Los grandes sindicatos acaban de firmar una capitulación histórica con la nueva reforma laboral. Esta nueva reforma ha sido acordada entre UGT, CCOO, la CEOE (la patronal) y el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos-PCE, con la dirección de Yolanda Diaz.
Lunes 17 de enero de 2022
Es un autentico escándalo que el Partido Comunista de España diga que esta “a favor de la reforma laboral para que la clase trabajadora recupere y avance en derechos”. Decir que se “recuperan” y que se “avanzan” en derechos es una completa estafa y refleja el grado de integración de este partido en el régimen capitalista del 78, si alguno lo dudaba ya con su entrada en el gobierno socioliberal de Pedro Sánchez.
Y es que a pesar de la verborrea de Casado, tuvo que decir que “Sánchez ha tenido que asumir que no deroga nada” y que es “humo”. Y la patronal de la CEOE tuvo que decir que la ley “mantiene intacto el 95% de la reforma laboral de 2012”, como reconoció sin ambages su Vicepresidente Lorenzo Amor.
La realidad es que los cientos de miles de personas precarias (como en Telepizza) seguimos con trabajos basura, salarios de miseria y un futuro peor de lo que había cuando miles de jóvenes salimos en mayo de 2011 para decir que estamos hartos y hartas de ser una mercancía para la patronal y los banqueros. No solo los y las trabajadoras mas precarias no hemos avanzado absolutamente nada con esta reforma, sino que para el conjunto de la clase obrera esta reforma ha acabado incluyendo los grandes ataques de los gobiernos de Zapatero y de Rajoy de 2010 y 2012 contra los cuales millones salimos a luchar a las calles a pesar del freno de las direcciones sindicales.
En aquel momento la burocracia sindical de UGT y CCOO se vio obligada a convocar dos huelgas bien atadas, bien domesticadas, y apartadas de las luchas obreras y de la juventud del 15M, con el objetivo, como ya avisamos, de controlar y mas tarde firmar algún acuerdo con la patronal que no acabase por ser la piedra de toque de un régimen político de representación hipercuestionado. Han pasado mas de diez años, y gracias al Gobierno de PSOE y Unidos Podemos la patronal y los banqueros ya pueden respirar tranquilos. Justo cuando la extrema derecha esta creciendo y afianzándose, y que ya rascan votos en algunos barrios obreros o mas humildes, las direcciones sindicales no se les ocurre otra cosa que firmar una capitulación histórica para las demandas del movimiento obrero.
Algunos intelectuales como Daniel Bernabé han dicho que los que estamos en contra de la reforma laboral tendremos que explicar nuestra postura a los trabajadores desprotegidos. Resulta paradójico que lo diga. Porque es eso lo que hemos estado esperando los y las trabajadoras de las direcciones sindicales cuando estaban negociando con la patronal y el gobierno a puerta cerrada y sin posibilidad de que ningún trabajador o trabajadora tomase parte alguna.
¿Cómo es posible que solo dos personas decidan qué se negocia y qué no, en nombre de millones de personas asalariadas? ¿Qué clase de representación obrera es esa donde se les niega a las plantillas el derecho a votar lo que se negocia? Cuando en una negociación los representantes sindicales negocian con la patronal lo que les da la gana y a espaldas de la plantilla sin la decisión de la asamblea, lo mas democrático es echarlos de las reuniones. Por que las elecciones sindicales cada 4 años (y menos para estos burócratas que nadie les vota) deciden la estrategia de lucha. Eso solo lo deciden todos los luchadores ¿A que grado de burocratización y amiguismo con la patronal han llegado estos sindicatos que dos personas tienen este enorme poder de veto?.
Para colmo Unai Sordo y Pepe Álvarez, los secretarios de CCOO y UGT, salieron a defender la reforma laboral contra los partidos que pretendían enmendar por izquierda la reforma, erigiéndose como abogados de la patronal y resignándose a aceptar “lo que hay”. Pero lógicamente es “lo que hay” por que en ningún momento las direcciones sindicales (aun incluso habiendo llegado el “gobierno mas progresista de la historia”) se propusieron un plan de lucha para echar abajo los últimos ataques de la patronal. Ni movilizaciones, ni tan siquiera alguna de sus huelgas domesticadas. Ya no se recuerda la ultima que los grandes sindicatos llamaron a grandes movilizaciones y han estado desaparecidos durante casi una década. ¿Desde cuando la patronal acepta tocar sus intereses pacíficamente y sin que la clase obrera se movilice? Hasta cualquier recién iniciado sabe que hasta la petición mas elemental y ridícula, te obliga a derivar el problema a Inspección de Trabajo.
Pero esto no es un problema de inmadurez sino de claudicación. Los sindicatos decidieron aceptar los brutales ataques de 2010 y 2012, sin pelea alguna. Y con la guía de Podemos, el Partido Comunista de España e IU. Esa es la realidad. Cambiando la formulación de Bernabé, estos cómplices tendrán que explicar a los y las trabajadoras como pueden aceptar el despido de 33 días, o la inaplicación de los derechos de un convenio cuando a la patronal le de la gana, por no decir que el problema de la subcontratacion cambiara de forma pero seguirá igual, o que los salarios a pesar del aumento de precios seguirá sin indexarse al IPC. Bueno, por no incluir que la patronal seguirá sin pagar el SMI porque el gobierno deja a las empresas que hagan lo que quieren, como se demostró en Telepizza. Y aquí nadie paga.
Los sindicatos gallegos y vascos ya plantearon los limites de lo negociado, y la izquierda sindical del resto del estado han salido a denunciar el “montaje mediático de los sindicatos del Régimen”. Pero para que no sea un grito al aire es necesario una respuesta unificada de toda la izquierda sindical en todo el estado, y de todos aquellas organizaciones sindicales, sociales y de clase que se opongan a la reforma laboral y la represión contra la clase obrera que, por ejemplo hoy en Cádiz, sufre la represión política por parte del Gobierno “mas progresista de la historia”, y que luchen contra décadas de precarización laboral.
Asier Guerrero
Delegado sindical de CGT Telepizza y militante de CRT