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Red Internacional
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No a los despidos. La siderúrgica Huachipato despide a 64 trabajadores mientras sigue generando miles de millones de pesos en ganancias

La Compañía Siderúrgica Huachipato (CSH) ubicada en Talcahuano, región de Bío Bío, es parte del holding CAP, dueña de múltiples empresas en Chile. Los últimos años se ha visto los subes y bajas en “los números” de ganancias y baja en las ganancias , debido a distintos factores mundiales y nacionales. Los empresarios dueños han decidido despedir a trabajadores para “ahorrarse” esos sueldos y así seguir ganando ellos.

Viernes 22 de septiembre de 2023

Estos días se ha conocido que trabajadores de Huachipato están pidiendo al gobierno que intervenga para evitar “las pérdidas” de la empresa y las desvinculaciones, además de denunciar que hay una competencia desigual con empresas chinas que venden más barato los productos (hasta el 40% más barato). Esta “competencia desleal” abriría la posibilidad de que la empresa cierre, ya que acrecentaría en el futuro “la crisis” de CSH y abriría la posibilidad de que 20.000 trabajadores queden sin trabajo.

Primero que todo, es indignante que una enorme empresa, que acumula y acumula ganancias y que está muy lejos de la quiebra despida a cualquier trabajador “por necesidades de la empresa” o por cualquier otro motivo debido a que no hay ningún fundamento lógico para hacerlo. Los 64 despidos realizados son un ataque directo a las y los trabajadores con dos motivos, ahorrarse esos sueldos mes a mes para así aumentar las ganancias de los pocos dueños del holding CAP, y amedrentar a los que siguen trabajando para que vean que el despido es un riesgo si se organizan o movilizan contra lo que digan los jefes. Clásico del empresariado. ¡Reincorporación inmediata de los 64 trabajadores de la Siderúrgica Huachipato!

En segundo lugar, se pide que el gobierno intervenga a favor de la empresa combatiendo la “competencia desleal”, el llamado “dumping” por parte de productoras chinas, para “proteger la producción nacional”. Y es cierto que a la mayoría de las industrias “chilenas” les cuesta competir con multinacionales que imponen condiciones más favorables para “el mercado”, lo que hace peligrar a las empresas “más pequeñas” (aunque es imposible de catalogar como pequeña a la siderúrgica Huachipato y al holding CAP). Pero esto es interesante porque este fenómeno que sucede cotidianamente es demostración de que el mercado no se regula solo como podría intentar convencernos algún derechista neoliberal promedio, sino que la competencia entre los propios empresarios llega a un punto que necesita la intervención estatal para regular la competencia en base a dar beneficios a una empresa y límites a otra.

Si bien es cierto que aquí están en peligro las condiciones de vida de 64 familias con los despidos, a largo plazo también peligran los 20 mil puestos de trabajos que hoy mantienen a la siderúrgica. Con el modelo neoliberal que tenemos las opciones son siempre para beneficiar a las empresas, dejando en segundo plano las necesidades de las y los trabajadores. Es por eso que no se puede pedir solamente una intervención del gobierno, o que se proteja la producción nacional en general, porque eso en realidad significa que nuevamente el gobierno y el Estado -en última instancia- interceda para beneficiar a un grupo económico que si uno mira los cálculos, no lo necesita. CSH no ha perdido dinero, solo ha ganado un poco menos que antes.

Esto abre la pregunta de entonces ¿qué habría que hacer en este caso?

Como ya lo decía antes, lo primero y más urgente es devolver el trabajo a los 64 trabajadores despedidos, y que los más de 20 mil trabajadores de la siderúrgica no permitan ningún despido más ya que solo es para garantizar las ganancias de sus patrones mientras sus compañeros y familias pueden morirse de hambre.

En segundo lugar, se deben abrir los datos de contabilidad para que sea público el estado financiero de la empresa y del holding completo que la sostiene y que saca millones y miles de millones de dólares con sus negocios. De seguro que ahí las y los trabajadores podrán demostrar que el problema no es que hayan muchos trabajadores sino que hay unos pocos que ganan mucho a costa de su trabajo. ¿A dónde van las ganancias que mes a mes sacan los empresarios del acero chileno? ¿Irán para invertir a la región del Bío Bío o para mejorar las plantas industriales, o para aumentar los sueldos y la contratación de personal, o se van para las cuentas bancarias fuera de Chile de los dueños de las empresas? Podríamos asegurar que la mayor cantidad de dinero va a cuentas personales de los dueños de CAP.

En tercer lugar, si la empresa está en riesgo, o sus trabajadores sienten temor de las decisiones que pueda tomar la gerencia en el futuro, es posible y necesario plantear la nacionalización de las industrias estratégicas del país, como lo son las productoras de materias primas como el cobre, el acero, la madera, la fruta, los puertos, entre otros. La nacionalización del holding CAP bajo el control de sus propios trabajadores y no de gerentes designados por los accionistas es la única forma de evitar el futuro peligro de cierra de la empresa y la desaparición de esos 20.000 puestos de trabajo que son fundamentales para la región y para el país. El Estado no debe intervenir para que ellos sigan ganando miles de millones, sino que debería actuar para proteger los intereses de las y los trabajadores. Claramente estamos lejos de que el Estado chileno, sus empresarios y lo partidos del congreso y del gobierno pongan esto como prioridad, ya que su sentido de existencia es asegurar el mejor negociado para los poderosos, como lo demostró Boric con la aprobación del odiado TPP-11.

Es por esto, que en cuarto lugar me gustaría señalar que ante estos casos, queda demostrada la necesidad de una organización política de los trabajadores y que defienda los intereses de las y los trabajadores. Ante una ultraderecha ofensiva, un empresariado confiado y un gobierno incoherente y conciliador con los dueños del país, la clase trabajadora y la juventud necesita rebelarse y organizarse para por ejemplo luchar contra los despidos; pelear por el aumento del sueldo mínimo base a $750.000 y que suba acorde con la inflación; por la nacionalización de los recursos naturales, las industrias estratégicas y el control de los trabajadores de la producción, para así terminar con el saqueo de nuestro país de empresarios chilenos, chinos, gringos o de cualquier otro país. Solo la organización, la unidad y la movilización de la clase trabajadora y la juventud puede abrir un camino que nos lleve a conquistar mejores condiciones de trabajo y de vida.


Yuri Peña

Licenciado en Historia. Estudiante de pedagogía en la U de Chile. Militante de VENCER y del Partido de Trabajadores Revolucionarios