Este miércoles en Madrid, apareció tirada la placa en memoria de Yolanda González, la joven militante trotskista asesinada en 1980 por la ultraderecha durante la Transición.
Miércoles 11 de mayo de 2016
Foto: Facebook
Así lo explica en la página de Facebook en su memoria: "De nuevo han vuelto a tirar la placa y borrar el nombre de nuestra querida Yolanda. Para los que creemos que Yolanda fue y es la memoria de nuestra vida como luchadora y defensora de las libertades, denunciamos el odio y el desprecio de estos grupos de extrema derecha que siguen queriendo hacer daño a sus familiares y amigos; y ante todo a lo que representa, a la mujer joven luchadora... Yolanda no murió, se multiplicó. Y eso, por muchas placas que rompan y borren no lo van a parar".
De nuevo han vuelto a tirar la placa y borrar el nombre de nuestra querida Yolanda.
Para los que creemos que... https://t.co/TCRQwwIxjW— Yolanda Gonzalez (@YGnzalez) 11 de mayo de 2016
Inmediatamente el Ayuntamiento de Madrid anunció que volverá a reponer la placa, ante lo que la concejala-presidenta de Latina, Esther Gómez, en su cuenta de Twitter considera una "nueva e intolerable agresión".
También otros políticos de Ahora Madrid, como el delegado de Economía y Hacienda, Carlos Sánchez Mato, calificó de "vergonzoso" a lo que considera un "atentado a la memoria de Yolanda González.
Hace 36 años, Yolanda González, cuando tenía 19 años fue brutalmente asesinada en la noche del 1º de febrero de 1980, en Madrid donde cursaba sus estudios y militaba en el PST.
Fue secuestrada por un comando de cuatro integrantes de “Fuerza Nueva”, el partido del fascista Blas Piñar, una de las organizaciones ultraderechistas que actuaban con total impunidad durante la Transición. Fueron a buscarla a su piso en el barrio de Vallecas, para torturarla y asesinarla con varios disparos en la cabeza y después arrojar su cuerpo en una cuneta de la carretera de San Martín de Valdeiglesias.
Tras haber cumplido sólo 14 años de prisión, su asesino está libre y trabaja como asesor de las fuerzas represivas del Estado español.
A fines de febrero del 2013, en un artículo publicado por el diario El País, salía a la luz que Emilio Hellín Moro, el asesino confeso de Yolanda González en 1980, desde hace varios años trabaja “para los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado en casos judicializados y forma a sus agentes en técnicas forenses de espionaje y rastreo informático” bajo el nombre falso de Luis Enrique Helling.
Los asesinos del Franquismo y la Transición continúan caminando libremente por las calles y sus crímenes gozan de total impunidad. Y el asesino de Yolanda se encontraba trabajando como asesor de “seguridad” para organismos de represión del Estado desde 2006 en adelante, cerrando así el círculo de complicidades e impunidad entre el Régimen surgido de la Transición y los asesinos de los luchadores obreros y populares.