Es profesora universitaria precaria y especialista en literatura escrita por personas migrantes. Tiene 34 años y vive en Madrid. Fue la impulsora del movimiento de los referendos universitarios contra la monarquía de 2018 en los que participaron más de 100 mil estudiantes. En las próximas elecciones europeas estará en el segundo puesto de la la lista de la CRT, acompañada por Pablo Castilla.
Viernes 17 de mayo
Le gustan la literatura y el cine. Desde sus perfiles en X, Instagram y TikTok, produce videos editoriales y divulgativos sobre actualidad política y actúa de corresponsal sobre el terreno para Izquierda Diario. “La prensa mainstream la paga quien la paga y, por lo tanto, lo que tratamos de hacer es un periodismo desde abajo que destape las mentiras de los poderosos. Apuntamos a desmontar los discursos de odio de la derecha, a desnudar cómo funciona realmente la sociedad y el Estado capitalista, pero también a desenmascarar a los que en nombre de valores progresistas terminan aplicando gran parte de la agenda de la derecha. De eso hemos visto bastante aquí con los dos gobiernos de coalición”.
Como docente universitaria ha participado de algunas de las asambleas de las acampadas por Palestina. “Coincidió que estaba en Barcelona cuando comenzó la de la UB y justo al día siguiente pude participar en el inicio de la de la Complutense. Es muy alentador ver cómo irrumpe la juventud en todo el planeta contra este genocidio, y creo que el lugar de las docentes, no docentes y las trabajadoras en general tiene que estar aquí, apoyando, y buscando las vías para golpear unidas la clase obrera y la juventud”.
Lucía es madrileña, se crio en un barrio popular de la capital, Villaverde, aunque ha vivido en distintos barrios y ciudades acompañando a su madre, profesora de instituto y tiene un cariño especial a Castilla y León, tierra de la mitad de su familia. En la figura de su abuela podemos encontrar el origen de su preocupación social y su interés por la literatura, nacida en Cuba hija de migrantes, tuvo que dejar de estudiar a los doce años para trabajar en una fábrica, pero robaba tiempo al tiempo para leer lo que pillaba.
Después de pasar por el Ramiro de Maeztu, conocido por su ambiente de izquierdas, estudió en la Universidad Complutense cuando se desarrolló la lucha contra el plan Bolonia, donde comenzó su intervención en la política desde las asambleas, ocupaciones y movilizaciones que se sucedieron durante semanas. Durante el 15M estudiaba en la universidad autónoma, así que participó en el movimiento tanto desde la acampada de sol como en las asambleas universitarias.
Como gran parte de su generación, vivió con ilusión ese momento de cuestionamiento al régimen y al sistema con movilizaciones cada día, el renacer del movimiento estudiantil y muchas ganas de cambiarlo todo. Sin embargo, en lugar de caminar hacia un escenario de lucha de clases con la irrupción de la clase trabajadora, de lo cual se cuidaron muy bien las burocracias sindicales, pronto fue testigo del desvío que supuso Podemos, planteando que las cosas se cambiaban votándoles y no desde las calles, para acabar gestionando el capitalismo. Ese punto fue una de las claves que la llevó a plantearse la militancia en una organización política que peleara contra todo tipo de desvíos, “que el próximo ciclo de movilizaciones y revueltas nos pille organizadas y con una perspectiva clara de independencia de clase”.
En 2018, el mismo año en el que fue parte de ese movimiento feminista explosivo que puso en pie una gran huelga general, Lucía fue una de las impulsoras desde la UAM del movimiento de los referendos universitarios contra la monarquía. Una iniciativa que se extendió a más de 30 campus y en la que llegaron a participar más de 100.000 estudiantes en todo el Estado. “Veníamos de ver como todo el régimen cerraba filas en torno al rey en la represión del 1 de octubre. Vox estaba comenzando su ascenso y nosotras dijimos basta. No vamos a conformarnos con ser toda la vida súbditas de un monarca, una institución medieval, reaccionaria, patriarcal y al servicio de los grandes capitalistas. Cuestionábamos la Corona y a todo el régimen de conjunto. Frente a los que habían prometido asaltar los cielos pero estaban ya buscando un cogobierno con el PSOE y decían que hablar de este tema ‘no tocaba’, nosotras manteníamos la lucha contra el régimen del 78 y por cambiarlo todo”.
Tanto en 2017 como durante 2019, en plenas movilizaciones en Catalunya contra la sentencia del procés, fue parte de las iniciativas contra la represión y en solidaridad con el derecho a decidir del pueblo catalán.
En 2022 también fue parte de la Asamblea Popular contra la guerra, impulsada por la CGT, Ecologistas en Acción, CRT, Anticapitalistas y otras organizaciones. Una tercera posición fundamental en el marco de la guerra de Ucrania que detrás del lema de “Ni Putin Ni OTAN”, frente a la división en gran parte de la izquierda entre quienes pedían armas para Ucrania y le hacían el juego a la OTAN y quienes acababan ubicándose o justificando la reaccionaria invasión rusa.
Recientemente publicó su tesis doctoral La literatura de los desplazados (Villa de Indianos, 2023), donde expone esta globalización neoliberal de grandes multinacionales, largas cadenas de explotación, circulación de mercancías, expolio, fronteras y migración forzada y estudia el potencial crítico de la literatura que emerge de esta gran contradicción. Sus investigaciones y publicaciones siempre desembocan en una denuncia de la desigualdad inherente a un sistema que expulsa, explota y reprime a las personas migrantes, en la denuncia de la derecha racista que se alimenta del imperialismo y en la intención de buscar las grietas que abran el camino a una transformación social urgente.
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