Se extendió la indignación. Asambleas, paros y movilizaciones que exigen, entre otros puntos, “Fuera porros de la UNAM”. El movimiento estudiantil irrumpió en la escena nacional, en el contexto de la transición entre el fin del gobierno de Peña Nieto y la próxima asunción de López Obrador, quien llega al poder con el respaldo de 30 millones de votos.
Miércoles 5 de septiembre de 2018
El brutal ataque porril al mítin del 3 de septiembre pasado frente a Rectoría de la UNAM está relacionado directamente con la lucha iniciada por el paro estudiantil del CCH Azcapotzalco el 27 de agosto, en protesta por la falta de profesores, contra el cobro de cuotas de inscripción y contra el retiro de murales que habían elaborado los alumnos.
Inmediatamente, hubo movilización de otras escuelas de bachillerato en solidaridad con sus compañeros de Azcapotzalco, lo que alarmó a las autoridades de la UNAM, pues estas acciones abren la posibilidad del surgimiento de un proceso de lucha estudiantil a nivel bachillerato. Sobre todo, en medio de la “transición ordenada” que los de “arriba” vienen imponiendo, y donde las expectativas en el próximo gobierno ha desmovilizado a sectores obreros y populares.
El carácter amplio de la marcha de ayer que llegó Rectoría, donde una demanda central fue la gratuidad de la educación pública, hizo recordar a las autoridades la lucha iniciada contra el alza de cuotas en 1999, que llevó al estallamiento de la huelga universitaria que duró ocho meses.
Ya la prensa nacional y las redes independientes han dado cuenta de la participación de personal de Rectoría junto al grupo de choque que atacó e hirió a los jóvenes manifestantes.
¿Por qué esa reaccionaria demostración de fuerzas contra una movilización pacífica fue frente a Rectoría? ¿Por qué este ataque vandálico gozó de tanta impunidad, que superó con mucho a la acción de los porros en el CGH Azcapotzalco para evitar el paro del 27 de agosto pasado? ¿Por qué precisamente, a menos un mes de la conmemoración de los 50 años de la masacre del 2 de octubre de 68 y en plena transición? Es un hecho que tiene varias lecturas donde ninguna se contrapone entre sí.
La hipótesis de que puede ser una acción instigada por los grupos narcos, para que al calor de la Inestabilidad aprovechen para fortalecerse, está totalmente fuera de lugar.
Por un lado, dado que en la UNAM existe un ambiente de estabilidad dado el retroceso producido en el movimiento estudiantil, y también por las treguas que, en el terreno laboral, la dirección del STUNAM ha pactado con rectoría, la preocupación del rector Graue es evitar que surjan tendencias a la reorganización del movimiento estudiantil.
Al mismo tiempo, a las autoridades universitarias les preocupa que nada en la UNAM estorbe la transición acordada entre el gobierno saliente y el entrante, a escasos tres meses del cambio de poderes.
Otro aspecto del análisis de los hechos, es la posibilidad de que esta represión sea una política de un sector más duro del PRI (que es quien controla los grupos porriles universitarios y politécnicos), Esto, con el objetivo de ponerle piedras en el camino al acuerdo pactado entre su partido y el del gobierno entrante, para imponerle condiciones al gobierno entrante y negociar.
O puede ser una política de la misma dirección del PRI, que así estaría mostrando el poder de desestabilización que tiene a través de sus grupos de choque en el movimiento estudiantil. Dando a entender con esto que, pese a perder la presidencia, controlan el aparato represivo formado durante años (muchos de los dirigentes juveniles del PRI salieron de los grupos porriles).
Además, también controlan los sindicatos, otra trinchera desde donde pueden hacerle contrapeso a los aspectos de los planes del gobierno de AMLO con los que no llegaran a acordar.
Y como nada en la UNAM escapa al conocimiento del rector (ya se comprobó documentalmente la colaboración de autoridades universitarias con el grupo atacante), Enrique Grau, cuyo plumaje venía cruzando el pantano sin mancharse, muestra su verdadero carácter autoritario. ¿Será un mensaje de que la UNAM es un territorio que PRI no va a ceder fácilmente al gobierno del Morena?
Sea cual fuere la razón principal de este criminal ataque (hasta hoy impune), la reacción que provocó fue contradictoria. Provocó el rechazo de gran parte de la población, de padres de familia, y principalmente del estudiantado que ya empieza a organizarse.
El descontento en las facultades, prepas y bachilleratos, se está ligando al descontento de otras instituciones como el Politécnico y la UAM.
Es un descontento que expresa también la lucha por la educación pública y gratuita, misma que se enlaza directamente con la lucha contra la reforma educativa.
En un ambiente de mucha politización -sobre todo en la juventud-, una huelga estudiantil pondría a prueba las expectativas depositadas en próximo gobierno de López Obrador. Un gobierno del cual, que varios de los que fueron enemigos y boicoteadores de la heroica huelga de 1999-200 en la UNAM -organizada en el CGH-, hoy forman parte.
Las organizaciones del movimiento obrero y popular, deben rodear de solidaridad efectiva a esta juventud que se resiste a comportarse “correctamente” en este periodo de transición.
Hoy hay condiciones para enfrentar los planes privatizadores contra la educación y para la auto-organización estudiantil que luche por sus demandas y acabe con el porrismo. Y esto, la juventud estudiantil no lo quiere poner a consulta.
Al menos, por lo que corresponde al movimiento estudiantil, la transición empieza a ser menos tersa y más rasposa.
Mario Caballero
Nació en Veracruz, en 1949. Es fundador del Movimiento de Trabajadores Socialistas de México.