El Gobierno ataca de nuevo a los monotributistas que desde enero pagarán aumentos del 52,6% en las tasas de este gravamen. En vísperas de las fiestas y sin derecho al aguinaldo, esta medida hace caer el poder de compra de muchos trabajadores precarizados, que pagan obligatoriamente el monotributo. Un fraude laboral que se mantiene desde hace años y al que sólo la izquierda propone ponerle fin.
Lunes 20 de diciembre de 2021 22:19
“Soy Mariela y soy monotributista, gano $ 63 mil pesos y en enero voy a pagar $4.517 de monotributo por la categoría B. Esto es desastroso porque se suma a otros aumentos, como alquiler, servicios, de la comida día a día. Del sueldo no queda nada, se piensan que las personas no podemos tener otros intereses, darnos algún gusto. Hay que pagar impuestos, servicios y nada más.”
A partir de enero los monotributistas enfrentarán una suba del 52,67% en los topes de facturación de cada categoría y en los importes a pagar cada mes por los contribuyentes.
Esta información que trascendió semanas atrás, cosechando el repudio de miles de monotributistas una vez más, hasta el momento no fue desmentida por la AFIP que dirige Mercedes Marcó Del Pont. El que calla, otorga. ¿Cómo quedan las escalas a partir de estas subas? ¿Quiénes son los más afectados? ¿Por qué el monotributo es un fraude laboral para millones de asalariados?
Sobre esto conversamos con Martín Schabas, contador y especialista en impuestos a quien le preguntamos ¿Cómo se calcula esta suba del 52,6 % o actualización anual?
El monotributo -hasta 2019- se actualizaba anualmente por el índice de movilidad jubilatoria. Es decir, que aumentaba en la misma medida en que aumentaban las jubilaciones. Cuando asumió Alberto Fernández y suspendió la movilidad jubilatoria, el monotributo dejó de actualizarse de esa manera. Por este motivo, durante el año 2020 se demoró la actualización y sucedieron episodios desprolijos y confusos, como el aumento retroactivo del 35% desde enero. La medida fue muy rechazada y tuvo que ser revertida, provocando grandes desórdenes en las cuentas fiscales de casi dos millones de monotributistas. Para el año 2022 volverá a actualizarse de acuerdo a la nueva ley de movilidad jubilatoria (que contempla en partes iguales la variación salarial del RIPTE y el índice de precios minoristas).
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¿Cómo impacta esta suba en los ingresos de los monotributistas?
No perdamos de vista que los monotributistas- en su gran mayoría- son trabajadores de la economía informal o semiformal, como por ejemplo cuentapropistas, pequeños comerciantes. Objetivamente no tienen poder en la formación de precios ni tienen influencia en los mercados para trasladar un aumento de costos fijos a su facturación, esto si lo vemos desde el punto de vista de la reacción de muchas las empresas en situaciones similares. Entonces, frente a una suba de la tasa que pagan para poder facturar, y dado que sus ingresos no aumentan en la misma proporción, el resultado es una pérdida.
Mientras el Estado aumenta la recaudación por esta vía, los trabajadores destinan una mayor proporción de sus ingresos a pagar el monotributo.
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Es común hablar del monotributo como un impuesto, ¿Cómo lo definirías? ¿Sobre quienes recae con mayor fuerza?
El monotributo es, en realidad, un “régimen simplificado para pequeños contribuyentes” que consta de 3 componentes: el componente de salud es fijo, todos pagan el mismo importe. El componente impositivo y el previsional son semifijos, por categorías. El costo de la cuota mensual que paga el monotributista se determina por “parámetros”, siendo el único verdaderamente relevante la facturación anual.
Es decir que dentro del monotributo pueden “convivir” personas que facturan menos de $30.833 mensuales (cat. A) y personas que facturan hasta $308.333 mensuales (cat. K), en promedio, a valores de 2021.-
En algo que coinciden todas las corrientes del pensamiento tributario es en afirmar que pocas cosas son tan regresivas como un impuesto fijo. Debido a que perjudica a quienes menos ingresos tienen y beneficia a quienes más pueden facturar, licuando la incidencia de ese impuesto en su costo. La suba de un impuesto fijo perjudica a los más pequeños, quienes no pueden trasladar los aumentos de costos a precios o en el caso de los asalariados no pueden auto aumentarse el sueldo. Mientras que el aumento del tope máximo de facturación beneficia a quienes utilizan el monotributo como escudo para aparentar ser pequeños y no pagar la carga impositiva que les correspondería, aunque estos casos representan una minoría.
Si no hay marcha atrás con esta suba, ¿se puede entender como un ataque del Gobierno sobre los sectores con menores ingresos y mayor precarización laboral?
Este aumento ya es recibido como un “tarifazo” entre los trabajadores precarizados del sector público y privado, trabajadores de plataformas y pequeños comerciantes que deben mantener el monotributo para poder tener ingresos. También aportes jubilatorios y el acceso a la obra social. Según los datos oficiales del ministerio de Trabajo son 1.712.300 monotributistas y 394.500 monotributistas sociales, los alcanzados por esta suba.
El monotributo, como política fiscal dentro del sistema tributario, previsional y de salud nacional, fue creado con la intención de incluir a pequeños contribuyentes, que se encontraban en la informalidad: Sin realizar aportes jubilatorios (componente previsional), sin acceso a una obra social (componente del sistema de salud) y sin relación con la economía formal (componente impositivo). Sin embargo, para que una política económica consiga el efecto deseado, es muy importante la fineza de los ajustes en la forma en que es implementada. De lo contrario, se corre el riesgo de que el instrumento sea aprovechado y utilizado contra el espíritu para el cual fue creado. Y esto ocurre a lo largo y ancho de todo nuestro sistema impositivo, y especialmente con el monotributo.
El monotributo permitió, por un lado, flexibilizar o precarizar relaciones laborales, tanto en el sector público como en el privado, donde los trabajadores tienen que costearse el monotributo para poder facturar a un empleador encubierto, perdiendo de esa forma casi todos los derechos laborales. Son relaciones de dependencia encubiertas, es fraude laboral.
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Guadalupe Bravo
Nacida en Trenque Lauquen, Provincia de Buenos Aires en 1985. Es economista, recibida en la UBA. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2004. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.