Una multinacional que se ha embolsado 1.000 millones de dinero público en 10 años cierra de la noche a la mañana. Las y los trabajadores exigen una salida sin descartar medidas como la nacionalización.
Jueves 18 de octubre de 2018
Foto: EFE
Avilés y A Coruña se han despertado hoy con una de esas noticias que soliviantan todas las horas del café y el bocadillo en tajos, fábricas y oficinas. La multinacional del aluminio, Alcoa, ha decidido echar el cierre de las dos plantas ubicadas en sendas localidades.
Más de 700 trabajadores y trabajadoras quedarán en la calle de manera directa, muchos más, cerca de 2.000 según los sindicatos, si sumamos todos los servicios auxiliares, subcontratados y afectados por el impacto de semejante medida.
La compañía alude a problemas de productividad en ambas plantas, ligadas al alto coste de la energía en el Estado español. La sinvergonzonería de esta patronal no parece tener límites, ya que en la última década Alcoa se ha visto beneficiada con más de 1.000 millones de euros en subvenciones públicas al gasto energético y otros proyectos de inversión que, como denunciaban diversos trabajadores de las plantas, no se han visto por ningún lado.
Durante la jornada del jueves los trabajadores de las plantas han realizado las primeras concentraciones y cortes de carretera, y en los próximos días se celebrarán asambleas para discutir y aprobar un plan de movilizaciones.
La medida anunciada por Alcoa puede tener diferentes objetivos. Desde proceder al cierre y deslocalización de la producción, hasta usarla como herramienta de presión para rebajar las condiciones de empleo en ambas plantas y forzar al gobierno central a mantener las subvenciones al gasto energético que se habían visto reducidas.
Un nuevo chantaje patronal inaceptable. El expresidente del Comité de Empresa de Alcoa Avilés ha planteado que el ministerio de Transición Ecológica debería garantizar los puestos de trabajo con dos opciones, o la búsqueda de un comprador o la nacionalización de ambas plantas.
Esta segunda opción sería la más favorable a las y los trabajadores y desde luego razones que la justifiquen no faltan. Tanto por el impacto en la clase trabajadora de ambas ciudades que supondría el cierre de las plantas, como por el hecho de que Alcoa se ha llevado 1.000 millones de dinero público en los últimos 10 años para después echar el cierre de la noche a la mañana.
Desde la redacción de Izquierda Diario queremos manifestar nuestra solidaridad con las y los trabajadores de Alcoa, apoyar el plan de movilizaciones que decidan poner en marcha en los próximos días del que daremos cuenta y animarlos a pelear por una salida obrera contra este chantaje patronal: la exigencia de nacionalizar ambas plantas, bajo el control de las y los trabajadores y el mantenimiento del 100% de los puestos de trabajo y condiciones.