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Red Internacional
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Política. Piñera asegura que la rebelión del 2019 fue “un golpe de Estado no tradicional”

En su visita a Argentina, el ex presidente Sebastián Piñera planteó que la rebelión popular del 2019 fue “un golpe de Estado no tradicional” en su contra, donde estuvieron involucrados países como Cuba y Venezuela.

Sábado 23 de septiembre de 2023

En medio de la entrevista, Eduardo Feinmann periodista Argentino, le dijo a Sebastián Piñera, “alguien tiene que decirlo”, sobre el “avance cubano, venezolano” que el 2019 habría intentado “hacerle un golpe de Estado”.

La respuesta del ex presidente Piñera fue afirmativa. Para él, “fue un golpe de Estado no tradicional, porque no fueron las Fuerzas Armadas (...). Este fue un golpe de Estado para debilitar las bases mismas de la democracia y usaron brutalmente la violencia. Era una violencia irracional, estaban dispuestos a destruirlo y quemarlo todo, Iglesias, colegios, hospitales, monumentos, plantas de energía, lo que se cruzara en su camino”.

Desde un comienzo las grandes movilizaciones que hicieron temblar los cimientos que sostienen la constitución del 80´, el gobierno las explicaba argumentando que gobiernos extranjeros de izquierda estaban saboteando su mandato, y en segundo lugar, planteaba una línea de criminalización de quienes salían a las calles, buscando diluir las demandas, las cuales empezaban a agarrar fuerza, tales como la lucha por una asamblea constituyente libre y soberana, el fin a las AFP; a las ISAPRES; al CAE, la conquista de una salud y educación gratuitas y de calidad, los derechos a los pueblos originarios, entre otras demandas.

La crisis del modelo neoliberal en Chile tenía como principales responsables, tanto a la dictadura de Pinochet, pero también a todos los partidos que fueron parte de la “transición pactada”, como lo fue la ex concertación, quienes siguieron profundizando la constitución de Pinochet a través de políticas privatizadoras.

Si bien una de las consignas principales de la rebelión fue el “Fuera Piñera”, que millones estuvieron agitando en las calles, fue una consigna que algunos partidos de la ex concertación, el Partido Comunista y el Frente Amplio, dejaron de lado bastante rápido. El desarrollo de la movilización alcanzó su mayor fortaleza el 12 de noviembre del 2019.

Para Matías Maiello, autor de De la movilización a la revolución, “La jornada de paro de este martes 12, que fue el más importante desde el fin de la dictadura, fue una muestra, justamente,(...) de la irrupción (parcial por cierto) del movimiento obrero con peso propio, ya no simplemente como parte de la “ciudadanía”. Superando el rutinarismo de las direcciones burocráticas de la Mesa de Unidad Social, el paro fue casi total en las ramas de salud y educación, así como trabajadores públicos y municipales, con los portuarios como sector más resuelto, que paralizó casi el 95% de los puertos y arrastró en menor medida a sectores mineros. Sin embargo, quedaron sin paralizar áreas estratégicas del transporte público, aeropuertos, industrias o pasos fronterizos, así como en sectores como forestales. Por su parte, los cortes y movilizaciones impidieron el funcionamiento normal del transporte público terrestre e interurbano. Cientos de cortes y barricadas se extendieron por todo el país, así como las movilizaciones masivas que marcaron una jornada donde se mostró la fortaleza de la unidad de trabajadores, jóvenes, y sectores populares.”

[Para seguir leyendo] Chile: Rebelión en el oasis https://www.laizquierdadiario.cl/Pa...

Un año después la ex presidenta de la UDI, Jacqueline Van Rysselberghe, planteaba que “El gobierno estuvo muy cerca de caer, más cerca de lo que la gente piensa”.

Pese a la fuerza de la movilización, no hubo nunca un traspaso de poder, donde los organismos que se empezaban a configurar, como lo fue el comité de emergencia y resguardo en Antofagasta, faltó que se desarrollara y expandiera. El “golpe de Estado no tradicional”, o “golpe Blanco” como planteaba Van Rysselberghe, fue algo que nunca se realizó. El desvío institucional del proceso de lucha de clases que se desarrolló el 2019, desvío que se denominó “acuerdo por la paz”, no solo salvó a Piñera de su caída, sino que también a todo el régimen pinochetista, a la vez que oxigenaba a partidos que venían en profundas crisis.

A 4 años de la rebelión, las demandas por las que peleamos millones en las calles, siguen completamente vigentes. En un escenario en donde la crisis social y económica se profundiza a nivel mundial, el nuevo fraude constitucional no tiene nada que ofrecernos. Hay que retomar el camino de la organización y movilización, para enfrentar a la derecha y conquistar nuestras demandas más profundas.