La mañana de este miércoles el presidente se refirió a la gira que sostuvo entre los días 8 y 11 de este mes y de la cual regresó el día de ayer. Dijo que "nos trataron muy bien" en Colombia y México mientras el presidente chileno, Gabriel Boric, reprimía las protestas a 50 años del golpe de Pinochet.
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Miércoles 13 de septiembre de 2023
Este miércoles el presidente retornó a sus actividades usuales luego de ausentarse desde el pasado viernes 8 para asistir a su gira por Colombia y Chile, en donde se reunió con los mandatarios de ambos países. La mañana de hoy hizo hincapié en que el trato fue positivo.
Nos fue muy bien en el viaje y se constató una vez más el amor, el respeto que le tienen en Colombia y en Chile el amor que le tienen a México, por eso nos trataron muy bien.
Afirmó también que en Chile se tiene en buena estima a México por garantizar el exilio a varios refugiados y perseguidos por la dictadura pinochetista. Lo que no menciona es justamente quién estaba detrás de esa política.
Y es que sería escandaloso para AMLO reivindicar abiertamente al PRI (de otro modo, ¿por qué fundar el Morena y no retornar al tricolor?). El golpe de Estado en Chile se dio el martes 11 de septiembre de 1973, es decir, durante el sexenio de Luis Echeverría, uno de los responsables de la matanza de 1968 y que apenas dos años antes, a siete meses de haber asumido la presidencia, orquestó una segunda matanza en el barrio de San Cosme.
Paradójicamente, varios de los activistas de 1968 y 1971 fueron al exilio precisamente en Chile para escapar de la persecución de Echeverría y el PRI. Hacia afuera, sin embargo, Echeverría tomaba una retórica populista y de "izquierda" hablando contra el imperialismo. Esta fachada pseudo-democrática hizo que, luego de los golpes de Estado de la Operación Cóndor, y amparado en la tradición de México de otorgar asilo a extranjeros que así lo soliciten, México abriera sus puertas a varios disidentes chilenos. De tal modo que los exiliados chilenos, argentinos y uruguayos se refirieron a México como la "dicta-blanda".
Hacia adentro, en cambio, en México la persecución a la disidencia continuaba, como lo demostró la cacería que llevó adelante la Dirección Federal de Seguridad y su brazo clandestino, la Brigada Blanca, para exterminar a las guerrillas de Lucio Cabañas y de la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Ahora el papel se revierte y es AMLO el que va a Chile y recibe elogios por las políticas de Echeverría mientras su homólogo chileno, Gabriel Boric, reprimía a las marchas que se llevaron a cabo para conmemorar y repudiar los 50 años del golpe de Estado. Sobre ese mismo eje, aunque AMLO se identifique con Petro y Boric y sean de una corriente política similar, opuestos al neoliberalismo, AMLO tampoco menciona la herencia de la dictadura.
No se trata de algo menor, ya que en 2019 las masas chilenas se levantaron bajo el grito de "no son 30 pesos, son 30 años", en referencia al aumento del costo del boleto del metro, que parecía una nimiedad pero que fue la gota que derramó el vaso para amplios sectores de chilenos hartos de neoliberalismo en su país. Este levantamiento llevó a la presidencia a Gabriel Boric.
Pero Boric, además de reprimir las marchas por el 50 aniversario del golpe, ha mantenido intactas varias políticas de su antecesor, el derechista Sebastián Piñera: la militarización de la araucanía (territorio poblado por la comunidad indígena mapuche), impunidad para los represores de la revuelta, mantener el saqueo de las trasnacionales imperialistas de los recursos naturales, así como la propia constitución aprobada por Pinochet son algunas de los pilares del régimen que Boric no se atrevió a tocar a pesar de su discurso de apertura democrática que ha permitido hablar abiertamente del golpe de Estado en el país andino.
Acerca de la constitución, es menester señalar que, aunque se llevó a cabo una Asamblea Constituyente, no fue libre ni soberana, sino que tuvo en su interior los mismos mecanismos restrictivos que el congreso chileno de tener la aprobación de 2/3 para aceptar reformas, lo cual implicaba negociar con la derecha. Poco a poco las demandas al interior de la Asamblea Constituyente fueron llevadas a un callejón sin salida, de modo que en el referéndum de aprobación de esta nueva carta magna, los chilenos votaron masivamente por el "NO", ya que no se veían reflejadas sus demandas.
Es así que hoy en Chile sigue vigente la herencia de la dictadura y la constitución que impuso con sangre Pinochet. Nada de eso mencionó AMLO, por supuesto. Tanto él como Boric no pretenden cuestionar a fondo los pilares que sustentan el régimen capitalista, sino dar reformas que mantengan la continuidad de la precarización de la vida y sin cuestionar el carácter dependiente y subordinado de nuestros países. Por ello es que, tanto en Chile como en México, levantamos una red internacional de diarios La Izquierda Diario dando el punto de vista de los trabajadores y sectores en lucha en miras de construir una alternativa política contra aquellos que, como AMLO y Boric, se dicen antineoliberales pero no anticapitalistas (mucho menos socialistas).