La precarización y los despidos son una constante para las y los trabajadores estatales, donde la demanda de derechos laborales es una conquista pendiente, por ello llamamos a retomar la tradición combativa del 1 de mayo, Día Internacional de la Clase Trabajadora.
Viernes 29 de abril de 2022
El 1 de mayo se acerca, entre la patronal se hace referencia al “Día del Trabajo”, pero las y los trabajadores no debemos olvidar su tradición de lucha.
Fue en 1886 cuando en Estados Unidos, decenas de miles de trabajadores y trabajadores se organizaron en huelgas y protestas demandando la reducción de la jornada laboral y mejores condiciones; “8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas para la recreación” era una de las demandas centrales.
Más de un siglo después estás demandas están vigentes, a pesar de los avances tecnológicos la mayoría trabajamos entre 9 y 11 horas. En las condiciones de trabajo la tendencia ha sido a profundizar la precarización laboral, es decir, la ausencia de estabilidad, contratación y respeto pleno a los derechos laborales.
Entre las y los trabajadores al servicio del Estado, ya sea de dependencias locales, federales o descentralizadas, la tendencia a arrebatar derechos laborales y multiplicar contratos de simulación laboral se ha profundizado en las décadas neoliberales con los gobiernos de la actual “oposición”.
A pesar de que la Ley Federal de Trabajadores al Servicio del Estado, reconoce únicamente a trabajadores de base y de confianza, se han creado figuras de honorarios, nómina 8, Capítulo 3000 (servicios profesionales), autogenerados, becarios o beneficiarios de programas sociales, Galeano Salud, etc; con el fin de negar derechos para “reducir” gasto presupuestal.
El gobierno de la Cuarta Transformación mantiene un retórica antineoliberal, sin embargo, las políticas dirigidas a las y los trabajadores del Estado, hacia los que funge directamente como patronal, ha profundizado la precarización y mantenido sostenidamente, durante los más de tres años de gobierno, una política de despidos a trabajadores precarios y de base.
A través de la aplicación de la llamada Austeridad Republicana, que se planteó como un política para quitar privilegios a los altos funcionarios, se han ejecutado recortes salariales y de prestaciones, ataques a la libertad sindical y de asociación, falta de insumos, recortes a programas de investigación o sociales - como el recorte a las estancias infantiles, los programas de prevención de violencia a las mujeres o de protección a periodistas- y cientos de miles de despidos en prácticamente todas las dependencias públicas.
Las figuras de “becarios o beneficiarios” de programas sociales ha sido uno de los avances más profundos en la precarización, a pesar de que quienes están en este régimen realizan funciones esenciales para sostener las dependencia públicas y en muchos programas son prácticamente la totalidad de quienes los mantienen, se les niega el reconocimiento como trabajadores por lo que carecen de todo derecho laboral; se les usa para tareas por fuera de sus funciones, incluso sus trabajadoras y trabajadores han denunciado como les obligan a tareas con fines proselitistas -como la promoción de la consulta por revocación de mandado o de juicio a ex presidentes-; además de que sus condiciones salariales han tendido a la baja, mientras la carga laboral aumenta.
Muestra de ello son quienes trabajan en la Secretaría de Cultura, Ponte Pila, Participación Ciudadana, Servidores de la Nación, etc. A pesar de ejecutar programas que el Gobierno señala como clave para el “Proyecto de Nación” lo hacen sobre la base de la precarización.
Quienes trabajamos en el sector estatal sabemos que hablar de derechos laborales no es cuestión de retórica, sabemos lo que es estar mes con mes, cada tres meses o cada año sin saber si se tendrá trabajo y que ello no depende de nuestro desempeño; sabemos lo que es que nuestros pagos se retrasen incluso meses, que no tengamos horarios fijos y , por tanto, días de descanso, temer a enfermar por no tener servicio de salud, o incluso - para quienes realizamos trabajo de campo- saber de los riesgos de nuestra labor y estar expuestos sin ningún respaldo; sabemos lo que es vivir hostigamiento laboral si exigimos algún derecho, sabemos lo que es “promover derechos” sin tener goce de ellos.
La profundización de la precarización y los despidos se han ejecutado durante estos años del Gobierno de la 4T bajo el argumento de un derroche en el gasto público, además de tachar de “aviadores” a quienes sostenemos el funcionamiento de todos los programas y servicios. Esto a la par que los altos funcionarios mantienen salarios de más de cien mil pesos mensuales y año con año se aumenta el presupuesto a la Guardia Nacional, que militariza el país y es recientemente responsable de la ejecución extrajudicial de Ángel Yael, estudiante de Agronomía de 19 años.
¡A sumar fuerzas por nuestras demandas!
Frente a este panorama, las y los trabajadores estatales hemos sido protagonistas de procesos de organización y lucha contra los despidos y por derechos laborales, mes con mes en dependencias de todo el país el descontento se desborda.
En los últimos meses, han sido las y los trabajadores de la Secretaría de Cultura de la CDMX quienes protagonizaron asambleas, movilizaciones y emplazamientos a las autoridades, al grito de ¡Que nadie quede fuera!, exigiendo que se respete el criterio de continuidad y la reinstalación de despedidos. Gracias a la lucha arrancaron más de 200 reinstalaciones, sin embargo, producto de la represión política han dejado fuera a un importante sector de las y los trabajadores que componen la asamblea.
Como caso icónico de esta lucha, las y los trabajadores de Notimex que están cumpliendo 800 días de huelga contra violaciones al Contrato Colectivo de Trabajo, despidos injustificados y violaciones a la libertad sindical, enfrentando la represión y persecución política de distintas instancias de gobierno, que se ha negado a resolver sus demandas. Una lucha que como en la mayoría del sector estatal es protagonizada por mujeres.
Para combatir estos ataques, y los que vendrán, las y los trabajadores necesitamos impulsar una política independiente de los partidos del congreso y de la burocracia sindical, basada en la movilización y la lucha por nuestros derechos, que confié en nuestras propias fuerzas y la unidad con otros sectores para arrancar nuestras demandas.
Exigiendo al mismo tiempo a los sindicatos que se reivindican demócraticos - como los agrupados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y la Nueva Central de Trabajadores (NCT)- que retomen las demandas del sector estatal y pongan sus fuerzas para arrancarlas.
Desde Queremos Trabajo Digno consideramos que en este 1 de mayo, Día Internacional de la Clase Trabajadora, las demandas del sector estatal tienen que escucharse claras y fuertes, siendo un paso en
construir un espacio democrático y amplio, capaz de articular un plan unitario de lucha, por el triunfo de las luchas de trabajadores actuales, como las y los trabajadores del SUTNOTIMEX, el personal del sector salud, que aún exponiendo su vida en la pandemia, vive los despidos y recortes; o las y los trabajadores de la Asamblea de Cultura, las y los trabajadores de INEA, etc.
Por la reinstalación de todas y todos los despedidos injustificados, por plenos derechos laborales y basificación y la recuperación de los sindicatos como herramientas democráticas de lucha, pues las diligencias actuales usan los derechos laborales de forma clientelar, negocian a espalda de la base trabajadora y se niega a defender a los amplios sectores precarios.
Marcha con nosotras y nosotros saliendo desde el Monumento a la Revolución 09:30 horas.
¡Recuperemos el filo combativo del 1 de mayo! ¡Las y los trabajadores tenemos todos los derechos por conquistar!