a la tala”.
Martes 21 de febrero de 2023
Gracias a la rotunda negativa tanto de los vecinos como de organizaciones sociales y ambientales, que ha declarado que en plena crisis ecológica resulta intolerable que se valore más no cortar el tráfico durante unos días que deforestar un parque público, las obras han sido paralizadas, al menos temporalmente, y la lucha ha sido llevada a los tribunales. Ecologistas en Acción comunicó que no pararían la movilización hasta conseguir el compromiso de mantener los árboles.
Aunque la tala tenía como objetivo facilitar las obras, Ecologistas en Acción sostiene que se trata de un ejemplo de cómo no se habían contemplado las irregularidades ambientales del proyecto ni se han tomado medidas para que el daño ambiental sea el mínimo posible, así como también existe una indiscutible falta de transparencia en el proyecto. Añaden que en esta decisión del Ayuntamiento se veía otra vez más la poca importancia que le dan al patrimonio natural de Madrid.
El plan inicial de trasplantar de 60 a 300 árboles (5% del total) ha pasado a ser ahora una paralización de la tala y una vuelta a estudiar el proyecto. En plena crisis climática y teniendo en cuenta que los parques son uno de los pocos lugares de ocio gratuito para la clase trabajadora (especialmente en el caluroso verano), la preservación de las pocas zonas verdes de las ciudades es un ejercicio de resistencia mínima, que si bien está muy por debajo de lo que necesitamos para paliar la crisis resulta vital para la calidad de vida de los vecinos y vecinas de los barrios. El proyecto de la ampliación de la línea 11 no tenía en cuenta los daños reales del impacto ambiental ni a las aves u otros animales que se habrían visto obligados a emigrar a otros lugares.
Los vecinos se han plantado en pie de guerra contra el proyecto de un gobierno que no contó con la opinión de los vecinos. Miles de personas indignadas proclamaron que “no hay planeta B” y colocaron carteles en los árboles como una forma de apadrinamiento en un ejemplo de lucha vecinal en las calles y contra la lógica de que la lucha está solo en las instituciones y Consejerías. Un primer paso para el barrio de Arganzuela que debe revalidarse con el nuevo proyecto que presente la Comunidad.