En un contexto de reformas laborales y estrategias antidemocráticas, los trabajadores de Mazda enfrentan la imposición de nuevas dirigencias sindicales ilegítimas. La autoorganización surge como la única vía para lograr una representación auténtica y combativa.
Martes 5 de noviembre
Hace un par de años, la transnacional japonesa permitió que líderes sindicales de la CTM, CATEM y otros gremios, de manera antidemocrática, impusieran recursos legales para disputar la titularidad del Contrato Colectivo de Trabajo, provocando un caos sindical que generó una crisis de desconfianza entre los casi 4 mil trabajadores.
Apoyándose en la reforma laboral que permite arrebatar contratos laborales mediante procedimientos administrativos y no por la vía de la democracia directa, varias centrales y sindicatos —con el consentimiento y complicidad de la empresa— comenzaron a disputar la representatividad de la base laboral. Esta pugna legal obligó a los trabajadores a votar en más de dos ocasiones por supuestos representantes sindicales que ni siquiera conocían, generando gran confusión entre ellos.
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Esto provocó un profundo hartazgo y ahondó aún más la desconfianza en el sindicalismo dentro del centro laboral. En el proceso, ninguna de las centrales involucradas informó de los acontecimientos a la base trabajadora. Eventualmente, los charros sindicales de la CTM mantuvieron el control de la vida sindical por más de un año sin ninguna rendición de cuentas.
Recientemente, se dio a conocer que la CATEM, central alineada con el gobierno de la 4T y liderada por el ex cetemista Pedro Haces, ganó la disputa por la representatividad. Esto significa que Carlos Aceves Del Olmo, veterano dirigente de la CTM, y el Comité Ejecutivo local, ahora cooptado, deberán ceder las oficinas sindicales en los próximos días. Así, una vez más, los trabajadores enfrentarán la imposición de una representación ilegítima y charra.
A lo largo de los años, los trabajadores de Mazda han demostrado su capacidad para organizarse y defender sus derechos. Hace cerca de tres años, un grupo de obreros valientes se organizó de forma autónoma para enfrentar al charro cetemista, pero lamentablemente fueron detenidos mediante despidos estratégicos. Posteriormente, otro grupo pequeño asumió la lucha por el Comité Ejecutivo y logró arrebatárselo al charro, pero debido a la falta de experiencia política y de una estrategia combativa, terminaron subordinándose a la dirección regional de la CTM, y algunos incluso asumieron prácticas charriles.
Pese a estas dos importantes derrotas, los trabajadores de Mazda no se rindieron. En mayo de 2023, realizaron una huelga para defender su derecho a recibir utilidades, logrando una gran victoria contra charros y patrones.
Hoy, ante la nueva dirección sindical en manos de la CATEM (que ha desplazado a la CTM), es necesario analizar este proceso y reafirmar que la única salida es la autoorganización de todos en la planta. Deben confrontar a los nuevos charros —quienes, al igual que la CTM, están al servicio de las empresas con contratos colectivos— e iniciar una ruta hacia el control de su vida sindical mediante asambleas democráticas, en las que puedan elegir a sus propios representantes. Este paso les permitirá construir un sindicato de y para los trabajadores, una herramienta de lucha orientada a la mejora y el beneficio de todos.
