Friedrich Merz, el próximo canciller alemán, se anuncia como un socio privilegiado de Macron en su proyecto de militarizar Europa. Especuladores, industriales y políticos de toda Europa ya celebran la luna de miel de esta nueva pareja que les promete miles de millones y sangre.
Jueves 27 de febrero 13:53
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"Mi máxima prioridad será fortalecer Europa lo más rápidamente posible, para que gradualmente logremos una independencia real de los Estados Unidos". Ésta fue una de las primeras declaraciones de Friedrich Merz (CDU), el futuro canciller alemán, la tarde del 23 de febrero tras los resultados electorales.
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Merz siguió así los pasos de Macron quien tres días antes, frente a las amenazas de retirada estadounidense de Ucrania y quizás incluso de Europa, pidió aumentar el gasto militar al 3 o incluso al 5% del PIB. Después de décadas de protección militar estadounidense, las potencias imperialistas europeas se enfrentan a un brutal revés por parte de Estados Unidos, que ahora está dispuesto a aplastar a sus aliados. El acuerdo de "paz" y el saqueo de Ucrania se harán sin los capitalistas europeos, pero serán ellos quienes tendrán que asegurar las "garantías de seguridad" del continente haciendo de Ucrania un búnker para futuros enfrentamientos con Rusia.
En este contexto, la burguesía francesa recibió con gran entusiasmo la elección de Friedrich Merz, quien marcó notablemente su oposición a su predecesor, Olaf Scholz (SPD), por su deseo de enviar misiles Taurus (misiles de largo alcance) a Ucrania y de aumentar el apoyo militar junto a Francia, el Reino Unido y Polonia. La prensa francesa está exultante, la pareja franco-alemana que se reunirá este miércoles por la noche en el Elíseo vuelve a hablar con una sola voz: el lenguaje del rearme y de la guerra comunes.
Presupuestos de guerra
La burguesía cree ver, sobre todo, en la elección de Merz la posibilidad de activar un frente único para imponer una sangría presupuestaria a las poblaciones europeas. A partir de ahora los ajustes y ataques a los trabajadores y los pueblos se harán en nombre del guerrerismo imperialista. El Primer Ministro socialdemócrata danés dio recientemente un ejemplo de esto al anunciar que se podría aumentar la edad de jubilación más allá de los 70 años para financiar el rearme militar.
En Alemania, los partidos centrales del régimen (CDU, SPD, Verdes) ya se preparan para votar urgentemente una ampliación excepcional de 200.000 millones de euros para defensa, una dotación que se suma a los 100.000 millones ya liberados por el excanciller Scholz en febrero de 2022. Figura central del militarismo alemán, el ministro de Defensa saliente, Boris Pistorius, que debería ser un miembro influyente del muy probable próximo gobierno de coalición CDU-SPD, afirma que el presupuesto dedicado al ejército "tendrá que duplicarse en los próximos años para alcanzar más de 100.000 millones de euros gracias a las inversiones necesarias". "Estamos hablando de más del tres por ciento del producto interno bruto".
En Alemania se habla estos días de poner fin al límite de la deuda consagrado en la Constitución.
544.000 millones de euros adicionales al año, para un gasto total de 915.000 millones de euros: esto es lo que costaría a los países de la Unión Europea aumentar su gasto militar hasta el 5% de su PIB, como ahora exige Trump a los países de la OTAN. En tal escenario, los presupuestos de defensa en Alemania y Francia ascenderían a 236.000 millones (+136.000 millones) y 157.000 millones (+94.600 millones). A modo de comparación, los presupuestos actuales para la Educación Nacional y la Educación Superior en Francia, ya recortados por todos lados, ¡son de 114.200 millones de euros!
La perspectiva de una ofensiva de ese tipo promete ataques brutales a los derechos de los trabajadores, a la atención sanitaria y a la educación. Éste es precisamente el programa que Friedrich Merz está llevando adelante. Si bien Trump es hostil hacia Europa, él y Musk son, sin embargo, modelos para la derecha alemana, así como para los macronistas y la derecha francesa, cuando se trata de ataques brutales a los servicios públicos y a cualquier forma de regulación de la actividad del capital.
Una Unión Europea del militarismo
Los especuladores no se han equivocado y saben reconocer detrás del olor a sangre el del dinero: sabiendo que los Estados europeos van a endeudarse masivamente, los tipos de interés a largo plazo suben, al igual que las acciones de las empresas militares, como informa el Financial Times.
Estos planes ya habían sido preparados durante meses por Ursula von der Leyen, ex ministra de Defensa de Angela Merkel y actual presidenta de la Comisión Europea, con un fondo de 500.000 millones de euros para ayudar a la industria. Pero ahora las cosas van más allá. Von der Leyen ahora permite desviarse de la regla sacrosanta del déficit del 3%, tolerado bajo pena de sanciones de la UE, sólo para el gasto militar. El FEDER, el fondo de la UE para el desarrollo regional y la ayuda a las empresas, tendrá prioridad en los proyectos militares, mientras que la Comisión Europea reconoce que quedan 93.000 millones de euros del fondo Covid que prevé transferir a Defensa. Al mismo tiempo, surgen otras ideas, la más clásica de un préstamo nacional o la utilización de los ahorros de las familias para financiar la militarización, como propone Macron, pero también la del proyecto de un banco europeo (garantizado por capital público) para el rearme previsto por Polonia, el Reino Unido, Noruega y la Comisión Europea.
A corto plazo, son Trump y su complejo militar-industrial quienes ganan con esta operación. El pánico que sacude a los países europeos debido a la retirada militar de Estados Unidos les obligará a redoblar sus pedidos a sus proveedores de armas, la mayoría de los cuales son estadounidenses. Durante el período 2019-2023, el 55% de las importaciones de armas europeas procedieron de Estados Unidos. Para lograr economías de escala, Merz y Macron hablan de desarrollar un "mercado común" de armas, que consistiría en realizar pedidos grupales para estar en mejor posición negociadora. En 2022, menos del 20% de las compras de armas en Europa se realizaron en grupos entre estados de la UE. Para que Trump pueda desvincularse de Ucrania, al tiempo que continúa proporcionando ingresos cómodos a su industria bélica que Estados Unidos ya no tendrá que subsidiar con paquetes de ayuda a Ucrania, Europa lo hará.
Pero este mercado común también debe satisfacer los apetitos de las industrias militares de Francia y Alemania. En una economía capitalista en crisis, incapaz de generar nuevas bases de acumulación, la extracción masiva de riqueza de los trabajadores para la industria militar es un método probado y comprobado. También tiene la ventaja de preparar una destrucción masiva y, por lo tanto, reparaciones futuras, como todos los buitres estadounidenses y europeos quieren hacer con Ucrania.
Pero aquí es donde pueden empezar los problemas entre Francia y Alemania. En los últimos años, los proyectos de sistemas de armas franco-alemanes (en particular el SCAF y el MGCS, los aviones y tanques del "futuro") se han estancado notablemente en un contexto de competencia entre los monopolios de armamentos francés y alemán, KNDS y Rheinmetall. De modo similar, a los mercaderes de la muerte franceses les resultó especialmente preocupante que hasta el momento el ejército alemán hubiera preferido los Eurofighters británicos o los F-35 estadounidenses a sus Rafale.
La burguesía espera que un buen entendimiento entre Macron y Merz permita repartir el botín y evitar los problemas de la competencia entre los dos complejos militares-industriales. Pero nada es menos seguro, sobre todo porque la cohesión europea se verá socavada por Trump, que no querrá permitir que la industria militar europea se convierta en un competidor de los traficantes de armas estadounidenses. La Unión Europea en su forma actual también está siendo puesta en tela de juicio, al igual que la OTAN. La política de rearme se decidirá en Francia y Alemania, posiblemente con ampliaciones a Polonia, que ya ha superado el 4% del PIB dedicado a defensa, y puntos de contacto con el Reino Unido.
En segundo plano, y a pesar de las afirmaciones de la CDU/CSU, el deseo del nuevo gobierno de hacer que Alemania esté "preparada para la guerra" lo antes posible se enfrentará a una serie de contradicciones importantes. Más allá de las grandes debilidades de la Bundeswehr (Fuerzas Armadas), cuyo número sigue disminuyendo, el obstáculo decisivo para una mayor militarización no es tanto el presupuesto necesario. Más bien, es indiferencia o incluso rechazo abierto lo que el armamento despierta en la sociedad, sobre todo entre los jóvenes que no han respondido favorablemente a las campañas de reclutamiento. Esta cuestión podría convertirse en un motor de la lucha de clases, sobre todo si la lucha contra la militarización se vincula a cuestiones sociales, como la resistencia a los grandes planes de austeridad que Merz está planeando para financiar el rearme de Alemania.
Por su parte, el proyecto de "defensa europea" defendido por Macron no es menos frágil. Simbólicamente, la reunión de emergencia en París la semana pasada terminó con declaraciones de Alemania, Polonia y España de que no estaban totalmente de acuerdo con su plan propuesto de enviar tropas europeas a Ucrania. Dado que varios estados europeos no fueron invitados, es posible que haya otros estados opuestos a la idea.
El romance anunciado por los medios burgueses entre Merz y Macron debe ser tomado como una seria amenaza por todos los trabajadores del continente. La nación, la construcción europea o la amistad franco-alemana serán pretextos para militarizar las sociedades, suspender los derechos sociales y democráticos e imponer ataques violentos contra los trabajadores y la juventud. Frente al rearme y a los peligros de guerra, frente a los idilios militares de Macron y Merz, la alianza que hay que forjar es la de los trabajadores de todos los países contra los capitalistas y contra sus gobiernos: ¡ni un solo euro para su guerra!
El presente artículo fue publicado en francés en el sitio Révolution Permanente, parte de la Red Internacional La Izquierda Diario.