Martes 8 de marzo de 2016
El sábado 5 de Marzo, en el centro cultural “EastSide” de la ciudad de Oakland, la artista Violeta Luna presentó en vivo su obra “Por todas! Basta!”
Violeta dedicó su actuación “a aquellas que ya no están entre nosotras, a todas aquellas mujeres que han sido asesinadas”. La obra denuncia fuertemente los crímenes que se han cometido hacia aquellas mujeres y que siguen impunes.
Al entrar al salón se veía un círculo de espectadoras alrededor de la artista, quien junto a una parva de ropa (chaquetas, vestidos y ropa interior) se arrancaba los pétalos de rosas que tenía amarrados a su cabeza con una cinta gruesa y transparente alrededor de la cara. Al hacerlo, parecía quedarse sin aire. Al costado, yacía una chica en el piso.
“Por todas !Basta!” tematiza la ola de femicidios que asola la ciudad de Juárez (Chihuahua), donde cientos de jóvenes trabajadoras son asesinadas, pero busca, también, una salida a tanta opresión, violencia e impunidad, como la obra lo expresa: “¿Qué tipo de revolución se necesita para erradicar tanta violencia?” Como ya sabemos y como la obra lo muestra, estas jóvenes, de entre 14 y 20 años, eran trabajadoras en las maquiladoras al norte de México, muchas de ellas inmigrantes guatemaltecas y salvadoreñas. Sus muertes quedaron impunes.
En una entrevista para La Izquierda Diario, Violeta nos habla de su arte: “Esta colaboración surgió hace un año con el colectivo “rubro obsceno”. Con ellos hicimos una gran investigación y buscamos que se centrara en el tema del feminicidio. Una vez terminada la investigación, comenzamos a desarrollar la obra. La violencia cae sobre el cuerpo de la mujer: el cuerpo que se marca, se tortura y se mutila ¿Cómo hablar de ese cuerpo sin perpetrar más violencia? A menudo los mismos medios de comunicación continúan ejerciendo esa violencia hablando de ‘crímenes pasionales’; de alguna forma matándolas de nuevo. Eran muchos retos: ¿cómo hablar de este cuerpo? Para mí, este cuerpo como territorio político. Esta obra es un arte-acción donde se rompen las fronteras entre el actor y el espectador; entonces todos nos involucramos, todos estamos y formamos parte de este dialogo.
“Parte de la investigación realizada está basada en los textos de Rita Laura Segato y Julia Monárrez Fragoso. En México particularmente se crearon condiciones propicias para que las mujeres no estén protegidas. Como lo digo en la obra, con el tratado de libre comercio se crean las ‘maquilas’ y la búsqueda de mano de obra barata. Muchas de estas mujeres son inmigrantes que vienen de Centroamérica y están completamente desprotegidas. Pero, ¿cuál es el otro tema? ¿Quien perpetúa esta violencia? El hombre. Pero, ¿por qué? Está desempleado, hay una gran falta de educación, está educado para cumplir ciertos roles, a veces la única posibilidad es ser sicarios y ejercen ese poder y ese odio sobre los cuerpos de las personas más cercanas. Por supuesto, nada justifica tal acto, pero es importante preguntarnos: ¿por qué? Estos no son hechos aislados, hay toda una estructura que ha generado todos estos comportamientos. Al norte de México la violencia es muy alta, muchos niños han visto cómo matan a sus padres y amigos, quedándose sin ningún asesoramiento psicológico ¿Quién es el responsable? ¿El asesino?”
La presentación de Violeta Luna fue seguida de un panel de mujeres inmigrantes pertenecientes a la organización “Mujeres unidas y activas,” quienes hablaron de su experiencia como inmigrantes y también como luchadoras.
La obra cierra con la artista cortando la cinta que envuelve su cabeza y depositándola junto con lo que queda de los tallos de rosa encima de la chica que yacía en el suelo. Levantándola, la viste y la despide como si la liberara, como si hubiese vuelto a buscarla, a revivirla. Después, corta la cinta que divide a la audiencia de la escena para hacernos saber, con esa alegoría, que todas somos parte de la misma.