El artista se presentó en la provincia con un set individual donde repasó toda su obra. La Izquierda Diario estuvo presente y te muestra cómo fue
Lunes 1ro de noviembre de 2021 15:09
La sala Chalo Tulián de la Nave UNCuyo fue el escenario para un show especial del cantautor rionegrino en nuestra provincia. En consonancia con su último trabajo de estudio, Criptograma (que fue publicado durante la pandemia), se trató de un concierto de un carácter íntimo y retrospectivo.
El artista realizó una performance unipersonal: Solo él y su voz, asistido por sus guitarras y una batería de samplers, pedales de efectos, cajas de ritmos y consolas. Realizó un recorrido por toda su discografía, con obras que fueron desde de Azules turquesas, su primer álbum publicado en 2004, hasta el mencionado Criptograma del 2020. Así, comenzaron a desfilar las canciones Agua, Señal 1, la siempre dulce Me hice cargo de tu luz, Sombra 1 (con dedicatoria especial a Charly García).
Desde el primer tema se vio cómo el uso de los instrumentos electrónicos que lo rodearon fueron generando una amplia sonoridad que envolvió a los asistentes y los dejó flotando en una nube de melodías, ecos, aullidos, voces, cuerdas y vientos sampleados, todo delicadamente armonizado. Las luces, por su lado, aportaron a generar ese ambiente cálido y envolvente. Resulta reconfortante ver y escuchar tantos recursos técnicos y tecnológicos en pos de la más alta creatividad. Cabe aclarar que los samplers y las pistas siempre son parte del abanico sonoro de los shows de Aristimuño, pero en este formato unipersonal es donde más destacan.
Siguió Green Lover, una poética semblanza de quienes sufrieron la persecución y la represión durante la última dictadura y que, como siempre, dedicó a las Abuelas de Plaza de Mayo. Pero anoche, además, sumó el recuerdo de Gabo Ferro, artista y amigo con quien realizó varias versiones de esta canción y que falleció en octubre del año pasado.
Luego vinieron Cosas del amor, Blue, El beso (obra inspirada en la pintura del mismo nombre de Gustav Klimt), Cuenta y El plástico de tu perfume; una serie de obras que demuestran el eclecticismo del compositor, formando un paisaje con aires electrónicos y new wave, rock, folk, bossa, estilos jazzeados y más.
Finalmente, para el cierre llegaron los hits How Long (para recordarnos que en el capitalismo todo, absolutamente todo se paga), Azúcar del Estero, Tu nombre y el mío y la despedida con La última prosa.
Lisandro sigue demostrando por qué enamora a su público y que es capaz, ya sea con su banda o en solitario, de situarnos en un lienzo donde va pintando con guitarras y samplers un paisaje con todos los colores, desde el verde militar hasta el dorado que emana de El beso klimtiano. Forma así una paleta que pinta el espíritu y no nos debe faltar nunca.