Hace 4 meses que la Plaza de los Periodistas del barrio de Flores está cerrada, habiéndose concluido las obras hace más de un mes. Los vecinos quieren recuperar su espacio de encuentro recreación, deporte y contacto con la naturaleza.
Sábado 11 de noviembre de 2017
El gobierno de la ciudad organiza reuniones y más reuniones, “participación ciudadana”, “tu opinión nos importa” y otros slogans de Duran Barba inundan la ciudad, publicidades que significaron el año pasado un gasto de 1200 millones de pesos.
Te puede interesar: “Del Corro: “Plata para la publicidad de Larreta, sí. Para educación publica, no”
A comienzos del 2017 funcionarios del gobierno de la ciudad organizaron una “reunión de vecinos” para consultar los arreglos de la Plaza, restaurar lo restaurado en el 2014, año en el que se arregló lo arreglado en el 2013. Hace más de un mes que la plaza está lista y sin embargo continúa con candados en todas sus puertas, solo entra personal de mantenimiento para regar y cuidar la vegetación. Ningún funcionario escucha los reclamos: “Queremos usar nuestra plaza”. Y lo bien que hacen en resaltar el “nuestra” ya que la Plaza de los Periodistas es una conquista de los vecinos que lograron en los 90’ que el gobierno municipal destine los recursos para a expropiación y construcción de la plaza donde durante años hubo escombros.
En la ciudad más rica del país pero donde sin embargo 1 de cada 5 personas son pobres, el derecho a la recreación en espacios verdes puede parecer una necesidad poco urgente. Sin embargo, cada día que pasa con la plaza cerrada hace creer la bronca: “los funcionarios no entienden la importancia que tiene para nosotros una plaza, ellos tienen sus barrios privados con piletas, bosques y parques de varias manzanas, o los edificios de lujo de Barrio Parque que eligen los que viven en la Ciudad”.
Larreta: ¡Quiten ya los candados de la Plaza de los Periodistas!
En las plazas porteñas juegan los niños junto a sus familias a la salida de la escuela y los fines de semana, se encuentran los jóvenes a hacer deporte o charlar entre amigos, ensaya la murga los domingos, se reúne grupos de teatro comunitario, centros de jubilados, vecinos a pasear a sus mascotas, trabajadores para almorzar y respirar un poco de aire fresco. Disfrutar del poco tiempo de recreación y esparcimiento que nos queda luego de las jornadas laborales, no puede ser un lujo o depender de la desidia de funcionarios; es un derecho de todos y todas.
Mientras el gobierno de la Ciudad intenta inflar los números sobre espacios verdes contabilizando canteros y jardines verticales la realidad no la pueden ocultar, hasta los diarios amigos denuncian el déficit de espacios verdes y los problemas que esto trae a la salud:
“Si se compara la cantidad de espacios verdes por habitante que tiene respecto de otras capitales de América latina, Buenos Aires pierde por goleada: en un ranking de 10 ciudades elaborado por ONU Hábitat, en el que están incluidas México DF, San Pablo y Santiago, de Chile, quedó en penúltimo lugar, con 6,2 metros cuadrados por habitante. Sólo Lima está detrás, con 2 metros cuadrados. Para los expertos, no es un tema menor: la calidad de vida en una metrópolis está relacionada directamente con la cantidad de espacios verdes y públicos con los que cuentan sus habitantes. Según la OMS debería entre 10 y 15 metros cuadrados de espacio verde por persona.”
Además, dentro de la Ciudad de Buenos Aires el panorama es muy desigual, como muestran los números de relevamiento del propio gobierno de la ciudad (Dirección de Estadística. La comuna 7, barrio de Flores, queda en el lugar 11 entre las peores en la relación metros de espacios verdes por habitante. Sin embargo, la desigualdad no siempre se refleja en los números. Recoleta (comuna 2) y Villa Soldati y Villa Lugano (comuna 8) se ubican en el segundo y tercer lugar. Sin embargo, mientras la zona más rica de la ciudad tiene los históricos Bosques de Palermo y las numerosas plazas de Avenida del Libertador con abundante vegetación y servicios de mantenimiento, en el sur de la Ciudad lo que prima es la desidia y el abandono. El Parque Roca de Villa Lugano no tiene árboles ni mantenimiento y el Parque Indoamericano, a 7 años del violento desalojo que se llevó dos vidas, hoy no es ni vivienda ni el parque prometido.