Galerna está editando las obras completas del dibujante Horacio Altuna. El primer libro es "Las puertitas del Señor López", publicado en agosto de 2015. Acercamos al lector una reseña del mismo.
Domingo 18 de septiembre de 2016
Las puertitas del señor López no se editaba desde 2007, cuando Clarín lo incluyó en su Nueva Biblioteca de la Historieta. Su primera publicación había sido entre 1979 y 1982, en las revistas El Péndulo y Humor. Ahora, con un amigable formato de 28x22 cm, Galerna reúne las 38 historietas del señor López, ilustradas por Horacio Altuna y con los guiones de Carlos Trillo.
Esta nueva versión está prologada por Hernán Casciari, escritor y editor argentino e íntimo amigo de Altuna. Recientemente, en julio pasado, se presentó el segundo tomo de la colección, El último recreo, también de la dupla Altuna-Trillo.
1979: Los orígenes de Las puertitas
Altuna y Trillo se ponen a trabajar juntos. El resultado, Las puertitas del señor López, sale a la luz como un suplemento de la revista argentina de ciencia ficción, El Péndulo. Pocos números después la historieta se muda a la revista Humor, donde se publicará hasta el último de sus números, en 1982.
El señor López, un hombre bajito, rechoncho y cincuentón, trabaja en una oficina normal de Buenos Aires. Siempre rodeado de carpetas y papeles, se pasa el día aburrido y haciendo cuentas. En la casa lo espera su mujer: la “Vieja”. Es una mujer gorda, gritona y siempre pintarrajeada, que vive dándole órdenes. La vida de López oscila entre el malestar del trabajo y del hogar. Pero tiene una escapatoria: el baño. Una vez que cruza la puerta del “toilette” se le abren otros mundos, en los que se puede evadir por un rato. Pero, cuidado: las puertitas de López no son la entrada al paraíso. Si bien algunas veces se le presentan como un descanso frente a lo cotidiano, otras veces debe huir de aquellos mundos paralelos. Sucede que el material con que se construyen estas fantasías no sólo está compuesto por sus mayores deseos, sino también de sus grandes miedos. Como dirá Altuna en una entrevista el año pasado con el Diario La Voz:
En esa tira se hablaba de los miedos, porque todos los teníamos. Me refiero a miedos naturales y permanentes. Uno debe luchar para superarlos y modificar esa realidad que jode. Era fácil identificarse, no con el señor López, que era patético, sino con sus temores.
Las transacciones entre los mundos se nos presentan siempre en cinco carillas. Una y otra vez, López se encuentra en una situación diaria, en la oficina, en la casa o en un bar, y se dirige al baño. Una y otra vez, al cerrar la puerta se encuentra en otro lado. Una y otra vez, vuelve a la realidad. De un lado y del otro, López siempre es el mismo.
Una rutina de oficina, la esperanza del ascenso, un hogar construido con una mujer ama de casa, un café como lugar de encuentro. Pero también un país sumergido en una feroz dictadura. En los mundos de López los autores dejan entrever la crítica a su propio mundo. Cada tanto ingresa a alguna tierra distópica, donde la opresión está a la orden del día:
López está en una reunión, en el living de una pareja amiga. Mientras hablan de la ética y la moral, aparece el hijo de los dueños de casa. El padre, enojado al ver el libro y el vinilo que el adolescente lleva bajo el brazo exclama: “¡Estas cosas en mi casa no entran!”. Incómodo, López se dirige al baño. Al cruzar la puerta, entra en un mundo futurístico lleno de agentes del orden y en completo silencio. López le pregunta a un transeúnte sobre la razón del generalizado mutismo en el que se encuentran. El hombre, desesperado, le tapa la boca. De allí en más vemos un mundo lleno de personajes que al hablar, sólo emiten globos de conversación en blanco. El protagonista se pasea y visualiza el cartel sobre una librería: “Aquí próximamente estacionamiento”. Unos cuantos cuadros más abajo un grito irrumpe la escena: “¡¡¡Basta!!!”, chilla un hombre arrancándose la camisa, desesperado. Rápidamente los agentes del orden se llevan preso al transgresor, mientras López observa. Luego, decide volver al mundo real. Ya fuera del baño, regresa al living y encuentra al adolescente gritándoles “¡¡¡Basta!!!” a sus padres. En la siguiente escena, el hombre lo interpela a López sobre qué piensa acerca de lo sucedido. En respuesta, López emite un globo en blanco.
1982: de la historieta al libro
Luego de una primera aparición en revistas, Las puertitas tomará formato libro, a través de Ediciones de la Urraca, la misma editorial de la revista Humor. En 1982, se publica un primer tomo con 25 historietas, para en 1988 editarse el segundo, esta vez con 13 tiras. Las publicaciones cuentan con los prólogos de Juan Sasturain y Marcelo Figueroa, respectivamente.
1988: del papel al cine
Paralelamente, el año del segundo compilado, López conquista la pantalla grande, bajo la interpretación de Lorenzo Quinteros. Alberto Fisherman será el encargado de dirigir la película. Katja Alemann será la actriz que encarne las famosas mujeres de Altuna, presente en las fantasías de López.
2007: Clarín reedita Las puertitas
Luego de 20 años, Las puertitas vuelve al ruedo en el marco de la Colección Nueva Biblioteca de la Historieta de Clarín. En 2003 el diario lanzaba la primera apuesta a una recopilación de historietas argentinas, en formato libro, que salía a la venta cada quince días. Tras 20 números y un gran recibimiento del público, en 2004 se proponen una nueva tirada, esta vez de 15 números más (ocho de autores argentinos y siete estadounidenses). El número 11, publicado en febrero de 2007, pondrá nuevamente al señor López en circulación.
2013: cómo conocimos a López
Es esta versión -la de Clarín- la que un día encontramos en la casa de uno de nuestros padres. Paradójicamente, estaba en la biblioteca de al lado del baño. Allí conocimos, por primera vez, a López y sus mundos. Y nos propusimos hacerlo parte de nuestra biblioteca, en la que desde hace un tiempo hay una pequeña sección dedicada a las historietas. Lo que no sabíamos era que la búsqueda de Las puertitas sería una odisea. El libro se encontraba agotado desde hacía años. Ni siquiera usado se conseguía. Parecía que nadie lo quería largar.
2015: reedición y reencuentro
Es septiembre y Altuna se encuentra en Buenos Aires para la presentación del primer libro que le edita Galerna. Antes de regresar a España, donde vive desde 1982, se hace tiempo para hablar con el diario La Voz en un barcito porteño. Allí se le pregunta sobre la vigencia de la historieta 30 años después:
Siempre repito que como autores, junto a Carlos (Trillo), tirábamos mensajes en una botella al mar. Ahí iba la botella. Alguna vez alguien la descubriría, leería el mensaje y se interpretaría según el lector. El asunto es que el mensaje llegue. No importa cómo se interprete. Lo ideal sería que se interprete como lo que quisimos decir. Lo que me resulta fantástico es la permanencia en el tiempo. Pero la temática es universal y atemporal, porque esos miedos siguen en el tiempo, no cambian. Es como hacer una historieta de amor, con encuentros y desencuentros en una pareja: eso no varía. Hay cosas inmanentes en el ser humano.
Dos meses después, sin estar anoticiados de tal suceso editorial, caminábamos por la calle Corrientes un sábado por la noche. Una vidriera nos llamó la atención. En tapa brillante, blanca y negra, allí estaba una de las mujeres de Altuna, reconocible a la legua. Chiquitito, y encorvado, el señor López. ¡El señor López! ¿Se reeditó? Impulsivamente, intentamos entrar. La puerta estaba con llave. El librero nos vio, giró la llave y entreabrió la puerta: “Estamos cerrando, si van a comprar pasen, si es para mirar…”. “Sí, ¡vamos a comprar!”, lo interrumpimos. Unos minutos después, con la librería ya cerrada al público, salíamos a la calle por la puertita de la cortina metálica, que ya estaba baja. Siempre entrando y saliendo por puertitas, López se venía con nosotros.
El autor
Horacio Altuna nace en Córdoba, en 1941 y se interesa por el dibujo desde niño. Con 24 años publica su primera historieta, Súper Volador, pero la fama no llegará hasta 1975, cuando con Carlos Trillo comienzan a publicar en Clarín la más exitosa de sus obras: El Loco Chávez. Es el año previo a esta tira cuando Trillo y Altuna comienzan a trabajar juntos e inician así, en la revista Satiricón, los primeros pasos del camino recorrido como dupla dibujante-guionista. Las puertitas del señor López será parte de este camino, que culminará 10 años después, a mediados de 1980, con Tragaperras y El último recreo.
Con hogar en España desde 1982, Altuna ha publicado aquí y allá numerosas obras, siendo en 2004 el primer ganador no español del Gran Premio del Salón Internacional del Cómic de Barcelona. En 2012 recibió el Premio Konex en la disciplina Humor e Historieta.