La crisis económica y política de Grecia, “contenida” tras el pacto de coloniaje entre Syriza y la Troika, vuelve a escena en su forma “clásica”. Los ministros de la eurozona aseguran que si no se implementan las reformas exigidas no entregarán el tramo de 2.000 millones de euros del crédito a Grecia.
Martes 10 de noviembre de 2015
Los ministros de Finanzas de la eurozona decidirán probablemente no entregar el siguiente tramo de préstamos a Grecia, por valor de 2.000 millones de euros, ya que aún no hay acuerdo con Atenas sobre muchas reformas, incluida una ley sobre ejecuciones hipotecarias, dijeron funcionarios.
Los ministros de Finanzas de los 19 países que comparten el euro, se reunieron ayer Bruselas para analizar los progresos en las reformas de Grecia, que recibió en julio su tercer rescate en cinco años con la condición de que implemente más reformas.
La entrega del tramo de 2.000 millones de euros depende principalmente ahora de un acuerdo entre Grecia y sus acreedores sobre el nivel de protección que deberían tener los propietarios de viviendas griegos si no son capaces de pagar sus hipotecas en sus residencias principales, informaba la agencia Reuters.
No habrá “acuerdo sobre los EUR2.000 millones”, dijo uno de los altos cargos. En su lugar, ahora se quiere que Grecia y sus instituciones acreedoras lleguen a un acuerdo sobre las reformas para el miércoles. Y el viernes se volverán a reunir los altos funcionarios de los ministerios de Finanzas para valorar los esfuerzos más recientes, concluyeron los dos funcionarios.
Nuevamente, el gobierno de Grecia y sus acreedores, tras el pacto de coloniaje alcanzado en julio, donde se aceptó la implementación un paquete de austeridad, que una gran cantidad de reformas estructurales, vuelven a entrar en negociaciones a contrarreloj.
La economía de Grecia, que depende de esos préstamos para pagar salarios, vencimientos y mantener a flote su funcionamiento bancario, vuelve a tropezar con la misma piedra: si no implementan las reformas exigidas no hay dinero. Un nuevo chantaje que no hace más que profundizar el sometimiento económico y político del país heleno, llevado adelante por Syriza.