En una reciente entrevista en Radio con Vos, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable Juan Cabandié se refirió a la posibilidad de “canjear deuda por acción climática”.
Miércoles 2 de junio de 2021 14:56
Honrar la deuda a costa del medioambiente
El titular de la cartera ambiental nacional critica por un lado la gestión de Mauricio Macri por el malgasto de dólares del préstamo del FMI en especulación y timba financiera. Sin embargo, no solo asume que esa deuda debe pagarse sin siquiera investigarla, sino que también afirma que “no podemos conseguir dólares sin contaminar”. En ese sentido, propone canjear deuda por acción climática ¿Pero qué significa esto?
El mecanismo de canje casi aritmético de plata por “no contaminar” se crea en 1997 cuando se firma el Protocolo de Kioto entre las grandes potencias industriales, es decir, las más contaminantes. A partir de aquí, para que los países cumplan su “cuota de contaminación posible”, pueden pagarle a países menos industrializados que emitan en total menos gases de efecto invernadero una suma de dinero que vendría a compensar el menoscabo económico que implica su falta de industrialización.
Así es como Cabandié busca homologar el mecanismo para poder canjear parte de la deuda fraudulenta que el gobierno argentino mantiene con el FMI, situación que ya tiene un antecedente cuando en noviembre de 2020 obtuvo 82 mil millones de dólares por avalar la contaminación en otras partes del globo. O sea, no solo se avala la deuda ilegal sino que también se avala el mecanismo por el cual los países ricos pueden contaminar libremente, entregando apenas una fracción de las siderales ganancias que obtienen a los países con fuerzas productivas menos desarrolladas., De esta manera, se busca generar la ficción de un capitalismo menos contaminante, lo cual es totalmente ilusorio. Por el contario, de esta manera se profundiza aún más la dependencia tecnológica y el atraso de la estructura productiva porque se pone el eje en la producción de "servicios ecológicos" tomando a la naturaleza como fuente de negocios.
Greenwashing
Para rematar, el ministro planteó el “compromiso tácito” de invertir esa plata que se dejaría de pagar a los acreedores externos en el desarrollo de “energías limpias”, lo que resulta por lo menos sospechoso viniendo de un gobierno cuya apuesta estratégica es la explotación de petróleo mediante el método del fracking en Neuquén y otras provincias, llegando incluso a subsidiar su explotación con el 25% del así llamado impuesto a las grandes fortunas.
A ello se suma la promoción de la megaminería por parte del Frente de Todos, la profundización del modelo de agronegocios basado en desmonte monocultivos y agrotóxicos, y los proyectos en danza en torno al negocio de los “bonos verdes”, que implica enormes extensiones de plantaciones de coníferas en la Patagonia y el litoral como parte de los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL) dónde grandes fondos de inversión acreedores del país como Black Rock, han volcado sus negocios.
Todo un combo que solo profundizará los rasgos semicoloniales del país, aumentando la dependencia y el atraso de la economía nacional acelerando la degradación del ambiente.
La apuesta de Cabandié expresa los límites de los proyectos “progresistas” de administrar la miseria en los marcos del capitalismo, donde el diktat de la deuda es el eje articulador de la política de gobiernos y Estado. Sometiendo al país a este saqueo, no hay posibilidad de ninguna alternativa ambiental. Incluso los anuncios de reconversión energética no son sino nuevas oportunidades para los negocios imperialistas de las grandes multinacionales, como lo demuestran las represas planificadas en Santa Cruz, o los parques eólicos proyectados en Chubut.
Este tipo de mecanismos intenta lavarle la cara al lugar principal del capitalismo en la crisis climática y ambiental, suponiendo que de esta manera se atenúan sus impactos.
No existe un “capitalismo verde” capaz de sobrellevar el desastre ambiental global en el que estamos inmersos. El propio capitalismo y su naturaleza depredatoria es el problema. Solo mediante una economía planificada por los propios trabajadores y las comunidades, no guiada por el afán de ganancias y riqueza, podremos pensar en una salida ecológica y sustentable al problema de la devastación ambiental y el cambio climático.