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Red Internacional
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MÉXICO. México: en el primer debate presidencial los candidatos apuntaron contra López Obrador

En un debate con todo tipo de propuestas reaccionarias de la derecha, Andrés Manuel López Obrador volvió a mostrar su moderación. Odebrecht el tema crítico que no respondieron en el punto de la corrupción.

Lunes 23 de abril de 2018 10:15

Más que presentar propuestas, el primer debate de los candidatos presidenciales mexicanos se enfocó en los ataques de Ricardo Anaya Córtes (PAN-PRD-MC); José Antonio Meade Kuribreña (PRI-PVEM-PANAL) y los candidatos independientes Margarita Zavala y Jaime Rodríguez"El Bronco", contra Andrés Manuel López Obrador (Morena-PT-PES).

El debate se abrió con el tema “seguridad”. El expriista y exgobernador de Nuevo León, el “Bronco” propuso la creación de una policía cibernética, que siga órdenes directas de la presidencia. Asimismo, sostuvo que “es necesario mejorar las condiciones del cuerpo policíaco en México”.

Por su parte, Meade, Anaya y Zavala ratificaron su postura de mantener a los militares en las calles y fortalecer a la policía, una estrategia de seguridad que costó cientos de miles de muertos, desapariciones forzadas, desplazados y feminicidios. Los cuatro candidatos que no son del Morena demostraron su carácter profundamente reaccionario.

Mientras tanto, López Obrador, ante el cuestionamiento de sus contendientes sobre la “amnistía”, explicó que “La amnistía no significa impunidad, porque se ha manejado, desde luego de manera malintencionada que yo quiero sacar de la cárcel a todos los delincuentes que han cometido delitos criminales. Lo que considero es que hay que atender las causas". Ni una palabra de terminar con la militarización.

En el segundo punto se abordó el tema de la corrupción, el segundo más sentido por la población. Salieron a relucir los casos de la estafa maestra –el desvío de miles de millones de pesos a través de al menos 128 empresas fantasmas-, y el de Odebrecht, en el que México es uno de los países donde no se juzgará a ningún funcionario implicado.

Los muertos se asustan del degollado. Meade –mientras se defendía de modo torpe de las acusaciones por su participación en el cuestionado gobierno de Peña– y principalmente Anaya, reprocharon a López Obrador haberse rodeado de figuras corruptas que salieron de sus propios partidos, y también del PRD.

El candidato panista hizo alusión a Manuel Bartlett y al caso del escándalo del perredista Bejarano. "Es una farsa tu historia, Andrés Manuel", señaló a Anaya, quien se refirió al pasado priista del candidato presidencial del Morena y recordó la oferta de perdón a Salinas de Gortari y a Peña.

Por su parte, López Obrador denunció que el Pacto por México –firmado por el PRI, el PAN y el PRD, un ataque contra los derechos de los trabajadores y de entrega de recursos por la vía de la privatización- fue un pacto contra México, porque abrió paso a las reformas estructurales.

Aunque esta denuncia fue correcta, desentonó en un debate donde el discurso de AMLO trató de convencer de que es un candidato potable para los empresarios.

El punto de los “grupos vulnerables” brilló por el cinismo de Anaya: propuso reconocer la deuda histórica con los pueblos indígenas, los migrantes y las “niñas y niños” que se van a dormir con hambre. Esto mientras el partido por el que contiende fue campeón junto con el PRI de implementar los planes neoliberales que garantizaron el saqueo de México y la caída del poder adquisitivo de los salarios, que trajeron como consecuencia la crisis del campo, que orilló a migrar a muchas personas, y la pobreza que prima en la población indígena y en las familias trabajadoras.

Zavala, defensora de la guerra contra el narcotráfico y la militarización que conlleva –inauguradas por su marido Felipe Calderón durante su mandato- sin rubor planteó el problema de los feminicidios. Esto cuando las cifras de este fenómeno aberrante se dispararon desde que los militares salieron a las calles.

Ninguno de los candidatos sentó posición ante la cuestión del matrimonio igualitario ni por derechos para la comunidad LGTBI, una omisión que da cuenta del conservadurismo que prima en el terreno de los derechos democráticos. Sólo Zavala planteó abiertamente que es defensora de la familia heterosexual.

López Obrador planteó en su cierre: “Estamos a punto de lograr la cuarta transformación de la vida pública de México y lo vamos a lograr sin violencia y va a ser para bien de todos los mexicanos. Vamos a tener un gobierno que represente a pobres y ricos. No les fallaré, quiero seguir el ejemplo de Benito Juárez y Lázaro Cárdenas. Viva México”.

Así, el candidato presidencial del Morena ratifica así su postura de reconciliar lo irreconciliable: los intereses de los empresarios que quieren más ganancias a partir de más explotación y los del pueblo trabajador, harto de los agravios, la precarización laboral y la degradación de las condiciones de vida.

Se trató de un debate "civilizado", en el que primaron los ataques contra AMLO. Y éste, el candidato mejor posicionado en las encuestas, sostiene un discurso moderado que no plantea soluciones de raíz a los problemas que azotan al México profundo.