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Red Internacional
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Aborto y segregación racial en Estados Unidos. Los sucesos en Ferguson reactualizan debates postergados en la “era Obama”

Las protestas desatadas por el asesinato del joven negro Mike Brown a manos de un policía blanco en la localidad de Ferguson -Missouri, así como la represión con la que respondió el gobierno, vuelven a colocar al racismo en el centro de la escena política y social norteamericana. La criminalización del aborto en los estados con población mayoritariamente negra, afecta especialmente la salud y la vida de las mujeres.

Martes 26 de agosto de 2014

Las protestas desatadas por el asesinato del joven negro Mike Brown a manos de un policía blanco en la localidad de Ferguson -Missouri, así como la represión con la que respondió el gobierno, vuelven a colocar al racismo en el centro de la escena política y social norteamericana. La criminalización del aborto en los estados con población mayoritariamente negra, afecta especialmente la salud y la vida de las mujeres.

Once días de enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y miles de manifestantes volvieron a sacudir las ilusiones depositadas en el primer presidente negro de la historia estadounidense y reabrieron debates. La explosión social ante el asesinato del joven de 18 años fue la reacción de una comunidad que puebla las cárceles estadounidenses y lidera las estadísticas de pobreza, malnutrición y precariedad laboral. Representando una mayoría en las tasas de desempleo y falta de acceso a la educación, las mujeres son las que sufren la opresión más descarnadamente. Un ejemplo de esto fueron los recientes intentos de avance de la derecha sobre la legislación referida al aborto en los estados del sur en los que la población es predominantemente negra.

Las legislaturas republicanas de Alabama, Mississippi y Texas –estados que se caracterizan por el conservadurismo, el machismo y la escasa información sexual para las jóvenes- estuvieron a la cabeza de coartar el acceso de las mujeres al derecho al aborto, desconociendo el fallo de la Suprema Corte de 1973 que determinó que los estados sólo podrían considerar delito a la interrupción de embarazos en los que el feto ya pudiera sobrevivir fuera del vientre materno. Pero no fue sólo este partido el que apoyó las medidas. En Louisiana, por ejemplo, la prohibición del aborto fue propuesta y aprobada conjuntamente por legisladores republicanos y demócratas. En Mississippi, incluso, llegó a presentarse un proyecto de ley para dar personería jurídica al nonato, algo que fue rechazado por más del 58%.

Mientras en Washington y Nueva York el aborto es completamente legal, en otros estados, el aborto está prohibido o se le imponen determinadas restricciones que generan interpretaciones ambiguas en los estatutos, las multas y la condena. En Arkansas, antes aún de que avanzaran los sectores más conservadores, ya era muy dificultoso acceder al aborto seguro, ya que sólo existía una clínica habilitada legalmente.

Desde su propia constitución, Estados Unidos ha sido siempre un país profundamente racista. Hasta hace cincuenta años seguía siendo legal la discriminación de la población negra. El asesinato de Mike Brown reactualizó debates que aún permanecen abiertos, ya que los estados del Sur cuentan con un largo historial de opresión y violencia racista. El reciente aumento de la injerencia de la derecha sobre la decisión, la sexualidad y la salud de las jóvenes negras y pobres del sur, lo expone claramente y toma lugar en un marco de ataques generalizados a los derechos de las mujeres.