Todas las fuerzas políticas del Frente Amplio están en una discusión cada vez más pública sobre su destino. Los muchos que los votaron o que los siguen con atención y expectativa, deberían preguntarse sobre las primeras señales que dan: ¿qué significa buscar la presidencia de la Cámara o constituir partidos para alianzas con sectores de la Nueva Mayoría?
Jueves 11 de enero de 2018
En las organizaciones del Frente Amplio hay una intensa discusión. Sobre la hegemonía de Revolución Democrática. Sobre la necesidad de unir a un sector –Movimiento Autonomista, Izquierda Libertaria, Nueva Democracia, entre otros- en un partido común. Sobre la necesidad de constituir a Movimiento Autonomista en un partido y se le sume el resto. Mayol declara en su estilo, “quedo a disposición” para formar un nuevo partido “Alta velocidad”, dejando atrás al flamante y efímero Movimiento Democrático Popular (Socialismo Allendista, Ukamau, Izquierda Cristiana). Los sectores estudiantiles de Nueva Democracia se fueron a Revolución Democrática. Izquierda Autónoma se dedica a aconsejar y advertir.
En resumen, ¿cómo estructura este nuevo conglomerado? ¿Tres fuertes partidos (Revolución Democrática, Partido Humanista, Movimiento Autonomista)? ¿Dos sectores (esos tres partidos y el sector que nombra Mayol)? ¿Cómo actuar, desde el parlamento, desde la calle, “con un pie en el parlamento y el otro en la calle”?
Sin embargo, en estas fuertes discusiones, algo queda afuera. ¿Qué proyecto político se proponen estas rearticulaciones?
Habiendo irrumpido con su alta votación pudieron plantearse levantar las banderas populares que siguen insatisfechas y vigentes: una reciente encuesta mostró que espera que Piñera aplique la prometida gratuidad en IP y CFT y no aplique la reducción de impuestos a las empresas. Otra clara expresión del ánimo social que persiste a pesar de la elección presidencial, y con el que deberá lidiar Piñera.
Sin embargo, el Frente Amplio, discute ser una “oposición firme”, al mejor estilo de la Nueva Mayoría que se propone ser una “oposición inteligente”. Para eso, está en diversas reuniones con el todavía oficialismo.
Y ya lanzan mensajes claros en ese sentido. El diputado Boric del Movimiento Autonomista participó en la "Fiesta de los Abrazos" del PC y afirmó ante el llamado de este partido a algún tipo de acuerdo que "estoy disponible para un posible diálogo más adelante". En Revolución Democrática del diputado Jackson pretenden lo mismo.
¿El argumento de Boric? Preste atención: que su coalición sola no era suficiente para generar "gobernabilidad". Una pretensión propia de la Nueva Mayoría.
Además, faltando tres meses para asumir su nueva bancada, están pensando en las alianzas necesarias para las lejanas elecciones presidenciales del 2022, y las intermedias elecciones municipales. Entre medio, están pendientes el fin de las AFP; los sueldos de hambre; el alto endeudamiento; la crisis de la Salud pública; la farsa de la gratuidad; la represión al pueblo mapuche; nuevas embestidas contra los sindicatos.
No se trata tan solo de cuál “política de alianzas”. Ni tan siquiera se trata solo (aunque también) de una rápida deriva electoralista y parlamentarista. Se trata más bien de una proyección de rápida integración al régimen. Algunos lo han dicho abiertamente: ser la nueva centro-izquierda.
Por eso hablan el lenguaje de los partidos dominantes: “la gobernabilidad”. Por eso disputan la presidencia de la Cámara de Diputados. Es una posición de autoridad estatal. Es la tercera autoridad detrás del presidente de la República y del presidente del Senado, llamada a sustituirlo en caso de ausencia.
No se trata de un deslizamiento inconciente, por inexperiencia, o exitista por el triunfo electoral. Es más profundo, tiene un norte, aunque se pueda estar dibujando al paso de cada semana, tiene una estrategia.
Quien la planteó más claramente, es Gabriel Boric, cuando dijo que el Frente Amplio “tiene que iniciar un proceso similar al del socialismo chileno en los ’80”, abundando con que la izquierda debe superar "la discusión sobreideologizada que se da en espacios como Confech".
¿Qué fue la renovación socialista de los ’80, en sus definiciones fundamentales no en sus vericuetos históricos? Tras la derrota del ascenso revolucionario de fines de los ’60 y principios de los ’70, y el golpe de Pinochet y su brutal y sanguinaria represión, con el exilio y el acercamiento al eurocomunismo, con la caída del Muro de Berlín, en el PS criollo se impuso la renovación: una ruptura completa con las ideas de lucha de clases, toma del poder, centralidad obrera, marxismo como teoría partidaria que, al menos, proclamaban; la apertura a alianzas democráticas. De allí, al “eje DC-PS” estructurante de la Concertación como administradora de lo esencial de la herencia de la dictadura.
Renunciaban a la herencia de los años del ascenso revolucionario. Hoy son otros tiempos, no hay tal ascenso. Pero sí, con el 2011 como punto de inflexión, la capacidad del movimiento estudiantil, sectores de la clase trabajadora, del movimiento de mujeres, de imponer en la agenda política nacional sus demandas, y con métodos de la lucha de clases, que van buscando, y encontrando parcialmente, expresión política contra la Concertación y la Nueva Mayoría. ¿Es a esta cercana “herencia” a la que quiere renunciar Boric buscando su propia “renovación”, mientras critica a la “izquierda del siglo XX” que sería “sobreideologizada”, y se preocupa de la gobernabilidad, la presidencia de Diputados, las alianzas con sectores del actual oficialismo?