El próximo 2 de abril tendrá lugar en Madrid el II Encuentro Estatal “No hay tiempo que perder”, una iniciativa que se propone construir un nuevo frente o movimiento político anticapitalista y de clase alternativo al reformismo de Podemos e Izquierda Unida.
Lunes 8 de febrero de 2016
¿De dónde surge la iniciativa?
El pasado 28 de noviembre tuvo lugar en Málaga el primer Encuentro “No hay tiempo que perder”. Participaron militantes de diversas organizaciones políticas de izquierda y activistas críticos de Podemos provenientes de Andalucía, Catalunya, Madrid, Castilla y León, Aragón y otras regiones.
Entre sus impulsores están activistas provenientes de sectores críticos de Podemos en Andalucía y Madrid, corrientes políticas como IZAR, Clase contra Clase o el colectivo de Acción Anticapitalista, entre otros, así como militantes y activistas sociales independientes.
Como constaba en su primer manifiesto de convocatoria, la reunión tenía el objetivo de dar pasos hacia la construcción de un nuevo espacio político, con un programa de ruptura anticapitalista y una organización democrática, que se presente como una alternativa tanto de Podemos como a Unidad Popular-Izquierda Unida.
El Encuentro fue un lugar de encuentro para la reflexión política, el debate y la acción, del que surgió el compromiso de realizar un nuevo Encuentro Estatal en Madrid para impulsar un nuevo espacio o frente político, que se reivindique anticapitalista, por la independencia de clase y sea una alternativa a los intentos de regeneración del Régimen del ‘78.
Una alternativa a la deriva reformista de Podemos e Izquierda Unida
Las elecciones del 20D dieron como resultado una profundización de la crisis del Régimen del ‘78 que se abrió en 2011. Los pilares del bipartidismo, PP y PSOE, se encuentran en una grave crisis pero aún resisten. Los más de 6 millones de votos que lograron Podemos e IU, aunque con la ilusión de que es posible cambiar las instituciones desde adentro, expresaron un fuerte rechazo a la llamada “casta política” y a una democracia para ricos que se ha desnudado como un sistema político corrupto y al servicio de los intereses de una minoría de capitalistas.
Sin embargo, quienes votaron por las opciones que consideraban del “cambio”, hoy se encuentran con que se está negociando por arriba un gobierno de coalición con el PSOE, uno de los responsables de la grave situación en la que se encuentran las mayorías obreras y populares del Estado español.
Podemos ha tomado un claro curso regeneracionista del Régimen del ’78, buscando convertirse en un partido “respetable” para las instituciones capitalistas. En su programa ha abandonado medidas elementales como el no pago de la deuda, la expropiación de las viviendas vacías, el fin de la monarquia o la denuncia de la OTAN. La reivindicación del referéndum catalán, puesta como “línea roja” al inicio de las negociaciones con el PSOE, hoy ha quedado desdibujada y el derecho a decidir sigue estando supeditado a la misma legalidad constitucional que lo prohíbe.
Unidad Popular-Izquierda Unida, que muchos honestos activistas todavía ven como una alternativa por izquierda a Podemos, está sumida en una profunda crisis interna, producto de años de convivencia con los partidos capitalistas y en la gestión de recortes (como en Andalucía con el PSOE), graves casos de corrupción en sus filas y relaciones orgánicas con la burocracia sindical, con un programa de “humanización” del capitalismo, IU también se ha sumado a la propuesta de un gobierno con el PSOE que lanzó Podemos, algo que ya es parte de su tradición política.
Tanto Podemos como IU saludaron la llegada al gobierno de Syriza en Grecia. Pero en Grecia se mostraron los límites de la estrategia reformista, que terminó en una capitulación completa de Tsipras ante la Troika para convertirse en el aplicador del nuevo memorándum.
Estos mismos límites son los que ya comienzan a verse en los llamados “Ayuntamientos del Cambio. Manuela Carmena en Madrid ha postergado sin límite la remunicipalización de los servicios públicos, ha aceptado operaciones inmobiliarias como Canalejas o el Edificio España, y en los últimos días ha llegado al límite de denunciar a dos artistas por una obra de títeres crítica que se encuentran detenidos bajo acusación de “enaltecimiento al terrorismo”.
Lo mismo sucede con el Ayuntamiento encabezado por Ada Colau en Barcelona, que en pocos meses ya ha dado la espalda a demandas de los trabajadores de Movistar (con su apoyo al Mobile World Congress durante la huelga y la renovación del contrato a Telefónica) y a los de TMB (con la apuesta por mantener el modelo de privatización del transporte público y su exigencia de que levanten a huelga para negociar), o ha mantenido y redoblado la persecución policial contra los vendedores ambulantes del “top manta”.
Por ello, articular un nuevo espacio o frente anticapitalista y de clase en el Estado Español es hoy más necesario que nunca. Para enfrentar mediante la movilización la situación de crisis, paro, precariedad y miseria en la que nos encontramos. Que combata los intentos de regeneración del Régimen del ’78 y los pactos “por arriba” como el que están negociando Podemos e Izquierda Unida con el PSOE para formar un “gobierno de progreso”.
Un programa que abra el camino a una ruptura anticapitalista con el Régimen del ‘78
Ante la ofensiva sin tregua de los capitalistas y los intentos de que se nos cuele una “segunda transición” que regenere al Régimen del ‘78, la iniciativa “No hay tiempo que perder” plantea la necesidad de impulsar un programa de salida obrera y popular a la crisis capitalista y del régimen político.
Una comisión de trabajo surgida del primer Encuentro ha elaborado un borrador de programa que se debatirá y aprobará en el Encuentro Madrid, para lo cual se estableció un “Reglamento para el debate y la participación”.
Este borrador de programa plantea medidas para dar “respuesta a las demandas democráticas y sociales que se vienen expresando en la calle de 2011 en adelante”. Entre ellas, para “acabar con la casta de políticos capitalistas”, defiende que ningún cargo público cobre más que el salario medio de un trabajador cualificado, terminar con el Senado y elegir una única Cámara legislativa y ejecutiva.
En defensa de “todos los derechos democráticos”, luchamos por la abolición de la Ley Mordaza, el derecho de las mujeres a disponer de su propio cuerpo, la disolución de tribunales y legislación de excepción como las Leyes Antiterroristas o la Audiencia Nacional y la libertad y desprocesamiento de todos los presos por luchar.
Asimismo, un apartado sobre las grandes “demandas democráticas que siguen pendientes desde la Dictadura”, defiende hacer efectiva la separación de la Iglesia y el Estado, el fin de la Monarquía, la salida de la OTAN, así como la retirada de todas las tropas españolas en el extranjero y la devolución de los enclaves coloniales de Ceuta y Melilla.
La defensa del derecho de autodeterminación para todas las nacionalidades que hoy están dentro del Estado español es también uno de sus ejes, una tarea a conquistar mediante la movilización, en forma independiente del Régimen y la Corona, así como de los representantes políticos de la burguesía.
La propuesta de programa incorpora también medidas para “una salida obrera a la crisis”, como la prohibición de los despidos y el reparto de horas de trabajo sin reducción salarial, la nacionalización y puesta bajo el control de sus trabajadores de toda empresa que cierre o despida, terminar con los desahucios y expropiar los pisos vacíos en manos de la banca y los especuladores.
La defensa de unos servicios públicos gratuitos, universales y de calidad es otro de sus puntos centrales, así como el no pago de la deuda, la nacionalización de todo el sistema financiero, de los sectores estratégicos, las grandes empresas y la aplicación de fuertes impuestos a las grandes fortunas.
Finalmente, plantea que las grandes demandas democráticas no son algo conquistable dentro del régimen político heredero de la Dictadura franquista, tampoco por medio de un “proceso constituyente” limitado que nazca de sus entrañas. En contra de esta ilusión,defiende que la única forma en que se podría conquistar un proceso de este tipo realmente libre y soberano sería por medio de la organización y métodos de lucha de la clase trabajadora y los sectores populares.
Una perspectiva relacionada a la necesidad de terminar con el Régimen del ‘78 y conquistar un gobierno de los trabajadores y sectores populares, como parte de la lucha por una Europa de los trabajadores y los pueblos contra la UE del capital y la Europa fortaleza.
Hacia un gran Encuentro Estatal en Madrid
El encuentro que tendrá lugar el 2 de abril, estará precedido de presentaciones o asambleas regionales en varias ciudades del Estado y será la culminación de un proceso de debate abierto para la construcción de un nuevo frente político, alternativo a las principales organizaciones de la izquierda reformista.
Un frente que tiene por delante el desafío de levantar un programa para dar respuesta a las grandes demandas democráticas y sociales desde una perspectiva anticapitalista y de lucha contra el régimen político, a la vez que enfrentar a las burocracias sindicales y aportar al desarrollo de la lucha de clases.
Los y las militantes de Clase contra Clase estamos comprometidos con el desarrollo de esta iniciativa. Nos proponemos contribuir con la construcción de un nuevo movimiento político anticapitalista y de clase que pueda dar cuerpo a “una hipótesis alternativa a la del nuevo reformismo, que combata tanto el escepticismo respecto a la movilización social como los cantos de sirena de una nueva transición. Y, sobre todo, que se prepare realmente para tomar el cielo por asalto… y no por consenso y con la bendición de su majestad.”