En Chile 2 millones 500 mil trabajadoras y trabajadores, un 30% del total de los empleados, tienen trabajos informales. Los diputados de RD buscan regularizar estos trabajos que recaen sobre los hombros de jóvenes y mujeres.
Jueves 14 de marzo de 2019
En Chile el código laboral es herencia de la dictadura militar de Pinochet. El sueldo mínimo es de 301 mil pesos y la jornada laboral es de 45 horas semanales. Según el INE, Instituto Nacional de Estadísticas, para el 2018 habían 8 millones 400 mil trabajadores y trabajadoras aproximadamente, de estos solo 5 millones 800 mil son trabajadores formales, o sea cuentan con algún tipo de contrato. Mientras que 2 millones 500 mil, un 30% del total de los empleados, tienen trabajos informales, de estos la mayoría los realizan mujeres.
La jornada laboral, para quienes se rigen por el código laboral, es bastante extensa y mal remunerada en comparación con los países desarrollados, estando muy lejos de cumplir con las necesidades básicas de una familia.
Pero ¿Qué pasa con las y los trabajadores informales o fantasma? Y ¿Quiénes son principalmente?
Gran parte de estos son trabajadoras y trabajadores de servicios domésticos o cuenta propistas, y solo una séptima parte son empleadores. En su mayoría son jóvenes y mujeres que se ven empujados a los trabajos peores remunerados, con jornadas por sobre las 12 horas diarias, sin seguros, sin contrato, sin estabilidad, son parte también de los miles de estudiantes que el Estado mantiene endeudados. Trabajan para pagar deudas, financiar sus estudios o aportar en sus hogares ya que con el sueldo mínimo no alcanza.
Una parte importante trabaja para las plataformas digitales de servicios, las famosas aplicaciones como Uber, Cabify, Rappi, Pedidos Ya, que son personas jurídicas, con fines de lucro, pero donde no hay ninguna relación contractual. Es que el sobre endeudamiento que hay en la mayoría de las familias, empuja a trabajar en las peores condiciones a cientos de miles.
Es en este contexto que los diputados Giorgio Jackson y Maite Orsini de Revolución Democrática, presentaron el proyecto de ley #MiJefeEsUnaAPP, que busca avanzar de manera considerable en las condiciones de trabajo de todos quienes con parte de las plataformas digitales.
La iniciativa busca establecer un contrato laboral que defina una jornada laboral, un sueldo "fijo", indemnización por años de servicio, derecho a sindicalización, sin duda un avance importante en materia laboral.
Pero ¿Basta con esto?
Terminar con gran parte de los trabajadores y trabajadoras fantasmas, fijar rentas y horarios, es muy importante para quienes hoy se ven empujados a la inestabilidad y la incertidumbre. Pero, ¿quien asegura que esto cambie las condiciones de vida de estos cientos de jóvenes?
Para pensar sobre esto tomaremos un ejemplo, la mayoría de las y los jóvenes que trabajan con contrato Part-Time que en ocasiones no revisen sobre los 160 mil pesos y deben realizar variadas labores para las que no fueron contratados, como pasa en la mayoría de las cadenas de comida rápida. Este es un ejemplo de que un contrato, no asegura por sí solo un trabajo bien remunerado y sin sobre carga.
Debemos pensar también en las intenciones del gobierno, que durante el año pasado busco flexibilizar aún más con el Estatuto Laboral Juvenil, que buscada entregar mayores facilidades a las grandes cadenas y empresarios para explotar y vivir a costa de miles de jóvenes. Y que buscara durante este año implementar una reforma laboral, que busca precarizar y atacar en su conjunto a las y los trabajadores.
Es por esto que es necesario ir por más. Se vuelve urgente un sueldo mínimo que este de acorde con la canasta familiar, o sea que bordee los 450 mil pesos, para terminar con los salarios de hambre. También hay que terminar con las extenuantes jornadas laborales de 45 horas y recudirla a 30 horas, para que todos puedan disfrutar de tiempo libre en lo que deseen y no se nos pase la vida trabajando.
Para ello los cientos de miles de jóvenes trabajadores y trabajadoras informales de las plataformas virtuales, del retail, de servicios, las cadenas de comida rápida, muchas y muchos de ellos estudiantes, deben actuar como un solo bloque para terminar con las precariaz condiciones de trabajo, para terminar con el trabajo informal y no dejar al gobierno y los empresarios flexibilizar más sus condiciones de trabajo.
Para ello se vuelve fundamental repudiar el trabajo precario y exigir con claridad el aumento del salario mínimo y la reducción de la jornada laboral, donde la CONFECH y la CUT deben hacer un llamado a organizarse para poner fin y enfrentar la flexibilización laboral.