El Presidente charló al aire con su amigo Jonatan Viale y dio definiciones claras sobre el rumbo de su gestión. Además de alguna mentiras, como que el precio de los alquileres “se está desplomando”, confirmó que entre sus prioridades no figura el salario de millones de trabajadoras y trabajadores que se licúan día a día con la inflación.
Viernes 16 de febrero 13:28
Javier Milei habló este viernes con su amigo y propagandista Jonatan Viale a tavés dle aire de la hiperoficialista Radio Rivadavia. Allí, entre risas y anécdotas sobre su “excelente” encuentro con el papa Francisco en Roma, el Presidente dio una serie de definiciones sobre diversos temas.
La conversación entre Milei y sus amigos dejó una confirmación: ante los estragos que está haciendo la inflación en los bolsillos populares, alimentada por todas las medidas que el propio Gobierno viene tomando desde el 10 de diciembre, para él no es prioridad intervenir para compensar y mejorar los ingresos de las trabajadoras y los trabajadores. El “plan motosierra y licuadora” desplegado a pleno.
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Consultado sobre el impacto de los tarifazos y el aumento generalizado de precios para quienes viven exclusivamente de su salario, Milei dijo que hay que confiar en que la cosa “empezará a mejorar” hacia mediados de año. Para eso, según su visión, debería tener éxito todo el “plan” diseñado por Luis Caputo y Federico Sturzenegger, un plan que no se conoce públicamente (más allá de las medidas ya anunciadas vía DNU y resoluciones ministeriales) y que ni las propias huestes libertarianas pueden explicar.
Al igual que lo hizo hace algunas semanas en Miami su “asesor ad honorem”, Milei hasta se anima a lanzar mentiras al aire como si no significaran nada. En el Miami Herbert Business School Sturzenegger había dicho que “un efecto inmediato” en “las tres o cuatro semanas posteriores a la emisión del DNU” fue que “el precio de los alquileres cayó 20 %” y “se volvió a armar el mercado”. Ahora Milei repite la fake news y redobla la apuesta: “La gran mayoría del DNU está en funcionamiento y uno de sus éxitos rotundos es en los alquileres, donde se duplicó la oferta y en términos reales el precio de los alquileres se está desplomando”.
Además de la inconsistencia de esa afirmación positiva para su relato, a Milei le gusta medir en “términos reales” sólo algunas cosas. Al salario, por supuesto que no. De hecho, dio por cerrada la posibilidad de firmar un decreto elevando el monto del Salario Mínimo, Vital y Móvil luego de que este jueves fracasara la reunión entre Gobierno, cámaras empresarias y dirigentes sindicales en torno al Consejo del Salario.
Consultado por sus amigos de Rivadavia, Milei respondió sin titubeos: “No creo que un político pueda determinar un precio a mano. Ni se me ocurre. ¿Yo voy a emitir un decreto fijando un precio?”
Su ironía no alcanza para ocultar que el gobierno adicto a las corporaciones busca mantener el salario mínimo (que sirve como orientador del conjunto de los sueldos y de varias remuneraciones y programas sociales) muy por debajo de la canasta de indigencia. Una inmoralidad, tal como suele él mismo calificar a todo lo que no le gusta.
Lógicamente, esa definición oficial plantea la pregunta sobre qué actitud tomarán las centrales sindicales ante la (nueva) afrenta contra los ingresos de la clase trabajadora. Una vez más, se impone (y va creciendo en varios sectores) la exigencia a la CGT y las CTA de un plan de lucha con nuevos paros nacionales.
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Maestro del ajuste
Por si fuera poco, Milei también les dijo a sus apologistas que no tiene pensado llamar a una reunión paritaria con los gremios docentes. Hasta ahora esas instancias establecían un “piso” de ingreso para las y los maestros y profesores de todo el país, sobre el cual luego se apoyan las negociaciones entre gremios y gobernadores en cada provincia. Por un lado, el Presidente se escuda en que como la educación pública está provincializada desde la década de los 90, le Estado nacional “no tiene nada que hacer”. Y por otro, fiel a su perorata libertrucha, asegura que él tiene “una cuestión” con eso de “fijar precios mínimos”, tomando al salario como una mercancía cualquiera. “No nos gusta”, sentenció.
Milei insistió en que las paritarias docentes “dependen de cada provincia”, por lo que una negociación nacional no tendría sentido. “Es un problema de los gobernadores”, reiteró al tiempo que confirmó que el Gobierno entregará, además de “vouchers” para útiles escolares, “una ayuda de contención financiera” para que quienes mandan a sus hijos a escuelas privadas, confesionales o no, puedan pagar sus cuotas. Todo ello en paralelo a su decisión de meter su “motosierra” feroz al financiamiento de la educación pública, tal como lo denunciaron en este diario las referentes docentes Virginia Pescarmona de Mendoza y María Díaz Reck de la Provincia de Buenos Aires.
Pero como La Libertad Avanza no puede dar un paso sin mandársela, mientras Milei conversaba a las risotadas con Viale y sus compañeros de Rivadavia, desde la Casa Rosada el inefable vocero presidencial parecía desautorizar a su propio jefe. En su habitual (y cada vez menos interesante) conferencia de prensa, Manuel Adorni dijo que, aunque “la paritaria docente nacional como está no existe”, sí se convocó para la próxima semana a sindicatos docentes y representantes de las gobernaciones “para intentar destrabar el conflicto”. ¿En qué quedamos?
Lo que queda claro es que la prioridad del Gobierno de Javier Milei es conducir la economía nacional a un sendero en el que se profundice la expoliación de las riquezas sociales en beneficio de un conjunto de corporaciones, nacionales y multinacionales, y en detrimento directo de la condiciones de existencia de millones de familias trabajadoras. Esas mismas familias de las que salieron muchos votos para La Libertad Avanza, con la esperanza de que los cambios reales fueran en auxilio de quienes estamos pagando la crisis sin generarla y no al revés.
Redacción
Redacción central La Izquierda Diario