Este viernes, producto de las presiones internacionales, el peso argentino sufrió una nueva devaluación. Las consecuencias recaen sobre el pueblo trabajador.
Sábado 23 de marzo de 2019 00:34
Los llamados mercados, tanto locales como internacionales, sufrieron este viernes un fuerte golpe tras conocerse que la actividad industrial alemana cumplió tres meses de contracción. La empresa IHS Markit presentó indicadores del sector manufacturero para ese país, para Francia y para la Zona Euro. En los tres casos se evidenció un fuerte retracción. Los datos negativos sembraron inseguridad en las bolsas, que respondieron con importantes caídas.
La noticia de la detención del ex presidente brasileño Michel Temer ensombreció aún más el panorama para los llamados países emergentes, que cerraron la jornada con una fuerte depreciación de sus monedas. El real encabezó la lista con una devaluación del 2.60 %, el peso argentino 1,83 %, el peso chileno 1,80 % y el peso mexicano 1,30 %.
Al mismo tiempo, las acciones de empresas argentinas tuvieron un mal desempeño en la bolsa de Wall Street. Las principales depreciaciones llegaron de la mano de los títulos del sector financiero: Supervielle (-9,3 %), Macro (-9,1 %), Banco Francés (-8,5 %) y Grupo Galicia (-8,2 %) fueron los que tuvieron mayores bajas. Las empresas energéticas también registraron una caída. El listado incluye a Edenor (-7,6 %), Pampa (-7,5 %), Transportadora Gas del Sur (-5,6 %) y Central Puerto (-5,4 %).
A pesar de que el ministro Nicolás Dujovne repita que “lo peor ya pasó”, la economía argentina atraviesa una importante crisis. Cambiemos no deja de sumar “malas noticias” en terreno.
Como ocurrió este jueves, con la publicación del Indec de los datos de empleo y pobreza correspondientes al último trimestre del 2018. En la era Macri lo único que han mejorado han sido las ganancias de los bancos y sectores concentrados. Mientras que cada vez son más los pobres y desocupados.
Las perspectivas sobre la situación económica si bien son inciertas distan de ser optimistas. En el mejor de los casos Cambiemos llegará a las elecciones con recesión e inflación. No puede descartarse que nuevos cimbronazos en los mercados internacionales golpeen nuevamente a la moneda local, empujando una espiral devaluatoria de difícil control.
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