Carlos Irarrázabal, nuevo obispo auxiliar de Santiago, se refirió sobre el rol de las mujeres en la Iglesia Católica, argumentando que a ellas les gusta estar por debajo. En el caso de los abusos sexuales cometidos por la institución, invita a “mirar hacia adelante”.
Lunes 27 de mayo de 2019
Tras los dichos del Obispo, inmediatamente causó impacto en las víctimas de abuso sexual, como las de Fernando Karadima. Además, Irarrázabal en una entrevista en CNN Chile, anuló el rol de la mujer tomando aspectos de la biblia, donde expresó que “en la última cena no había ninguna mujer sentada a la mesa y eso tenemos que respetarlo también. Jesucristo tomó opciones y no lo hizo ideológicamente"
La designación del cargo es desde la misma voz internacional de la Institución de la Iglesia Católica, el Papa Francisco, quien designó a Carlos Errázuriz y Alberto Lorenzell como obispos auxiliares de Santiago. El primero, el más cuestionado, fue párroco del Sagrado Corazón de Jesús, de donde reemplazó en el cargo al mismo Karadima, y donde Errázuriz tuvo un rol activo en tapar el caso cuando le tocó reemplazar el cargo del abusador, que para la iglesia “fue condenado a una vida de penitencia y oración”.
El Papa Francisco, quien expulsó a Karadima del sacerdocio por la serie de denuncias sexuales en su contra, hoy en la justicia solo ha tenido repercusión en que las víctimas recibirán $ 100 millones por parte de la Iglesia. Tras un duro proceso y encubrimiento por la misma justicia chilena, el sacerdocio pasó dinero incluso de donaciones de feligreses a personas que serían testigos de los abusos.
Recordar que uno de los argumentos y parte de la crisis del Ministerio Público, se da por el caso de los fiscales de Rancagua como Arias, que avisó al fiscal Nacional, Abbott, sobre la formalización por encubrimiento por parte de obispos al interior de la iglesia, y donde 8 días después, la iglesia firmó “Convenio Marco de Colaboración con el Ministerio Público” donde buscaba “favorecer el intercambio de información entre Iglesia y Fiscalía” respecto a denuncias de delitos sexuales. Aspectos que las mismas víctimas de Karadima rechazaron como error ético y legal de Fiscalía, y que terminó en vez de una sentencia, con el pago de 100 millones de parte de la iglesia a las víctimas de abuso sexual, como una forma de resolver rápido.
Irarrázabal, que se refirió a los delitos de Karadima como “revolver un arroz recalentado no sirve de nada", o sobre el rol de la mujer “quizás a ellas mismas les gusta estar en la trastienda” responde a una institución que por años coloca a la mujer 10 pasos atrás del hombre, impidiendo derechos como el aborto legal, libre seguro y gratuito, y satinizando las distintas identidades u orientaciones sexuales. No por nada hace días atrás, la Universidad Católica prohíbe a estudiantes de Derecho alzar la bandera LGTBI en el día internacional contra la homofobia.
La opresión a la diversidad sexual y a las mujeres se ha sostenido en base a una relación entre Iglesia y Estado. En Chile, los gobiernos de la derecha como de la ex Nueva Mayoría han profundizado esta relación a través de subvenciones a complejos educacionales privados. La moral de la iglesia se instala incluso a la hora de poder juzgar a abusadores de dicha institución y los hechos de tráfico de influencias o corrupción lo demuestran.
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Para poder terminar con esta opresión naturalizada, se necesita la separación en todos sus aspectos de la Iglesia y el Estado, que el estado no financie sus instituciones, ni Católica ni Evangélica. Este 1 de junio es la cuenta pública del gobierno de Piñera y el 30 de mayo existe una movilización de rechazo a sus reformas, la unidad de mujeres y diversidad sexual, juventud , trabajadores en un plan de movilización que comience el 30, es clave para frenar los ataques del gobierno de derecha precarizadores, que también los respalda la iglesia.