“La paz es una elegía a un joven con el corazón destrozado por el lunar
de una mujer, no por una bala o por una bomba”
Fragmento del poemario "Estado de sitio" escrito por Mahmud Darwix en torno al sitio de Cisjordania de 2001-2002. [1]
Estos versos denuncian que hasta el derecho a la belleza, al amor le tratan de quitar al pueblo palestino desde hace décadas. Señalan en realidad la negación del derecho a la vida, la vida que el Estado genocida de Israel le arrebata a los y las palestinas. Versos que nos llevan a aquellos de Marwan Makhoul. [2]:
Para escribir una poesía
que no sea política
debo escuchar a los pájaros.
Pero para escuchar a los pájaros
hace falta que cese el bombardeo.
Cómo escribir del amor o de los pájaros si son ya más de 10.000 los asesinados desde que comenzó esta ofensiva aprobada por los gobiernos imperialistas del mundo, que siguen repitiendo que Israel tiene derecho a defenderse, mientras retuercen las palabras para justificar esta limpieza étnica televisada. Gobiernos de la OTAN y de la UE que tienen las manos manchadas de sangre.
A pesar de lo que intentan justificar con su relato, están asesinando a todo un pueblo: niños, sanitarios, médicos y también poetas. El 23 de octubre leíamos la noticia de que había muerto bajo las bombas israelís la poeta y novelista palestina Heba Abu Nada, a los 32 años, en la localidad Khan Yunis, que había dejado unos versos la noche anterior, que comenzaban:
La noche en la ciudad es oscura,
excepto por el brillo de los
misiles.
El conocido teórico literario palestino Edward Said, teniendo muy en mente la realidad de su tierra, hablaba en Cultura e imperialismo de la energía que desde el exilio, desde “las dislocaciones masivas, la pérdida, la miseria y los horrores experimentados en nuestro siglo por las vidas mutiladas de las masas migratorias” podía emerger una “misión intelectual nacida en la resistencia y la oposición al confinamiento y los estragos del imperialismo”. Y esa energía que tratan de acallar las armas israelís, algunas de ellas compradas a Estados Unidos o países de la UE como el Estado español, por cierto, se empeña en alzarse también a través de la poesía de autores palestinos. Vaya aquí una mínima muestra de esa poesía de resistencia y denuncia; que sus versos resuenen y que algo arda.
Fadwa Tuqan, llamada a menudo “la madre de la poesía palestina”, nació en 1917 en la ciudad palestina de Nablus. Si bien sus primeros poemas son de un cariz más personal, tras la Nakba en 1948 -la imposición del Estado de Israel y el éxodo palestino- su poesía gira hacia el compromiso político, algo que no hace más que profundizarse tras la gran ofensiva israelí de 1967, cuando ocupa militarmente gran parte del territorio palestino, incluida la ciudad natal de la poeta, y se instaura un absoluto régimen de apartheid que hasta hoy continúa mientras todos los países imperialistas continúan sus tratados y negocios con Israel. Este compromiso se ve con claridad en los últimos cinco de los ocho diwanes (colecciones de poemas) que escribió a lo largo de cincuenta años. Se cita a menudo su poema “La libertad del pueblo” que transmite un espíritu de lucha inamovible, del que dejamos aquí un fragmento y “Solo quiero estar en su seno”, un canto de amor a una tierra que no quieren dejar ser:
“La libertad del pueblo” (fragmento)
¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!
Continuaré escribiendo su nombre al combatir:
en la tierra, en los muros, en las puertas,
contra las brechas de las casas;
en la mezquita y el ara de la Virgen,
por todos los caminos de las fincas.
Por todas las colinas, las pendientes,
las calles, las esquinas.
En la cárcel y el calabozo de tortura.
En las maderas de las horcas.
Solo quiero estar en su seno
Sólo quiero morir en mi tierra,
Que me entierren en ella,
Fundirme y desvanecerme en su fertilidad
Para resucitar siendo hierba en mi tierra,
Resucitar siendo flor
Que deshoje un niño crecido
En mi país.
Sólo quiero estar en el seno de mi patria
Siendo tierra
Hierba
O flor
Perteneciente al poemario: La noche y los jinetes (1969), Traducido del árabe por María Luisa Prieto. En esta web dirigida por la profesora María Luisa Prieto se pueden leer varios de sus poemas traducidos por ella al castellano.
Samih Al-Qasim nació en 1939 en Rama, bajo mandato británico. No olvidemos que desde 1915 Gran Bretaña ejercía una dominación colonial sobre Palestina, en 1922 legalizada como protectorado gracias a la Liga de las Naciones, el antecesor de la ONU. Es Inglaterra la que tan pronto como en 1917 empieza a ofrecer espacio a la burguesía financiera sionista, lo que resulta en la instalación de miles de colonos judíos en la zona. Tras la Nakba su familia permaneció en Galilea, que pasó a ser Israel, donde pasaron a ser ciudadanos de tercera bajo un régimen de apartheid. Fue maestro de escuela, militante e intervino en la fundación de la organización La Tierra, opuesta al gobierno sionista.
Tiene una extensa producción de poesía en la cual, aunque con cierto impulso nacionalista, canta a la resistencia palestina. A continuación, se puede leer completo “Kufr Qasim” un poema improvisado por el poeta en 1965, cuando un grupo de jóvenes palestino regresó a la aldea del mismo nombre, lugar de la conocida como “Masacre de Kufr Qasim” 9 años antes, en la que la Policía de Frontera de Israel asesinó a trabajadores árabes que volvían de sus lugares de trabajo tras un toque de queda impuesto durante ese día, sin haber sido informados. Asesinaron a 48 personas, entre ellas 6 mujeres, una de ellas embarazada, y 23 menores. En 1965 quisieron volver para conmemorar la fecha, algo que el gobierno les impidió, obligando al poeta a improvisar tras las alambradas.
Kufr Qasim
A pesar de la noche del oprobio y las iniquidades,
ya te llega, Kufr Qasim, la misión del combate.
A pesar de la fuerza del tirano, que espumarea de rabia.
A pesar del azude de alambradas que se alza en el sendero.
A pesar del rencor de los fusiles que empuña la injusticia,
hemos llegado aquí. ¡Trágate la vergüenza, gobernante!
Que somos de tu pueblo; sobre el recuerdo de los crímenes
puesto en pie, y sobre la promesa de las víctimas.
Soberbios hijos tuyos, desde la resistente Galilea
venimos para enfrentarnos a la opresión.
Desde el bravo Carmelo te llegamos,
como llamas volando por los campos corruptos.
¡Amadísimas tumbas!... Otras tumbas que no lo parecen
os saludan mil veces. ¿Qué consuelo traeros,
si en la familia del dolor somos hermanos?
Por eso te llegamos, urgiéndote, Kufr Qasim,
a que despiertes... ¡Responde a la llamada!
Mahmud Darwish, con cuyos versos abríamos este texto, es probablemente uno de los más reconocidos poetas palestinos, es de hecho el poeta árabe más leído y traducido en el mundo. Nació en 1941 en Birwa, en una Palestina bajo mandato británico. En 1948 fue destruida por el ejército sionista, otro recordatorio de que la barbarie israelí sobre el pueblo palestino viene de décadas y décadas atrás, motivo por el cual la familia tuvo que refugiarse en el Líbano. Después de regresar durante unos años y acabar en varias ocasiones en la cárcel por enfrentarse a las autoridades israelís, volvió al exilio en 1971, pasando por distintos países, desde donde escribió gran parte de su obra. La profesora Luz Gómez -recomiendo su blog sobre Darwish-, que ha estudiado y traducido al autor, ve en su obra una topografía poética de la desposesión palestina.
Recogemos a continuación dos fragmentos de poemas del autor, recomendando encarecidamente leerlos completos. “Vamos a salir” fue escrito a raíz de la invasión de Beirut por Israel en el verano de 1982.
Recordemos qué ocurrió. En junio de 1982 el ejército israelí invadió el sur del Líbano con la operación llamada “Paz para Galilea”, dejando Beirut reducida a añicos y asesinando a más de 16 mil libaneses. Sobre esa derrota, los sionistas y EE.UU. colocaron a Bashir Gemayel como presidente, falangista notable y miembro de una de las familias más ricas, que al poco tiempo fue asesinado. El gobierno israelí lo empleó para llevar a delante una respuesta drástica, que dio lugar a la masacre perpetrada por la falange libanesa, armada y dirigida por el Ejército de Israel, en los campos de refugiados de palestinos de Sabrá y Chatila en el Líbano. La conocida como matanza de abra y Shatila fue recogida en el recomendable documental animado “Vals con Bashir” (Ari Folman, 2008). Acabaron con la vida de más de 3.800 palestinos, que se contabilizaran, porque otros miles de cuerpos descompuestos ni siquiera fueron registrados, perdidos entre los escombros de Beirut. Fue tan terrible que hasta la Asamblea General de la ONU tuvo que declararlo “acto de genocidio”. Sin embargo, el resultado fue declarar que se trataba de una “irresponsabilidad de Sharon”, refiriéndose al por entonces ministro de Defensa Ariel Sharon, que permaneció totalmente impune y acabó siendo primer ministro años después.
Vamos a salir (fragmento)
Y dijimos:
vamos a salir. Dejen, pues, un solo paso para la sangre que
de nosotros ha manado y ha sumergido sus cañones.
Detengan durante cinco minutos el vuelo de los aviones
y dejen de bombardear por mar y tierra otros tres minutos,
para que se vayan los que salen y lleguen los que entran…
[…]
Vamos a juntar los miembros de nuestro cuerpo en unas maletas,
dejen de bombardear durante cinco minutos
para que se laven de los pechos las huellas de antiguos besos
de las elegantes.
Recogido en la antología Desde Palestina traducida por José Martín Arancibia y Kadhim Jihad.
Te mataron en el valle (fragmento)
¡Oh rostro lejano!
Te mataron en el valle
pero no te mataron en mi corazón.
Quiero que reconstruyas mi espontaneidad
oh rostro lejano.
Recuérdanos
cuando te buscamos en la hecatombe.
Que se quede tu brazo que da al mar
y la sangre en los jardines,
y sobre nuestro renacimiento se alce
un puente.
Que se queden todas las azucenas
de la palma húmeda
en su jardín,
pues llegamos.
¿Quién compra a la muerte un billete hoy
sino nosotros? ¿Quién?
Hemos exprimido todas las nubes
de los mapas del mundo
y los poemas de la nostalgia por el país.
Ni su agua riega
ni sus anhelos queman
ni construye un país.
Recuérdanos.
Nosotros te recordamos como un verdor
que surge de cada sangre,
barro y sangre
sol y sangre
flores y sangre
noche y sangre,
y te desearemos
cuando despuntes del valle
y desciendas al valle
cual gacela que nada
en un campo de sangre
sangre
sangre
sangre.
Del poemario Amarte o no amarte (1972) [3]
Ya citamos antes unos versos de Marwan Makhoul, escritor nacido en la alta Galilea en 1979, en una aldea no reconocida oficialmente. Ha publicado, además de poesía, prosa y teatro y ha recibido varios premios, como se puede leer aquí. Recuperamos un fragmento de un poema escrito en 2011 que sabe, a pesar de todo, sacar fuerza certera desde el humor:
Un árabe en el aeropuerto de Ben Gurión (fragmento)
¡Soy árabe!
a gritos reclamé quien era en la puerta del aeropuerto
y así ahorré tiempo para acercarme a la mujer vigilante de seguridad,
le dije: interrógueme, pero
rápido, por favor, porque no quiero llegar tarde
a mi vuelo.
[…]
***
Me preguntó: ¿Quién le hizo la maleta?
Dije: ¡Osama Ben Laden, pero!
tranquila, esta es una broma de una herida de sobra,
una broma para realistas como yo, aquí
en la lucha,
llevo sesenta años luchando y hablando de paz,
no entro a robar los asentamientos,
tampoco dispongo, como ustedes, de ningún tanque
dirigido por un soldado para divertirse en Gaza,
no he tirado ninguna granada Apache según mis antecedentes personales
no porque no sea capaz de hacerlo
sino, porque a lo ancho del horizonte advierto el alcance del hastío
de una revolución pacífica en extravío y
porque tengo buenos modales. [4]
Náhida Izzat nació en 1960 en Jerusalén y tuvo que exiliarse tras la ofensiva israelí de 1967. En su poesía describe la vida del pueblo palestino, marcado por las masacres y la destrucción. En “¡Mírame!”, del que incluimos un fragmento, explica por qué no puede escribir poemas de amor, algo que nos retrotrae a los dos primeros poemas citados. En “Quiero contarle al mundo”, del que exponemos también un fragmento, recoge una serie de escenas que muestran una Palestina que no dejan ser.
Mírame (fragmento)
Hay un puñal en mi corazón.
Estoy herida,
herida.
Sangro.
Tiemblo.
Grito. [5]
Quiero contarle al mundo (fragmento)
Quiero contarte un cuento sobre una llave que no fue usada…
…sobre un aula de clases a la que no se acudió…
…sobre un patio de recreo que fue silenciado…
…sobre un libro que no fue leído…
…sobre una solitaria granja sitiada y sobre sus frutos que nadie recogió…
…sobre una mentira que no se descubrió…
…un cuento sobre una iglesia en la que ya no se reza…
…y una mezquita que ya no está en pie…
…y una cultura de la que ya no se disfruta…
Quiero contar un cuento sobre un techo con hierba y lodo…
…sobre una piedra que se enfrentó a un tanque…
…y sobre una empecinada bandera que se niega a ser arriada…
…sobre un espíritu que no puede ser derrotado…
…quiero contarle al mundo un cuento. [6]
Quiero acabar con dos autoras jóvenes, ambas poetas, activistas e intérpretes de su poesía, viviendo en Estados Unidos. La primera de ellas es Suheir Hammad, nacida en Jordania en 1975 pero en Nueva York desde los cinco años, ya que los miembros de la familia tuvieron que emigrar como refugiados. De ella recogeremos, como muestra que invite a investigar el resto de su producción, el final de su poema “Ruptura en racimo”:
Ruptura en racimo (fragmento)
¿Adónde van los corazones de los refugiados?
Rotos, insultados, colocados en un lugar de donde no son,
no quieren que no se les vea.
Enfrentados a la ausencia,
lloramos al otro o no significamos nada.
Mi espina se curva en espiral.
El precipicio corre hacia y desde los seres humanos.
Dejamos atrás bombas de racimo.
Minas de facto.
Dolor en llamas.
Cosecha de tabaco contaminado.
Cosecha de bombas.
Cosecha de dientes de leche.
Cosecha de palmas, humo.
Cosecha de testigos, humo.
Resoluciones, humo.
Salvación, humo.
Redención, humo.
Respira.
No temas
a lo que ha estallado.
Si has de hacerlo,
teme a lo que aún no ha explotado. [7].
Rafeef Ziadah, nacida en el Líbano en 1979, tercera generación de refugiados palestinos, es una artista de la palabra hablada canadiense-palestina muy conocida por las poderosas interpretaciones que realiza de su poesía. Es fundadora de la Coalición Contra el Apartheid Israelí, que promueve la campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones contra Israel (BDS).
Para cerrar este recorrido no hay mejor manera que esta ira de la mujer, desplazada, de color: en todas “Las tonalidades de la ira”. Poema que escribió durante los bombardeos a Gaza de 2008, lo que Israel llamó “Operación Plomo Fundido” y que resultó en la masacre de más de 1400 palestinos, en torno a 300 de ellos niños. En ese contexto hicieron una sentada de protesta en la universidad de Toronto, cuando un soldado israelí la dio una patada en el estómago mientras le decía "te mereces ser violada antes de q tengas hijos terroristas". Bien, esta es la respuesta:
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