Conversamos con el grupo “Los Constructores” que acaban de volver de Córdoba, tras presentar su obra “El carozo del invierno se llama primavera” inspirada en textos de Luis Franco, en el Espacio Cultural Bataclana.
Sábado 5 de agosto de 2017
Conversamos con el grupo “Los Contructores” que acaban de volver de Córdoba, tras presentar su obra “El carozo del invierno se llama primavera” inspirada en textos de Luis Franco, en el Espacio Cultural Bataclana. Recién llegados, Marité Pompei, Georgina Gaibiso y Cristian Romero nos cuentan cómo se dio esta experiencia, a pocos días de volver a presentarla en Catamarca en el Teatro del Sur.
Presentación de Antonella Gaibiso Pompei
Actúan, mutan, resuenan: Georgina Gaibiso, Moisés Seleme, David Silva, Cristian Romero.
Música original y en vivo: Carlos Gaibiso
Dirección: Marité Pompei
¿Cómo surge la idea de ir a Córdoba a presentar la obra?
GG: Nos acercamos al Espacio Bataclana gracias al contacto que nos hizo el compañero Carlos de Contraimagen con el grupo Panfletarias que forman parte de este espacio, y por su intención de querer compartir la obra, que se vea. Sobre todo pensando en este espacio en particular que ya lleva 10 años de resistencia sobrellevando las crisis, el alquiler, la avanzada inmobiliaria, trabajando a la gorra. Ese es el punto inicial donde la obra va para Córdoba y a este espacio en particular.
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MP: Todos los ciclos que se vienen haciendo con respecto a los 100 años de la Revolución Rusa, son ciclos que viene promoviendo el PTS en distintos lugares, en distintos puntos del país. Comenzamos acá en Catamarca con un ciclo de charlas en Humanidades de la UNCA junto a la docente Lilen Malugani, que de alguna manera nos fueron conectando, y a mí en particular, con la posibilidad de discutir desde las artes, desde el cine en el caso de Carlos, y desde el teatro, el vínculo entre arte y política. A partir de este ciclo, que va a tener una continuidad en este semestre acá en Catamarca, nos vinculamos con el que estaban llevando adelante en el Espacio Cultural Bataclana, que es un ciclo de discusión y de formación también respecto de la revolución. La conexión básicamente fue por ahí. Extender el diálogo no sólo a Catamarca sino también a Córdoba, una charla que denominamos el “Teatro Comunista”, es decir, qué aportes surgieron de la Revolución rusa al teatro ruso, y que esos aportes hoy forman parte ineludible del acontecimiento teatral moderno y universal. En ese marco es que vamos a Córdoba.
Vamos con la charla y con la obra “El carozo del invierno se llama primavera”, que la inspiración es Luis Franco. Este autor, para desconocimiento de muchos fue un escritor trotskista. Más allá de todo lo que significa su literatura, esta necesidad de romper con los eufemismos, de considerarlo sólo poeta librepensador, no, Franco fue un poeta trotskista, escribía desde un lugar. Y en eso, no sólo tiene que ver su poesía sino su posición política, de donde sale la idea de hacer esta obra “El carozo del invierno se llama primavera”. Este título es una metáfora que condensa de alguna manera esta idea del hombre nuevo hijo de la revolución, que es lo que manifiesta Luis Franco en sus poesías y sobre todo en “La Insurrección del Poema”, que concentra todo su pensamiento, a mi manera de ver. El hombre nuevo va a nacer de la revolución. Esa ha sido la inspiración.
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La charla fue el pasado 28 de julio y se dio un debate. Muchos de los que fueron tienen una militancia desde el PTS y una formación marxista, y quienes sólo fueron por lo teatral tienen una formación desde allí y varios tenían ambas. Entonces se produjo una discusión más que una exposición.
CR: Todo ese interés se veía en la práctica también. Había gente que estaba haciendo obras de Brecht, por ejemplo, “La excepción y la regla”, que se acercó a la charla por este motivo.
MP: La obra tuvo una convocatoria muy buena. Me sorprendió, ya que yo iba con otras expectativas, porque en las ciudades más centralizadas si las obras del interior no vienen recomendadas por determinados críticos teatrales o muy anunciada, es muy difícil. Y la verdad que quedamos tremendamente sorprendidos de la cantidad de espectadores que asistieron.
GG: Dentro de los espectadores había gente del teatro, gente que también es público propio del espacio que viene siendo sostenido hace tiempo, y también todos los que asistieron a la charla que también fueron invitando más gente. Desde la charla al producirse un debate, dejó una cosa movilizadora y después se replicó en invitaciones a ver la obra. Un público muy diverso entre gente del barrio, afectos nuestros, muy rico para trabajarlo hacia adentro y hacia afuera, porque nosotros logramos sentir a ese público. Fue super interesante eso.
MP: Si, fue muy militada la obra. Estuvo por ejemplo Laura Vilches, ella es legisladora por el PTS en el Frente de Izquierda en Córdoba. La idea era también manifestar un posicionamiento en apoyo a los trabajadores de PepsiCo en lucha por la devolución de sus puestos de trabajo. No podemos hablar de Luis Franco o desde él, sin manifestar el apoyo a la importante lucha que están dando los trabajadores de PepsiCo.
Hablando de la lucha de PepsiCo y lo interesante que ustedes cuentan del resultado de la experiencia en Córdoba. ¿Es una casualidad de que la obra haya tenido tal repercusión? ¿Es posible que, al calor de las luchas, surjan nuevos acontecimientos artísticos como lo llamaste vos?
MP: Yo creo que si. Por eso la idea de poder acompañar la obra con las charlas. Por ejemplo, con respecto del trabajo de Meyerhold, no solamente como un gran innovador en la escena teatral. No desvinculado de la realidad. Junto a Maiakovski y Block, Meyerhold se adhiere desde el primer momento a las premisas de la Revolución y responde al llamamiento lanzado por Lunacharski, comisario del pueblo para la Educación. Se trata de romper con la idea de un artista iluminado, puro, desvinculado de las tensiones sociales, que nada lo atraviesa. Es poder pensar, con lo que hacemos, una sociedad distinta, eso es lo que debatíamos en la charla. Cómo se puede reflexionar sobre la vanguardia o el teatro mismo, sino se puede pensar una perspectiva política para una nueva sociedad.
CR: Las vanguardias han podido romper con esos lineamientos de hace 2000 años, con las formas de ver, las formas de acontecer, de entrenar, de tomar el cuerpo del actor, del protagonismo del actor en la escena, pero como parte de una maquinaria total. Todas esas cosas no las podrían haber hecho sin el concepto del actor como un trabajador. No lo podrían haber hecho de otra forma si no hubieran sido comunistas, si no hubieran adherido a la revolución.
MP: Es muy difícil romper esta perspectiva del purismo sin tener esta perspectiva. Nosotros hacemos un trabajo totalmente distinto del que vienen haciendo “Las Panfletarias”, que yo les decía que son más herederas de Piscator. Es una decisión estética, como la nuestra. Entonces poder hacer este vínculo, este corredor, porque nos encontramos iguales en tanto a lo que pensamos como en las líneas estéticas, para que tanto “Las Panfletarias” como “Los Clowns Tangueros” puedan venir a Catamarca, así continuar generando esta discusión de arte y política acá en la provincia.
GG: No es una casualidad. Creo que ha quedado muy marcado cómo nos hemos nutrido tanto con el encuentro, porque la realidad nos atraviesa siempre. No hay coincidencias. No existe el artista que puede salirse de la cuestión política, por ejemplo, sólo tomando la técnica de la biomecánica de Meyerhold y bueno, armo una obra con distintos formatos pero yo no tengo ningún compromiso. No existe tal separación. Por eso fue muy importante la charla, porque se vio la reflexión y la práctica. Lo práctico también en sostener ese espacio. La realidad nos atraviesa siempre, nos atraviesa ahora, la realidad lo atravesó a Luis Franco en su época y Marité toma esas imágenes por la realidad misma.
MP: Claro, las imágenes no surgen de la nada. Surgen de un profundo estar en la realidad. No como testigos de manera contemplativa, sino de estar y reflexionar acerca de la realidad. Por eso es que Luis Franco con su poesía revolucionaria viene a completar también esas imágenes que surgen.
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Sería muy importante que pudiésemos abrir el debate al conjunto de los artistas y teatristas de Catamarca, desde cómo nos vinculamos desde el arte con la política. Por eso este corredor que estamos intentando abrir, es una discusión que nos debemos los artistas de Catamarca.
Para mí ha sido muy simple. Mi primer vínculo con el teatro fue a través de “El círculo de tiza caucasiano” de Brecht. Y a través de Brecht yo descubro el marxismo y empiezo a estudiar y a vincularme por él. Hay una historia teatral que a mí me atraviesa con dramaturgos, con la historia, con formas, que son más políticas desde el teatro. Mis producciones siempre estuvieron atravesadas por el marxismo: nada de lo estético es ajeno a lo ideológico. Son decisiones que se toman o desde un lado o desde el otro, desde la derecha o desde la izquierda. Y esa ha sido mi decisión.
¿Quisieran agregar algo más?
CR: Si, que estas experiencias se puedan seguir dando, que sólo se pueden dar a través de la organización, ¿no? Es un factor muy importante.
GG: Si totalmente, y pensar que no es sólo la obra aislada, es la experiencia, el encuentro con el otro que te sirve para seguir, la experiencia de los chicos de Bataclana sosteniendo ese espacio tanto tiempo. Que hace que uno también se cuestione los espacios de arte acá también en Catamarca. No es sólo el espacio físico y la obra, es mucho más que eso lo que está pasando ahí. Hay militancia en ese lugar, hay convicciones. Y eso hace que sea inspirador para cuestionar nuestros propios espacios acá, cuestionar el teatro en Catamarca, y cuestionarnos a nosotros mismos como grupo. Nos ha servido mucho el viaje entendido como experiencia.
MP: La intención no es que todos piensen como uno, sino que se produzca un debate, que se produzca la reflexión y la acción, sin desvincularnos de los procesos sociales y políticos. Franco era un viviente, instalado en su tiempo y en su espacio. Sólo a partir de ese lugar, y encontrar camaradas como en Trotsky y todo su pensamiento, un hombre de Belén, en Catamarca, sólo lo pudo hacer por la simple y gran razón de estar vinculado a su tiempo y su espacio.