A través del profesor Marcelo Morante se estudiará las aplicaciones de los derivados de la marihuana en el tratamiento de diferentes patologías.
Viernes 6 de marzo de 2015
Estamos acostumbrados a que la Facultad de Ciencias Médicas sea noticia por diversos motivos: por tener el triste récord en dejar fuera de las aulas a miles de estudiantes todos los años por el ingreso eliminatorio, por las decenas de rounds judiciales entre las autoridades y los estudiantes para que éstos puedan cursar o cuando en pleno debate sobre el aborto el Decano Martínez de la Hoja de Roble llevó un frasco con un feto para plantear su oposición. Esta vez, la noticia es más ¨sanadora¨.
La investigación de la marihuana en el ámbito de la ciencia formal comenzó hace más de 25 años. Los resultados son alentadores. En los años 90 el descubrimiento del sistema endocannabinoide en el Sistema Nervioso Central amplió las expectativas. El THC y CBD (derivados de la marihuana) actuarían sobre receptores que pueden inferir en un gran número de funciones.
Hoy la marihuana y sus derivados son usados en algunos lugares para el tratamiento del dolor en pacientes terminales, ante los vómitos producto de la quimioterapia, en la esclerosis múltiple y frente a la hiporexia en pacientes con HIV o cáncer. Pero las posibilidades van mucho más allá: podría cambiar el paradigma del sistema neurroregulador, ejerciendo funciones sobre el sistema nervioso, cardiovascular, digestivo, reproductor, articulaciones. Esta abierto aún el interrogante si se puede usar para la neuropatía diabética, Parkinson, demencia, convulsiones, etc.
Una de sus mayores cualidades es que no ejerce efectos adversos de relevancia, y a su vez es de acceso fácil y barato: solo basta tener una planta. Pero lo cierto es que estos beneficios, así como su uso recreacional, siguen prohibidos en Argentina y muchísimos otros países.
En el ámbito médico mucho se cuestiona el uso de la marihuana, mientras nada se dice sobre las drogas altamente comercializadas con eficacia ínfima y centenares de efectos adversos. No es tabú y nada más, son fundamentalmente razones de negocios.
La salud esta digitada por los laboratorios, y éstos en nada se benefician con el uso de una planta, pues ésta no se puede patentar como sí lo hacen con los sintéticos, ganando cifras millonarias a costa de la salud de la gran mayoría.
El pleno uso recreacional o medicinal de la marihuana solo vendrá de la mano de su absoluta legalización, lo que traerá la posibilidad de acabar con la persecución y el hostigamiento policial. Por este motivo hay que legalizar toda la producción, distribución y comercialización de las drogas para terminar con el gran negocio del narcotráfico que se basa justamente en la ilegalidad de las drogas para hacer ganancias extraordinarias.